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Pasiones vivientes en Semana Santa

Una de las visiones más realistas y comprometidas de nuestra Semana Santa, viene vehiculada por las populares y vistosas Pasiones Vivientes que en su origen, eran escenificaciones concretas o escenas puntuales complementarias a las clásicas procesiones. Lanestosa y ciertas localidades de la Ribera y zona meridional de Nafarroa se erigen como precursoras (siglos XVII y XVIII), la afamada valmasedana se inicia a finales del XIX y más modernas son las de Castro Urdiales , Berango, Zaratamo, Durango, Andosilla o Aras. Aunque en las referencias de otras zonas de la Península, las más antiguas se remontan también a mediados del siglo XVII.

En Viana y su comarca, desde el siglo XVII, al amparo de la cofradía de la Vera Cruz y a partir del XVIII, en toda Navarra, con la constitución de la Venerada Orden Tercera (destinada a canalizar el fervor de los laicos) se prodigaron los penitentes y las escenas concretas de la Pasión en las distintas procesiones navarras. Aras, durante el periodo de 1982 a 1995, y Andosilla, desde 1990, son las dos últimas manifestaciones de estos actos teatralizados.

La provincia de Bizkaia, al parecer, con la custodia de los "fariseos" (1878) y la escena de "La Caída" (1882) en Lanestosa, inicia su peculiar arraigo en cuanto a organizar estas singulares representaciones en vivo.

Quizás la Pasión Viviente de Valmaseda sea la más conocida , pero asociada al tradicional "vía crucis" que se realizaba al Kolitza y donde trece penitentes portaban sendos crucifijos hasta su cumbre, lo que unido a la peste sufrida por la villa en el siglo XV, ha recreado un origen sesgado e interesado de la Pasión Viviente valmasedana. Las primeras referencias a la Procesión del Prendimiento se cifran entre los años 1888 a 1900, donde se realizaba una escena concreta sobre dicho suceso evangélico y a la que se fue, progresivamente, añadiendo escenas diversas hasta que el año 1943, queda consolidada como se conserva en la actualidad.

Galdames también celebró, en 1967, su particular Pasión escenificada. Durango, con una tradición previa, renueva su apuesta por este modo de celebrar la Pasión en 1970. Fruto del compromiso catecúmeno y del fervor popular, surgen otras Pasiones en las localidades de Zaratamo (barrio de Arkotxa, 1975), Trucíos (barrio de Cueto, entre 1979 y 1981), Bedia (esporádicamente y en euskera), Berango desde 1981 y Castro Urdiales (en Cantabria, desde 1984).