El conato de octubre hay que situarlo en el contexto de extremada tensión en el que se desenvolvió la vida política y social vasca durante el quinquenio republicano. Durante ese mismo verano el gobierno del radical Samper, apoyado por las derechas hostiles a la República, planteó una nueva imposición que vulneraba la concertación económica y una desgravación del consumo del vino que perjudicaba directa y gravemente a las haciendas locales vascas. Los ayuntamientos suscitaron entonces un movimiento de protesta tendente a sustituir, mediante voto indirecto, a las Comisiones Gestoras de las Diputaciones designadas por los partidos en el poder. Se convocaron votaciones para el 12 de agosto, comicios que fueron prohibidos por la autoridad gubernativa. El punto álgido del conflicto fue la Asamblea de Zumarraga del 2 de septiembre disuelta por la fuerza pública. En las Vascongadas, hubo ayuntamientos que dimitieron en bloque y más de mil alcaldes y concejales fueron procesados y encarcelados. En Navarra, el enfrentamiento del PNV con la derecha se debió a la problemática suscitada por la renovación de la Comisión Gestora de la Diputación. Estos incidentes ocasionaron un aminoramiento de las distancias entre los nacionalistas del PNV y la Izquierda (Prieto) en la oposición. Pero, la distensión posterior entre el Gobierno y la Generalidad de Cataluña y los escasos deseos del PNV de vincularse con la conspiración socialista para derrocar al poder determinaron que la Revolución de 1934 fuera obra solamente de las izquierdas: socialistas a los que se sumaron el PCE, Izquierda Comunista, Partido Sindicalista, CNT, Izquierda Republicana y nacionalistas vascos de base.