Lexikoa

MONTAÑISMO

La sección vasca de la ENAM. En 1954 la Federación Española de Montañismo aprueba el reglamento de la Agrupación Regional de Escalada y Alta Montaña nombrándose director a Andrés Régil, pero esta Agrupación desapareció al año siguiente al crearse la E.N.A.M. Sección Vasco-Navarra. El nacimiento de la ENAM en el año 1955 fue debido a que en un cursillo de escalada de veinte días de duración que se celebró en las peñas del Pagasarri, Atxarte, Asuntze, Urigoiti y Amboto, los tres profesores que se desplazaron desde Madrid se pusieron en contacto con los cinco instructores vizcaínos y tres guipuzcoanos que colaboraron con ellos en dicho cursillo, y fruto de las conversaciones surgió ENAM, una escuela pujante de escalada y alta montaña a cuyo frente quedó Andrés Régil. En 1956, la ENAM vasco-navarra organizó un Curso Preparatorio para Instructores en el Duranguesado y entre el 6 y 20 de mayo del mismo año se celebró en San Sebastián un Cursillo Elemental de Escalada en el que participaron 32 cursillistas, realizando las prácticas en Peñas de Aya, Santa Bárbara y Atxarte. Se repartieron medallas conmemorativas a los cursillistas que habían superado todas las pruebas y con ese motivo la ENAM vasco-navarra quedó establecida de la siguiente manera: Director técnico, Andrés Régil; secretario, Alberto Besga; monitores, Francisco Lusarreta, Eli Ojanguren, Juan San Martín, Floreal de la Iglesia, José María Colina, Antonio Fdez. de Gamarra y José María Zaballa. El año 1959, Elías Ruiz de Alegría sustituye a Andrés Régil. En el año 1963 se nombra director técnico de la ENAM al guipuzcoano Francisco Lusarreta, siendo secretario José María Régil; asesor médico, Mariano Arrázola; delegado en Alava, Antonio Eguía; delegado en Navarra, Marcos Feliu, y delegado en Vizcaya, Alberto Besga. A la entrada de la década de los años 60, el auge que había tomado el montañismo vasco fue muy grande, pudiendo decir que había alcanzado su mayoría de edad tanto en el número de participantes como en la calidad técnica. Los cursillos de escalada se habían prodigado de tal manera que al plantel de escaladores que iniciaron sus actividades en la posguerra, allá por los años cuarenta y tantos, se fueron sumando otros jóvenes que con la ayuda y la experiencia de aquéllos adquirieron una técnica más depurada. Y no sólo eso, sino que habiendo escalado prácticamente todos los riscos y torreones habidos y por haber en la vieja Euskalerría, se inició un gran movimiento hacia la alta montaña de fuera de las fronteras vascas: Picos de Europa, Pirineos franceses, Gredos, Alpes y otras montañas extraeuropeas fueron el escenario donde algunos vascos ejercitaron sus aptitudes montañeras. En el año 1961 los bilbaínos Angel Landa y Pedro Udaondo escalaron (en los Alpes) la Aguja del Dru por el famoso espolón Bonnati, vía considerada como una de las más difíciles de los Alpes; y Mariano Arrázola y José María Régil alcanzaron la cima del Huascarán (Perú) de 6.768 metros de altitud, formando parte de la primera expedición oficial española. Pero metidos de lleno en la Alta Montaña es preciso que reculemos a los comienzos de esta especialidad en Vasconia para recordar a los verdaderos pioneros de este deporte.