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MONTAÑISMO

Finales del siglo XX. Podemos presumir de que en un país como el nuestro esté teniendo una presencia relevante en el contexto del alpinismo mundial. Se hace casi imposible resumir y contar las innumerables actividades montañeras y las expediciones que parten de nuestra tierra para la ascensión de montañas y grandes paredes. A comienzos del siglo XXI, existe una amplia bibliografía en la que el lector podría informarse al detalle de los posibles recorridos en los montes de Vasconia, así como recabar cualquier tipo de datos. Además, los nuevos deportes montañeros como el orienteering, la bicicleta de montaña, el puenting o el parapente, han cuajado con fuerza entre los deportistas vascos.

A finales de la década de los ochenta del siglo XX, asistimos a una consolidación y madurez del alpinismo vasco que desde hacía años venía, paulatinamente, confirmándose como el más potente de España.

El afán de las ascensiones a grandes cumbres.

Ya en 1986 casi una docena de expediciones habían partido hacia los Andes o el Himalaya principalmente, aunque no todos lograron su objetivo, habiendo tenido que abandonar ante malas condiciones climatológicas. Ese año no fue afortunado en el ámbito de escalada tras la muerte del alpinista Juanjo Navarro y el abandono de la expedición al Manaslu. Sin embargo, la expedición alavesa deportivo-científica al Cho Oyu consiguió situar a siete montañeros en la cima de 8.189 metros Además, Juanjo San Sebastián y Tamayo, aliados a una expedición italiana, ascendieron al Makalu (8.481 metros). Y los navarros Mari Abrego y Josema Casimiro coronan el K-2.

Dejando a un lado el terreno de las grandes empresas himalayísticas, otros montañeros tuvieron por objetivo los Andes o Alaska. En Sudamérica, Juan Carlos Sanz y Joseba Ugalde ascienden al Aconcagua por la cara sur, al igual que lo hicieran en su día Abrego y Gregorio Ariz.

El año 1987 se caracterizó por una persistente climatología adversa que hizo fracasar las siete expediciones que partieron de Euskadi y Navarra hacia el lejano Oriente. De esta forma, la expedición Kaiku´87 no llegó hacer cumbre en el Everest. Tampoco la expedición patrocinada por Radio Televisión Española (R.T.V.E.), en la que todos sus componentes eran vascos, consiguió su objetivo. La expedición vizcaina compuesta por J. San Sebastián, Tapia, Posada, Cámara, Tamayo y J. Alonso consiguió pisar la cima del K2. Y otro éxito vino de manos de los alaveses Atxo Apellániz y Juan Oiarzabal que conquistaron el Gasherbrum II.

De los muchos vascos que han ascendido al Aconcagua merece la pena mencionar a Eneko Atxa, que lo hizo en 1988 con una bicicleta de montaña a sus espaldas, protagonizando el primer descenso en bicicleta desde la cima.

En 1989, un total de once expediciones a importantes macizos del mundo fueron llevadas a cabo por alpinistas vascos. El Chou Oyu, Makalu, Buruntse, Shisa Pangma, Karakorum, Lator, Rakaposhi, Trango, Perú, Nun y Dhaulagiri, fueron los puntos de destino. También los accidentes aumentaron en un 65,2% respecto al año 1988. De un total de 228 accidentes controlados por la Federación Vasca de Montaña en Álava, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra, 11 fueron fallecimientos; entre ellos: A. Ibarguren, en el Gasherbrum II, G. Lazkano y J.L. Ciáurriz, en los Andes de Perú, J.P. Goiri y I. Agirre, en los Alpes, el navarro R. Goñi, escalando el Ansabere, así como los accidentes de I. Berasaluce y L. Alústiza, Aitor Arrieta y el veterano R. Gallardo. Es de reseñar también el fallecimiento ese año por enfermedad del histórico montañero alavés Gerardo López de Gereñu. Por otra parte, el conocido Sheve Peña, realizó en el año 1989 su novena ascensión al Mont Blanc, a la edad de 82 años; y en 1992 con 85 años subió al Kilimanjaro (5.895 metros).

El afán de ascensiones ochomilistas del año 1992 da paso a una fase de asentamiento de las experiencias adquiridas y el planteamiento de otras nuevas. De cualquier modo, merece ser consignado que sobre la cumbre del Everest coincidieron dos cordadas de alpinistas vascos, por un lado la de los navarros Pitxi Eguillor y Patxi Fernández, y, por otra, la de los hermanos Iñurrategi, siendo estos últimos la primera nacional sin oxígeno ( 25 de septiembre de 1992). Señalamos la expedición de los navarros al Everest, puesto que era el quinto intento programado por montañeros navarros en los últimos años, ya que las cuatro expediciones anteriores no consiguieron coronar la cima.

De nuevo, a comienzos de 1993, cuatro montañeros vascos pierden la vida en sendos accidentes, en los Astazous y en el Pico del Infierno. El elevado número de accidentes (hasta la cifra de 11 víctimas) junto con el alto índice de congelaciones revelan una de las debilidades de nuestro alpinismo en este periodo.

En primavera de 1993, tres miembros del grupo de la primera de las expediciones al Everest (A. Zerain, el navarro Oñate y el guipuzcoano Agirre) alcanzan la cima. Por su parte, los vizcainos J.L. Fernández Bedia y J.C.Tamayo completan una travesía de 400 kilómetros por el Hielo Continental de Patagonia. Varios intentos vascos a ochomiles se quedan en el camino, aunque otros muchos alcanzan cumbres diferentes: el guipuzcoano Pablo Barrenetxea (el 7 de julio) supera la cima del Nanga Parbat (8.125 metros), Koque Lasa (30 de septiembre) alcanza la cima del Cho Oyu (8.201 metros). Esta misma cumbre, en otoño de 1993, lo intentan hasta 13 de nuestros alpinistas, con cinco ascensiones probadas, entre ellas, la de Yolanda Martín. Mientras Oiarzabal (7 de octubre de 1993) alcanzaba la cumbre en el Everest, su compañero Antonio Miranda murió al caer desde los 8.100 metros. En las grandes paredes graníticas del Pamir Alai, los montañeros J. Lazcano, J. Mugarra y Willy Bañales, realizan varias escalas de largo recorrido y alta dificultad.

Durante los años 1992 y 1993 el Everest fue el punto de mira de muchos montañeros vascos, y sería el K2 el referente de las actividades del año 1994. Los logros conseguidos equiparan a Vasconia con las grandes potencias mundiales alpinas, aunque con 12 accidentes mortales, el montañismo vasco encabeza un apartado indeseado. La cima del K2 lo alcanzan montañeros de gran reputación como los hermanos Iñurrategi, Oiarzabal, de Pablo y Juan Tomás (24 de junio 1994), J.C.Tamayo (30 de Julio) y el 11 de agosto, tras conseguir la cima, Atxo Apellániz, experto montañero que ascendió cinco ochomiles, falleció por agotamiento. Asimismo, su compañero en la expedición, Juanjo San Sebastián, sufrió graves congelaciones en pies y manos. Entre tanto, el guipuzcoano Patxi Ibarbia escala otro ochomil, el Broad Peak (8.047 metros), en el Karakorum, y, dos vizcainos desaparecen tras alcanzar la cima del Khan Tengri (7.010 metros). Otro de los éxitos lo consiguió José Ramón Agirre "Marrón", siendo el vigésimo alpinista del mundo en conseguir los siete techos continentales. Y en el Himalaya de la India, los montañeros Uriarte, Aldai y Arrieta escalan la arista suroeste del Bhagirathi III (6.454 metros). En cuanto a la escalada deportiva, Josune Bereziartu, la que en los próximos años sería una de las mejores del mundo, consigue su segundo título estatal.

Ya en 1995, aunque el comienzo del año fue muy amargo por la muerte de seis jóvenes montañeros de Santutxu (Bilbao, Bizkaia), se totalizan 19 ascensiones por encima de los ocho mil metros (superando la marca de las 12 realizadas en 1992). Tal es así que, Juan Oiarzabal en su intento de lograr la carrera ochomilista, consigue tres ascensiones en seis meses: Makalu, Broad Peak y Lhotse. Los hermanos Iñurrategi ascendieron al Cho Oyu y Lhotse. Al Shisha Pangma subieron, en distintas expediciones, los siguientes montañeros: Otxoa de Olza, Robert Larrandaburu, José Artetxe y Pello Angulo. En la cima del Makalu, en la expedición con Oiarzabal, estuvieron Vallejo, Ruiz de Infante y Zerain. A la cumbre del Hidden Peak ascendieron Koke Lasa y Txetxu Lete. Además, al Broad Peak subieron los navarros Abrego y Casimiro.

Otros nombres tomaron protagonismo en distintas actividades. José Carlos Tamayo, tras recorrer 1.200 kilómetros a pie, se convierte en el primer vasco en alcanzar el Polo Sur. Los navarros J. Beroiz y Santi Navarro superan la cara sur del Aconcagua. Un grupo de escaladores mayoritariamente navarro abre la vía "Intsumisioa" en la Torre Central del Paine. En el Baltoro, J. Beraza y Txuma Ruiz superan la vía eslovena en la Torre Sin Nombre, y concluyen una nueva ruta los montañeros Izko y Zabalza. Y la vizcaina Yolanda Martín asciende al Ama Dablam.

En el terreno de los rocódromos, el año 1995, destacan David Carretero, Patxi Usobiaga, Leire Agirre, y Josune Bereziartu, la que conseguirá imponerse en todas las competiciones en las que participa para posteriormente realizar vías de extrema dificultad en las grandes paredes. Junto a los datos es necesario señalar la cifra de 20.000 federados en esta época.

Adentrándonos en el año 1996, los protagonistas de primera línea del montañismo vasco no cesan en sus intentos de conseguir altas cimas, y algunos mueren como José Luis Domeño en la Patagonia argentina y J.L. Zuloaga "Zulú" aclimatándose para el Shisha Pangma. Por su parte se sigue llegando a ochomiles: al Kangchenjunga asciende Oiarzabal y los Iñurrategi; Josu Bereziartua con los Iñurrategi alcanzan el Shigsha Pangma; el navarro Iñaki Otxoa de Olza, junto al catalán residente en Pamplona Juan Tomás, logran la cumbre del Hidden Peak y, en compañía de J.C. Tamayo, Otxoa de Olza repite cumbre en el Gasherbrum II. Por otro lado, la joven generación de escaladores navarros de calidad seguía sorprendiendo y en esta ocasión abrieron una nueva vía de alta dificultad en el Asgard. Recordemos que en 1979 un grupo navarro conquistó el Daulaghiri, primer ochomil ascendido por vascos.

Asimismo, en 1996, una expedición en la que están los vascos Uriarte y Huarte sube al Pico Comunismo (7.495 metros). La cumbre del Mckinley (6.194 metros) lo pisan Abrego, Serrano, Otxoa, Ganuza, Ibáñez, Aznarez, López y Sotillos. Y para constatar la buena salud del montañismo vasco mencionemos la Marcha de Aralar con una participación de 2.500 montañeros y la celebración de la 25 edición de la travesía de Esquí Alta Ruta de Belagoa.

En el año 1997, 18 años después de haber ascendido al Dhaulagiri, el alpinismo vasco concluía el último de los ochomiles del Himalaya con el ascenso al Manaslu. Como anécdota numérica, citaremos la cifra de 119 ascensos individuales contabilizadas a esas cumbres, conclusión evidente de la gran presencia vasca en el Himalaya.

Ese mismo año se lograron varias cumbres, aunque no todos los intentos hicieran cima debido a las malas condiciones climatológicas o al riesgo de avalanchas. Tal es así que el 4 de mayo dos expediciones vascas no alcanzan su objetivo y se paran a 7.800 metros del Dhaulagiri; el 14 de mayo el navarro Iñaki Otxoa de Olza, junto con el aragonés Carlos Pauner, detienen su progresión a los 8.200 metros del Kangchenjunga; en junio otras dos expediciones vascas al K2 detienen su intento; en octubre Antonio Ekerreta y Otxoa de Olza se retiran del Lhotse; el 10 de julio la expedición formada por De Pablo, Lazcano, Tamayo y Txabarri se retira a 7.300 metros en el Gasherbrum IV; y, por último, una expedición vizcaina que intenta el Everest no logra superar la altitud de 7.350 metros.

Sin embargo, otras expediciones y escaladas de gran dificultad que completaron sus tentativas fueron las siguientes: la escalada a la cima del legendario Cerro Torre siguiendo la vía Ferrari, por Josu Merino y el riojano Simón Elías; la cumbre del Cho Oyu lo alcanzaron Edorta Andueza, Angel Navas y Víctor Izquierdo; la primera escalada en libre al Pilar del Cantábrico en el Naranjo de Bulnes, por Iker y Eneko Pou; la cumbre del Hidden Peak, sería el décimo ochomil que lograba J. Oiarzabal; la del Broad Peak, por los hermanos Iñurrategi; la cumbre del Gasherbrum II, por los navarros Pitxi Eguileor y Mikel Reparaz; la del Spantink (7.027 metros), por los vizcainos Eor Murua y Gaizka Itza; la del Manaslu, por Juanito Oiarzabal, Koke Lasa, Iñaki Kerejeta y Natxo Fernández; y, además, el guipuzcoano Patxi Usobiaga consiguió la Copa de Europa Juvenil de escalada deportiva.

En 1999, se cumple el 75 aniversario de la fundación de la Federación Vasca de Clubes Alpinos. Recordemos que el montañismo vasco comenzó a andar en la localidad guipuzcoana de Elgeta en 1924, alcanzando desde entonces metas inesperadas. Precisamente este año, Juanito Oiarzabal culmina su carrera por los 14 ochomiles al subir el 29 de abril de 1999 a la cima del Annapurna. Es el sexto montañero del mundo que ha conseguido coronar las cumbres más altas de la tierra. Sin embargo, las incursiones en cotas extremas son más escasas que otros años y fueron las escaladas de gran exigencia técnica en grandes paredes las que determinaron este periodo. En Baltzola, situado en Dima (Bizkaia), Josune Bereciartu encadenó el segundo y tercero 8c femenino mundial: White Zombie y Ras. En cambio, en invierno, los guipuzcoanos Mikel Saéz de Urabain y Carlos Vieira estuvieron en la cara norte del Kusum Kanguru (6.367 metros). Más tarde, Mikel se apuntaba la vía McIntyre-Colton en la Grandes Jorases. El escalador vizcaino David Larrión (fallecido en la montaña) completa una escalada en estilo alpino al Lady Finger (6.000 metros). En el verano, Izko, Zabalza y Aramendia, trazan una vía en el Changüí Tower de 1.200 metros situado en el Amin Brakk. Los hermanos Iñurrategi y J.C. Tamayo, repiten la vía eslovena en la Torre sin Nombre. En agosto, J.R. Eskibel e Igor Barrenetxea, junto con A. Cebeiro, coronaron una ruta nueva en la Torre Rusia. Actividades todas ellas que serán consideradas como muy importantes por la Federación.

El año 2000 muere David Larrión, joven vizcaino especialista en la escalada de hielo; también es sentida la muerte de Alfonso Antxia, espeleólogo desaparecido en una sima de Burgos. Pero es especialmente lamentada la muerte del conocido montañero guipuzcoano Félix Iñurrategi, en el G II del Himalaya. Por su parte Josune Bereziartu consigue el primer 8c+ mundial femenino en el Honky Mix. A comienzos del siglo XXI suenan fuertemente nombres de montañeros que realizan grandes gestas; concretamente: Josune Bereziartu, Iker Pou, Leire Agirre, Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo, Juanito Oiarzabal, Eneko Pou y muchos otros.

El 2001, año que inauguró el milenio, el montañismo vasco ha tenido dos momentos sorprendentes: cinco vascos coronaban el mismo día el Everest y otros cinco jóvenes montañeros perdían la vida arrastrados por un alud en el Pumori: Iñaki Aiertza, Beñat Arrue, Aritz Artieda, Xabier Arkauz y César Nieto.

El 23 de mayo de 2001, llegaron a la cima cinco vascos: Vallejo y Oiarzabal por la cara Norte, y la guipuzcoana Edurne Pasaban (la primera mujer vasca que llegó al techo del mundo), el alavés Julen Reketa y el navarro Patxi Goñi, por el sur.

Además, en la cima del Lhotse el alavés Alberto Zerain conseguía su propio éxito, y, el 25 de mayo coronaba el Everest Mikel Álvarez, el primer vizcaino que ha logrado ascender esta montaña.

Tras la muerte de su hermano Félix, era un hecho notable el regreso de Alberto Iñurrategi a las montañas en compañía de Jon Lazkano y Jon Beloki, y lo hacía en el G-I o Hidden Peak, al lado del lugar donde Félix quedó para siempre. El 8 de julio, Alberto y Jon Beloki coronaban la cima de la que era el ochomil número 13 para Iñurrategi, y suponía continuar su trayectoria ochomilista.