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Molinos de aceite y trujales antiguos en Navarra y Álava

En Álava hubo trujales de sangre en prácticamente todos los pueblos de la Rioja Alavesa hasta los años 40 del siglo XX. Los más antiguos que se conocen -en Lanciego y Labastida- parecen remontarse al siglo XVI. En Oyón funcionaron tres ingenios de este tipo y hasta cuatro operaron en la localidad de Moreda.

Molinos

En Navarra también se pueden encontrar instalaciones que todavía mantienen en su interior este arcaico sistema, aunque inutilizadas desde al menos mediados del siglo XX. El más antiguo de los ejemplares conservados es el ya citado trujal de "La Marquesa", en Cabanillas. En la localidad de Aibar todavía se pueden apreciar hasta tres bellos molinos de sangre en "Casa Garro", "Casa Navarro" y "Casa Sanzol", todos con el mismo tipo de rulos -tronco-cónicos metálicos- para la molturación, aunque con prensas de tipología diferente. En el primer caso la prensa es del tipo "de husillo y palanca"; la del segundo corresponde al tipo "hidráulica manual"; mientras que la del tercero se trata de una prensa "de husillo y volante", como las empleadas para acuñar moneda, accionada por una especie de timón, rueda o volante. Precisamente por este último dispositivo la prensa de "Casa Sanzol" constituye un ejemplar único en Navarra.

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El trujal de "Los Monteros" de Allo (Navarra), también de sangre, contaba con una rueda cilíndrica y una prensa "de viga". A pesar de que fue parcialmente desmontado, se ha podido reconstruir su aspecto original. Otros trujales navarros de este tipo se conocen en Corella, San Adrián, Ujué, Liédena, Morentin, Arellano y Dicastillo. En este último lugar, el trujal de "Gómez de Segura" en Dicastillo ha sido trasladado hace poco al Museo Etnológico "Julio Caro Baroja" de Irache (Navarra), para su mejor conservación. Tanto en Álava como en Navarra, la mayoría de este tipo de instalaciones dejaron de funcionar en los años 40, fundamentalmente por la recesión del olivar, el auge de las cooperativas y por su menor capacidad de inversión y adaptación a las nuevas tecnologías que aparecían por aquel entonces.

También se empleaban corrientes de agua para mover los rulos y las prensas, sistema habitual en los ingenios harineros de río o marea. La diferencia con éstos estriba básicamente en la forma y disposición de las piedras, así como en el producto molido.

Para Navarra, existen pocos ejemplos de trujales hidráulicos. Tan sólo uno en la ciudad de Estella -enmarcado en un bonito paraje a orillas del Ega- y otro en "Casa Buldáin" de Riezu, actualmente desmantelado.

A falta de agua y caballerías -por ejemplo en épocas de sequía o crisis económica- también era posible aprovechar la fuerza del viento para molturar y prensar la oliva. Sin embargo, hasta ahora no se han documentado casos de este tipo de trujales ni en Álava ni en Navarra, como tampoco de vapor.

Gracias a un sistema de transmisión de poleas conectado a un motor de gasolina se podía mover toda la maquinaria de este tipo de trujales, tanto del molino como de la prensa. Ello supuso un enorme avance con respecto a los trujales de sangre, puesto que incrementaba sustancialmente el rendimiento y liberaba mano de obra. Dentro de esta categoría sólo contamos en Navarra con el trujal de "Casa Barbarin" en Morentin. Se trata de una instalación del siglo XIX, pero que en 1917 incorporó un motor de gasolina, junto con otros avances técnicos.

A partir de los años 40 se difundió la energía eléctrica en los trujales. Todos los trujales cooperativos corresponden a este último grupo. En aquella época las cooperativas se adaptaron mucho mejor que los trujales particulares y de "sociedades", tanto a los vaivenes de la cosecha de oliva como a los desembolsos que suponía la adquisición de maquinaria moderna. A pesar de ello, algunos trujales privados sobrevivieron. En el caso de Navarra una docena de ellos también electrificaron su maquinaria; cinco de los cuales se emplazaban en Cascante, lo cual da idea del gran arraigo aceitero que había entre su población.

Dentro del grupo de trujales cooperativos electrificados, encontramos tres categorías: de "tecnología tradicional", de "penúltima generación" y de "última generación". Los más característicos son los primeros. Prácticamente todas las localidades de la Rioja Alavesa tuvieron un trujal de estas características. Dentro de esta zona, se conoce bien el trujal cooperativo "de tecnología tradicional" de Moreda, recientemente modernizado en el llamado de forma muy ilustrativa trujal "La Equidad". Esta misma localidad, de gran tradición aceitera, tuvo en su día hasta cuatro trujales. Sin embargo, a partir de los años 40 éstos se vieron desplazados por el cooperativo, equipado con motor eléctrico y sistema de poleas para mover los rulos tronco-cónicos de su molino. Por su parte, la energía hidráulica se aprovechaba para accionar la prensa, con una capacidad de 70-75 capachos. Éstos se apilaban uno encima de otro formando un pie de aproximadamente 2 metros de alto. El cargo podía llegar a tener unos 900 kilos de pasta. Por medio de una vagoneta sobre raíles se conducía el pie hasta la prensa. En el momento de máxima presión sobre el mismo, su altura quedaba reducida hasta la mitad, aumentando en 20 centímetros al poco de liberar la fuerza. El proceso de prensado duraba casi una hora.

Navarra cuenta con casi cuarenta ejemplares de este tipo de trujales. Aunque cuatro de ellos todavía hoy siguen operativos (trujal "San Martín" en San Martín de Unx, trujal "Nuestra Señora de Ujué" en Olite, trujal San Isidro" en Torres del Río y trujal "San Miguel" en Larraga), la mayoría dejaron de funcionar a mediados de la década de 1990.

Las cooperativas electrificadas más modernas -conocidas como de "penúltima" y de "última generación"- nacieron a partir de la década de los años 80 y 90 respectivamente. Para los primeros encontramos ejemplos en Allo (Navarra) y en el antiguo trujal "Mendía" de Arróniz (Navarra). En el caso de los de "última generación", la mayor novedad es el sistema continuo de extracción del aceite por centrifugado de la masa a cierta temperatura. A este grupo pertenecen los modernos trujales de Moreda (Álava), Ablitas y el actual "Mendía" de Arróniz en Navarra.