Sailkatu gabe

NACIONALISMO (ETNIA Y NACIONALISMO VASCO EN EL ARANANISMO Y ETA )

La fundamentación científica de la diferencialidad étnica y del nacionalismo vasco.

La propuesta aranista de la raza como expresión de la diferencialidad cultural y nacional radical de los vascos con respecto a los españoles, por ejemplo, se apoya, como él mismo afirma, en la etnología. Son varios los pasajes en que Sabino Arana echa mano de la antropología para fundamentar sus ideas. He aquí un par de ellos significativos. «Etnográficamente escribe en Efectos de la Invasión-, hay diferencia sustancial entre ser español y ser euskeriano, porque la raza euskeriana es sustancialmente distinta de la raza española (lo cual no lo decimos sólo nosotros, sino todos los etnólogos), y el concepto étnico no es jurídico, sino físico y natural, como relativo a la raza; de suerte que, etnográficamente, los euskerianos no pueden ser españoles aunque quieran, pues para ser españoles tendrían que dejar de ser euskerianos; por eso, al decir pueblo español, nación española, no podemos comprender dentro de esta nación al euskeriano, a no ser por supina ignorancia de lo más conocido en etnografía, porque pueblo y nación son vocablos que se refieren a la raza y no al derecho». Y en otro pasaje, al referirse al origen racial y cultural de los vascos, escribe lo siguiente: «Es bien sabido que el origen de la raza euskeriana desconócese hasta hoy por completo; su lengua carece de hermanas y de nadie es conocida. Quien en contra de esto afirmase, tiene, si no quiere predicar en desierto, obligación de demostrarlo (...), lo cual es muy difícil, si no imposible, por ahora». También es de sobra conocido cómo la importancia otorgada a la lengua, como configuradora de una forma específica de percibir y expresar la realidad del mundo, descansa en la corriente estructuralista de los años cincuenta y sesenta. Las lenguas son, para estos científicos, determinantes absolutos del pensamiento, formando cada una de ellas un universo propio y autónomo. Finalmente la acentuación del binomio dominación-dominado se corresponde con la visión y los análisis científicos de la situación social, política, económica y cultural de los países llamados del Tercer Mundo hacia los años setenta. Este binomio se complementa con el de represión-acción en cuanto principio explicativo y justificativo de la acción revolucionaria para alcanzar la identidad.

Resulta curioso constatar el hecho que, mientras el soporte científico de las dos últimas formas de fundamentar el nacionalismo provienen de corrientes de pensamiento europeo que se aplican miméticamente y sin excesivas elaboraciones teórico-prácticas sobre la realidad social y lingüística del País Vasco, el soporte científico de la primera expresión nacionalista ha tenido y continúa teniendo, aún en la actualidad, un considerable número de estudiosos que, aunque con matices, analizan la realidad histórica, jurídica, física y cultural con una concepción de base muy similar, alimentando y retroalimentando de esta forma el cuadro eidético de los principios fundamentales y científicos del nacionalismo sabiniano en particular y del resto de los nacionalismos en general. Decimos esto último ya que, a pesar de que unos y otros hacen una mayor o menor incidencia en uno u otro aspecto, en última instancia, todos participan de la ancestralidad de unos orígenes como soporte y garante científico de la realidad sociopolítica. Aunque no coincidan con el ideario nacionalista e incluso, en algunos casos, se proclamen antinacionalistas, una de las preocupaciones fundamentales de muchos de los estudiosos que se han ocupado del estudio del hombre vasco y de la cultura vasca, por ejemplo, ha consistido en rastrear sus orígenes. Así, concretamente, la práctica totalidad de las investigaciones realizadas por Telesforo de Aranzadi y José Miguel de Barandiarán y de sus relativamente numerosos discípulos se enmarcan dentro de la más estricta preocupación por hallar las raíces en un pasado más o menos remoto de la historia. Existe incluso la misma preocupación cuando investigan la sociedad tradicional o rural y el saber popular; éstas no son sino «vigencias y modos de existir, de actuar y de pensar comunes a los vascos, formas de cultura que éstos heredaron de sus antepasados». Prehistoria y etnografía son anverso y reverso de un mismo hecho: senderos que nos conducen a las «profundidades» y «lejanías» del pasado. La etnografía no hace sino corroborar las «sugestiones» de la arqueología, como escribe concretamente Barandiarán. La nota más característica y más repetida de la cultura vasca y del hombre vasco se halla puesta, en última instancia, en poseer unos orígenes autóctonos o, lo que viene a ser lo mismo en este caso, preindoeuropeos.

El significado que a este hecho se le ha atribuido es que lo originario y auténtico del ser vasco consiste en una forma de humanismo cristiano. Humanismo cristiano coincidente con los idearios políticos de Sabino Arana. Es de este modo cómo la antropología y el nacionalismo han caminado y se desarrollan en el País Vasco hombro con hombro. Al demostrar la particularidad de la cultura vasca como bastión de los primigenios valores vascos, la antropología provee al nacionalismo de unas formas de vida que necesitan una defensa política. La misma defensa requiere el euskara debido a su primordialidad y excepcionalidad. La singularidad de la raza pirenaica hace de los vascos los creadores y salvaguardas de unos valores y de una forma de vivir, simbolizada en el caserío, cuya característica fundamental es el espíritu independiente. Con otras palabras, lo étnico, aunque diversamente acentuado, ha tenido y continúa teniendo el papel más importante en torno al cual giran las diversas estrategias para alcanzar la creación de una nación vasca independiente. Raza, lengua y cultura o, lo que es lo mismo, una auténtica descendencia común y una lengua y cultura también comunes son las bases a partir de las cuales se construye y se fundamenta científicamente el pensamiento nacionalista.