Kontzeptua

Prehistoria. Concepto científico

En cualquier región del mundo, la Prehistoria comprende dos tipos de sociedades que se desarrollan de modo consecutivo. Los primeros grupos humanos que conocemos en cada territorio, si estas ocupaciones resultan de cierta antigüedad, son de economía depredadora, los llamados cazadores-recolectores. Estas sociedades están integradas por unidades suprafamiliares de régimen nómada y parámetros de movilidad variables, cuya evolución material resulta relativamente lenta (vid. Paleolítico), hasta el estadio final (vid. Mesolítico), que frecuentemente coincide con el fin de la última crisis glaciar. Con posterioridad a la llamada Revolución Neolítica (Neolítico), que se desarrolla de modo independiente en diferentes focos del planeta, las sociedades humanas van adoptando la economía de producción, momento a partir del cual se incrementa significativamente la variabilidad de los comportamientos de las sociedades humanas.

La primera formulación de una sistematización académica de la Prehistoria corresponde al llamado "Sistema de las Tres Edades" del arqueólogo danés Christian Jürgensen Thomsen (1788- 1865). Nombrado director (1816) del Museo Nacional de Dinamarca, en Copenhague, se enfrenta a la necesidad de clasificar las numerosas antigüedades que se acumulaban en el edificio que debía albergar la nueva entidad. La creación de grandes museos nacionales constituye una tendencia generalizada en la Europa posterior a las Guerras Napoleónicas, asentada en la construcción conceptual de las modernas identidades nacionales (Trigger, 2006). Thomsen, partiendo de las fuentes bíblicas y de informaciones literarias de la Grecia preclásica, elaboró una propuesta de evolución material anterior a la Historia (dividida a su vez en el periodo pagano y el periodo cristiano) en tres estadios sucesivos: la Edad de Piedra, la Edad de Bronce y la Edad del Hierro. Se trataba de un sistema intuitivo, aunque básicamente acertado para las particulares condiciones de la Prehistoria danesa, territorio en el que casi todo el Paleolítico transcurrió bajo los hielos glaciares. La obra clave de Thomsen fue Ledetraad til Nordisk Oldkyndighed (Guía de las Antigüedades Nórdicas), publicada en danés en 1836, y que se divulgó a través de diferentes traducciones, como la alemana (1847) o la inglesa (1848). Fue precisamente esta última edición la que, leída por John Lubbock, estuvo en el origen de una clasificación algo más elaborada en la obra arriba indicada (Prehistoric Times). En la misma, la larga Edad de Piedra fue subclasificada en un periodo (Paleolítico) antiguo, en el que la piedra se tallaba, y otro (Neolítico) en el que la piedra tallada convivía con la piedra pulida. Esta superposición de técnicas en el tiempo ya había sido propuesta por Thomsen para la Edad del Hierro, en el que no se abandonaba el empleo del bronce.

Hoy día, la articulación de la Prehistoria dista mucho de ser universal. Más allá de la sucesión entre cazadores-recolectores y grupos productores y, dentro de estos últimos, entre sociedades premetalúrgicas y metalúrgicas, no existe un único desarrollo, común a las diferentes regiones del planeta. Altas Culturas, que desarrollan incluso sistemas de escritura, como los mayas, son ajenos al concepto de la metalurgia del bronce o el hierro. Numerosas sociedades en diferentes puntos del planeta tienen un primer contacto con grupos humanos históricos antes de conocer la metalurgia o la economía de producción. Más aún, el eventual desarrollo por parte de algunas sociedades de la economía productiva o la metalurgia no siempre tienen un fin utilitario o económico, observándose situaciones en las que estos pasos a los que damos tanta trascendencia desde el punto de vista material se producen por motivos simbólicos o sociológicos. En este sentido, la Prehistoria constituye una disciplina que requiere, en primer término, un conocimiento regional.