Lexikoa

RED FLUVIAL

Ríos de la vertiente mediterránea. La red hidrográfica alavesa presenta en conjunto una gran sencillez. A excepción de unos pocos aportes cantábricos, ya descritos, la totalidad de los ríos pertenecen a la vertiente mediterránea como afluentes del Ebro, y drenan el 80 % del territorio provincial. El conjunto se organiza teniendo como colector principal al Zadorra, cuyo trazado, a través de la cuenca de Vitoria primero y hacia el Suroeste más tarde, le permite aglutinar como cuenca a más de 1.340 Km² (equivalentes al 44 % del territorio). El sector occidental está drenado por el Omecillo y el Bayas. Sólo quedan al margen de los ya mencionados la porción riojana al Sur de la sierra de Cantabria y parte de la montaña alavesa que vierte hacia Navarra por medio del Ega, en la misma dirección que lo hace, más al Norte, el Araia al Arakil.

El río Zadorra nace, o mejor, se forma cerca de Opakua, a expensas de un conjunto de arroyos procedentes de manantiales surgidos en la vertiente septentrional de las sierras de Encía e Iturrieta, y se dirige hacia la llanada tomando dirección Este-Oeste. Al paso por tierras de Barrundia recibe al colector del mismo nombre que le lleva los derrames meridionales de la sierra de Elgea. De ahí arranca el embalse de Ullibarri-Gangoa. En dirección al sur y bien instalado en las margas cretácicas de la llanada, es engrosado por las aguas del Santa Engracia y del Urkiola, igualmente embalsados en el pantano de Villarreal. Aguas abajo de Durana describe un recodo para retomar la dirección inicial, esto es Este-Oeste. En este punto aumenta notablemente el caudal gracias a los aportes que llegan desde los montes de Vitoria a través de los ríos Alegría, Errekaberri y, en las proximidades de la capital -que deja en su margen izquierda- el Santo Tomás y el Abendaño. Cuenta ya con un caudal notable, pero con un lecho de escasa pendiente cubierto de depósitos aluviales. El río Zalla por la margen derecha le incorpora los derrames del Gorbea, que atraviesan las tierras de Zigoitia y, poco después, en las proximidades de Iruña, cambia por tercera vez de dirección y abandona la llanada tras desarrollar un tramo de meandros; al dirigirse hacia el Sur por las Conchas de Arganzón, a través del pasillo abierto entre las sierras de Tuyo y Arrieta, inicia el curso bajo, y ya próximo a desembocar incrementa el caudal hasta sobrepasar los 20 m³/segundo con el aporte del río Ayuda que drena el Condado de Treviño. En los 79 Km. de recorrido presenta una pendiente muy escasa, de ahí su escasa capacidad erosiva para ahondar el lecho; desde la llanada apenas desciende 60 m. hasta su nivel de base local en el Ebro, situado a 470 m. de altitud. El río Purón (longitud 15,5 Km.), en el extremo sur-occidental alavés, desarrolla su curso alto, procedente del pico Recuenco, donde nace a 1.100 m. de altitud. Corre encajado, de forma torrencial y sobre un lecho de acusada pendiente. De mayor porte y caudal, aunque modesto en términos absolutos, el Omecillo establece su cuenca en la comarca de Valdegovía; poco antes de cambiar de dirección hacia el Sur, recibe al Tumecillo en término de Villanañe y desemboca, tras un recorrido de 32,5 Km., aguas abajo en Bergüenda.

El Bayas es el río de la comarca de Kuartango, valle que se incrusta en la gran cuesta monoclinal que arma este sector alavés, resultado de la erosión remontante, actuando sobre la estructura monoclinal. Nacido en la vertiente meridional del Gorbea, atraviesa en su curso alto el valle de Zuia, en cuya capital, Murgia, recibe nuevos aportes montañeses. En este punto tuerce hacia el Suroeste, pero pronto retorna a la Norte-Sur inicial. Corre casi pegado al flanco occidental de la Sierra Brava de Badaia y desarrolla un hermoso tramo de meandros en uno de los cuales se le une el río Vadillo procedente de la sierra de Arkamo. A través de la garganta (portillo) de Techa sale hacia la Ribera alavesa que recorre de Norte a Sur para desembocar en el Ebro en las proximidades de Miranda. Con una longitud de 63,5 Km. logra agrupar una cuenca de 343,4 Km². Desde la sierra de Cantabria parte el río Inglares que hasta su desembocadura desarrolla un recorrido de 27 Km. para una cuenca de 100 Km². Organiza un valle longitudinal, en sentido Este-Oeste, paralelo a la dirección estructural de la sierra. A pesar del carácter montañoso de gran parte de su cuenca, al que debe la irregularidad del lecho, presenta un caudal modesto tanto en términos absolutos (0,89 m³/seg.) como relativos (8,93 1./seg. por Km²). Los derrames meridionales de la sierra de Cantabria forman una red de pequeñas corrientes nula o escasamente jerarquizadas. El gran desnivel que tienen que salvar entre nacimiento y desembocadura les confiere un alto poder erosivo, que les ha permitido tallar profundas incisiones sobre la vertiente meridional de la sierra. Entre los más largos destacan el Viñaspre-San Ginés, el barranco Valvaríñigo, el de Oyón... y en Navarra el Valdearas y Cornava.

Álava comparte con Navarra la cuenca del río Ega, uno de los tres ríos que por su elevado caudal hacen al Ebro varón. En Álava desarrolla su curso alto, procedente de la sierra de Cantabria, a la cual se adapta en un amplio tramo. Aguas abajo de Bernedo se introduce en Navarra a través de una foz y, discurriendo por una pequeña fosa tectónica al pie de la sierra de Kodes, tuerce hacia el Noroeste y se hace de nuevo alavés al penetrar en la llanada de Santa Cruz de Campezo en donde la disposición estructural favorece la convergencia de varios arroyos procedentes de la montaña alavesa y de la sierra de Santiago de Lokiz, entre los que destaca el Izki. Poco después, el Ega, encajado al pie de la sierra de Lokiz, penetra en la Valdega, adaptado a la depresión tectónica parcialmente cubierta por el manto aluvial que el río ha formado. Antes de alcanzar Estella, el valle se estrecha y describe un recodo para orientarse hacia el Sur. Entonces recibe al Urederra, nacido en la sierra de Urbasa, cuyo manantial, al pie de un anfiteatro calizo, es un magnífico ejemplo de resurgencia kárstica de las aguas subterráneas que almacena este conjunto calizo. En Estella el caudal del Ega supera los 15 m³/seg., de los cuales algo menos de la mitad se lo debe al Urederra. A partir de Estella sigue por la comarca de la Solana en la que apenas recibe aportaciones, excepto el Iranzu y el arroyo de Río Mayor. El curso bajo se desarrolla sobre una llanura aluvial, en ocasiones con terrazas escalonadas, más amplia cuanto más al Sur, interrumpida por algún pliegue de yesos que el río corta sin dificultad y sobre la que se ha instalado una franja continua de regadío desde Lerín hasta la desembocadura cerca de San Adrián. En total las tierras que vierten al Ega suponen una extensión de 1.445 Km², de los que avena 11,61./seg. por Km² en Andosilla.

Los derrames pirenaicos se canalizan hacia el Ebro a través de los ríos Arga y Aragón que llegan a confluir muy cerca ya del colector principal. Ambas cuencas suman 5.900 Km² (2.550 corresponden al Arga).

El río Arga tiene su nacimiento en el macizo de Alduides o de Quinto Real, a 1.000 m. de altitud. Antes de abandonar el macizo sus aguas están recogidas en el embalse de Eugi, utilizadas para el abastecimiento de la capital navarra. Atraviesa el valle de Esteríbar, importante zona de transición bioclimática, entre la Navarra húmeda del Noroeste y el conjunto de valles pirenaicos. Al entrar en la depresión o cuenca de Pamplona recibe por su margen derecha al río Ultzama, cuya cuenca comprende los valles de Ultzama, Odieta, Ezkabarte más los de Atez y Anué, drenado este último por el río Mediano, que desciende del puerto de Belate. En las inmediaciones de Pamplona, cuyo emplazamiento primitivo rodea mediante un par de meandros, recibe al río Elorz, alojado también en la depresión. Antes de abandonar la cuenca, por la que discurre sin dificultades dadas las características litológicas y estructurales (margas del Eoceno formando un sinclinorio) de la misma, se le une el río Araquil, en la cendea de Olza, el cual, nacido en tierras alavesas, recorre las comarcas de la Barranca y Burunda al tiempo que recoge las aguas de las sierras de Aralar, Urbasa y Andía. Este río, gracias a su afluente el Larraun, contribuye de manera decisiva a incrementar el caudal del Arga, poco antes de que se introduzca en la val de Echauri y la recorra plácidamente al pie de la sierra de Sarvil, para luego discurrir encajado entre Belaskoain y Artazu. A su paso por Puente la Reina, centro de Valdizarbe, se le une el río Robo y más adelante, también por la margen izquierda, el arroyo Nekeas, y luego, por la derecha, el río Salado, nacido en Peñas de Echauri y posteriormente embalsado en el pantano de Alloz al que vierten también los ríos Guembe, Organzia y Riezu. El curso bajo del Arga discurre plácidamente; pasa por los términos de Mendigorria, Larraga, Berbinzana, Miranda, Falces, Peralta y, cerca de la desembocadura, Funes. En este sector, en el que se suceden alternativamente tramos meandriformes con otros rectilíneos, apenas recibe ningún aporte a excepción de algún barranco de curso temporal, mientras que el sangrado del río para el regadío es cada vez mayor. El regadío aumenta hacia el Sur, tanto en extensión como en intensidad, localizado preferentemente en la baja terraza aluvial formada en la Era Cuaternaria gracia a la capacidad erosiva que en períodos interglaciares le permitía al río ahondar sobre los aportes sedimentados con anterioridad. La creación de varios niveles de terrazas escalonadas es un fenómeno común, por otra parte, a todos los ríos de la depresión ibérica. La utilización del caudal para el aprovechamiento agrícola mediante un sistema de presas y acequias es práctica que se retrotrae hasta épocas medievales. En la actualidad el regadío navarro cubre más de 70.000 Ha. con una red de presas y canales entre los que destacan el canal de Tauste, el Imperial, el de Lodosa y el canal de las Bardenas. La mitad oriental de Navarra constituye la cuenca del río Aragón en una extensión de 3.350 Km. En realidad la cuenca de este río es mayor porque desarrolla parte de su curso alto en Aragón. Desde el alto Pirineo aragonés en donde tiene lugar su nacimiento, desciende hasta la cuenca prepirenaica, la Canal de Berdún, que recorre en dirección al Oeste hasta el embalse de Yesa, en el mismo límite con Navarra y al pie de la sierra de Leire.

En el pantano se recogen las aguas del río Ezka, que drena el valle del Roncal. Este río se forma por la unión de varias corrientes -Belagua, Mintxate- procedentes de las altas cumbres pirenaicas, y desarrolla un trazado sobreimpuesto a las sierras interiores, cuya constitución litológica y estructural, pliegues de Flysch del Eoceno con potentes barras de caliza intercaladas, da lugar a un valle en el que alternan profundas foces -de Burgui, de Sigüés- con espacios más abiertos que sirven de asiento a los núcleos de población. Se trata de una estructura muy similar a la del valle de Salazar y otro tanto podría decirse del Irati que, nacido al otro lado de la muga, es embalsado en Irabia y luego se abre paso a través del valle de Aezkoa para salir a la cuenca de Lumbier después de ser tributado por los ríos Erro y Urrobi nacidos en el macizo de Alduides.

Cerca de Lumbier confluyen el Irati y el Salazar, poco después de que este último salga de la foz de Arbayún tallada en la sierra de Navascués; ya unidos, a través de la foz de Lumbier, se dirigen hacia el Sur, al encuentro del Aragón en las inmediaciones de Sangüesa.

Con este desagüe el Aragón duplica con creces su módulo; el Irati en Liédena tiene un caudal de 39 m³/seg. (25,2 1./seg. por Km²) cuando el Aragón a la salida del pantano tan sólo arroja 33,4 m³/seg. ó 17,6 1./seg. por Km²). Aguas abajo de Sangüesa, penetrando en las Bardenas, toma la dirección Noreste-Suroeste, dirección que no abandonará hasta desembocar en el Ebro, poco después de Milagro, salvo en el tramo comprendido entre Gallipienzo y Carcastillo. Todo este recorrido es una sucesión casi permanente de meandros. Con ellos ha conseguido ensanchar el valle a su paso entre las estribaciones occidentales de la sierra de Peña y el contrafuerte de la de Ujué, que forma el interfluvio del Aragón y el Zidakos. No ha de extrañar por tanto la frecuencia de isletas, así como de meandros abandonados y accidentes similares formados en el proceso de regularización del cauce. En ambas márgenes pueden contabilizarse varios niveles de terrazas, aprovechadas, como en el Arga o Ebro, para la instalación del cultivo de regadío o núcleos de población. Aguas arriba de Caparroso se le une el río Zidakos que baja de la vertiente meridional de la sierra de Alaiz desarrollando una cuenca bastante disimétrica, pues si por la margen izquierda le llegan numerosos aportes desde las sierras de Izko y Ujué, por la derecha éstos son prácticamente nulos. En su recorrido de Norte a Sur pasa por Tafalla, Olite y Pitillas, dando lugar también a una amplia llanura aluvial. Estas aportaciones consiguen elevar el caudal del Aragón en Caparroso a 54 m³/seg., equivalentes a un módulo relativo de 14,8 1./- seg. por Km².

Para completar la descripción de la red fluvial vasca es necesario hacer referencia al Ebro, que, aunque marginal desde el punto de vista espacial, alcanza un valor muy importante bajo otras perspectivas. Entra en contacto con tierras alavesas a la salida del embalse de Sobrón y se constituye en frontera entre éstas y Burgos durante un trecho meandriforme hasta poco más arriba de Miranda de Ebro. Desde la confluencia con el Zadorra, ya en el curso medio, vuelve a convertirse en muga con Burgos en primer lugar y con La Rioja hasta las Conchas de Haro. Corre entonces a menos de 500 m. sobre un lecho recubierto de materiales de aluvión, la escasa resistencia de los materiales que forman la depresión le han permitido labrar un cauce de poca pendiente que le obliga a moverse plácidamente; forma isletas en la línea que separa el canal de estiaje y el lecho ordinario, a la par que describe meandros bien exagerados. Este tipo de accidentes vuelve a reproducirse en todo el trayecto por tierras navarras. En ocasiones se puede observar cómo el límite provincial abandona, aparentemente, de forma caprichosa el cauce del río y se resuelve en una línea no menos sinuosa que salta de una orilla a otra. La razón no es sino los cambios habidos en el trazado del propio río al estrangular y abandonar meandros en el proceso de regularización del cauce. El caudal del Ebro experimenta variaciones importantes a su paso por el Sur del País Vasco; aguas arriba de la confluencia con el Zadorra, en Miranda, el módulo es de 63 m³/seg., 137 m³/seg. tiene ya en Mendavia, y en Castejón, engrosado por el Ega y Aragón-Arga, alcanza los 240 m³/seg., que representan un módulo relativo de 9,4 1./seg. por Km². El aporte de estos ríos es pues decisivo y compensa con creces las pérdidas habidas por infiltración y evaporación, en una zona en la que las precipitaciones son además muy escasas. Todavía recibirá las aguas del Alhama y el Queiles, éstos por la margen derecha, pero son insuficientes para equilibrar las pérdidas que le suponen las cantidades desviadas para el regadío.