Kontzeptua

Molinología (1990ko bertsioa)

Orígenes de la molienda. Se entiende por moler al acto de triturar un cuerpo reduciéndolo a menudísimas partes o hasta hacerlo polvo. Más genéricamente, se suele relacionar la molienda con los alimentos. Está admitido que la alimentación humana se desarrolló como sigue: 1 .° la caza; 2.° la recolección de frutos; 3.° la ganadería; 4.° el cultivo de productos hortícolas, y 5.°, de productos agrícolas. En cuanto al modo de prepararlos, primero fueron crudos, después asados, y por fin cocidos. Es a partir del Neolítico, es decir luego del año 3500 a.C., cuando podemos empezar a hablar de molienda estrictamente. No obstante, el impulso de machacar los alimentos para su mejor ingestión, con piedras y otros elementos, es común también a otras especies animales por lo que hemos de considerar que tal actividad es precursora y anterior a la molienda, diferenciada por la intervención en ésta de dos piedras entre las que se introduce el producto. Los primeros escritos que dan cuenta de la existencia de esta costumbre humana se remontan a los textos del Antiguo Testamento (Exodo, 11-4) y en la «Odisea» de Homero. En cuanto a Euskalerria, el escritor Estrabón que vivio en el siglo primero de nuestra Era da cuenta de la costumbre de los vascones de moler las bellotas antes de ingerirlas. A partir de los trabajos de José Miguel de Barandiarán y B. Taracena Aguirre sabemos que en Euskalerria se efectuaron moliendas manuales desde el Neolítico, principalmente para trigo y cebada; Jesús Altuna añade que el molino más antiguo de nuestro ámbito es, con cierta exactitud, el hallado en Elvillar, cerca de Laguardia (Araba), datado según la prueba del carbono 14 en el año 2780 a.C., es decir, en el Eneolítico Superior. A la Edad del Bronce pertenecen los hallazgos hechos en Muniáin de la Solana (Nafarroa) consistentes en su mayor parte en piezas de molino pulimentadas; los metates de Salbatierrabide (Araba), fechados en el siglo IX a.C., corresponden al tipo de molino manual -una piedra que se frotaba sobre otra que se conoce como Amigdaloide o Barquiforme. De la Edad del Hierro han aparecido abundantes restos de molinos de mano de accionamiento circular, llamados rotativos, más frecuentemente en tierras navarras. La originalidad de éstos consiste en que la piedra superior gira alrededor de su eje, sobre la piedra inferior. En su centro posee un agujero por donde se introduce el grano, que al pasar entre ambas será triturado. La importancia de la molienda en la cultura íbero-romana queda demostrada por los innumerables hallazgos realizados. Baste decir que uno de cada diez hombres del ejército romano transportaba consigo un molino de mano o «manuealis». La denominación vasca «bolu», forma vizcaína del sustantivo molino, procede del latín «mola», en castellano muela, y subsiste en nombres como «Bolibar», «Bolinaga», «Bolinkona», etc. Asimismo «errota» proviene de «rota», rueda, derivándose «Roteta» o «Rotaetxe», que a su vez son degeneraciones de «Erroteta» y «Errotaetxe». Entre los lugares donde han sido hallados restos de molinos romanos cabe señalar las localidades de Buñuel y Los Arcos (Nafarroa), Artajona (Nafarroa), Santo Domingo de la Calzada (Errioxa) y Oiartzun (Gipuzkoa).