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MONTAÑISMO

Alberto Iñurrategi comparado con Juanito Oiarzabal. Datos de las dos carreras ochomilistas

La carrera de los ochomiles conlleva un sinfín de riesgos que sólo ambos conocen. Los dos han sido muy golpeados por la pérdida de compañeros cercanos. En el caso de Alberto, subió sus primeros doce ochomiles junto a su hermano Félix, al que perdió en el descenso del Gasherbrum II. Después, continuó su camino con Jon Beloki (en el G1) y con Jean Christophe Lafaille (en la subida al Annapurna). Oiarzabal, por su parte, no se olvida de nombrar a tres amigos desaparecidos a los que dedicar sus 14 ochomiles: Toño Miranda (Everest'1993), José Luis Zuloaga (Shisha Pangma'1996) y Atxo Apellániz (K2'1994), aunque este último no falleció en una expedición compartida por Juanito Oiarzabal.

Fue Juanito Oiarzabal el primero que se lanzó abiertamente a por los 14 ochomiles, los completó en 1999. En ese momento los hermanos Iñurrategi sumaban nueve de 14. Cuando Alberto se quedó solo tras el fallecimiento de Félix, decidió continuar con la lista para rematarla tres años después que Oiarzabal.

Juanito y Alberto han compartido cuatro cumbres en otros tantos ochomiles (en el periodo que va de 1994 a 1998), y existe una prueba indudable de la lealtad mutua en esta carrera ochomilista. Siempre que ha tenido ocasión, Oiarzabal ha reconocido que los hermanos Iñurrategi le salvaron la vida en el descenso del Kangchenjunga (mayo de 1996).

Valoremos a continuación las trayectorias de los dos alpinistas que han llegado a la meta, los cuales presentan dos trayectorias con puntos comunes. Juanito lo hizo en el sexto puesto mundial, y Alberto en el décimo. Al vitoriano el reto le costó casi 14 años, mientras que el guipuzcoano empleó algo menos de 11 años.

Referente a los récords, a Alberto Iñurrategi le corresponde el honor de ser el ochomilista más joven de la historia. Hay otro dato en el que Alberto supera a Juanito: sólo ha necesitado 18 intentos para ascender las 14 montañas, tres tentativas menos que el vitoriano. Iñurrategi sólo regresó de vacío del K2 (intento por China en 1994), el Manaslu (intento invernal en 1997), el Annapurna (por el Norte, en 2000), y el Gasherbrum I (2000). En atención a Oiarzabal, hay que recordar que sus intentos fallidos fueron en expediciones muy ambiciosas (Suroeste del Everest sin oxígeno en 1990, el Pilar Oeste del Makalu) o por tristes circunstancias (muerte de su compañero Zuloaga en el Shisha).

Ninguno de los dos se ha destacado por situarse a la vanguardia del alpinismo internacional con nuevas aperturas en altitud extrema, excepto en la ascensión realizada por la vía Cesen al K2 que ambos (con Félix Iñurrategi, Juan Tomás y Kike de Pablo) la remataron hasta la cumbre, siendo una ruta hasta entonces inédita en su parte superior. Sin embargo, en cuanto a vías de mérito, ambos presentan dos escaladas de gran estimación (Británicas a Kangchenjunga y Shisha Pangma), pero Alberto Iñurrategi ha deslumbrado claramente en dos montañas: subió el Everest sin oxígeno en 1992 (Oiarzabal lo hizo en esas condiciones años más tarde, en 2001) y holló el Annapurna por la formidable arista Este, un itinerario peligroso y técnico no repetido desde su apertura en 1984 por los suizos Erhard Loretan y Norbert Joos.

Antton ANASAGASTI ARANA
Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte