Udalak

GARAIOA

Garaioa, a una altitud de 788 metros, tiene como eje un riachuelo, cruzado por dos puentes, que forma dos núcleos de casas siendo el mayor el que va hacia el Este alineando las edificaciones en forma de calles, aunque sin orden. Las casas están muy separadas entre sí, muchas veces con grandes espacios libres que hace la superficie del pueblo amplia y desahogada.

Tras la Guerra de la Convención, que tan sólo deja una casa sin incendiarse, se impone un tipo moderno de urbanismo, aunque se conservan algunas casas que responden a una concepción antigua propia de la zona, desde el tejado empinado de tabla hasta una escalera exterior que recuerda a las de los hórreos que conduce al granero, mientras que el resto se distribuye en la planta baja.

Por lo general las casas son de grandes dimensiones, de tres alturas, la superior abuhardillada y cubierta a dos o cuatro aguas, donde se utiliza la teja plana desde el siglo XIX. Se prefiere el vano recto ya sea en puertas o ventanas, que destacan sobre la fachada enlucida por el enmarque del sillar. Algunas adornan su frontis con el escudo del valle. Destacan por sus proporciones e inscripciones varias casas como la localizada en la calle San Andrés con la fecha de 1842.

Se conserva también un ejemplo de hórreo, en la casa Maisterra, que guarda buena parte de sus elementos originales a pesar de las modificaciones sufridas que desdibujan en parte su figura. Como excepción en su forma, hay que decir que es el único hórreo del valle que apoya las vigas transversales del bastidor sobre las longitudinales. El interior conserva los compartimentos y, en el fondo del pasillo, un arcón de tabla. Mantiene su función de granero.

Se tiene constancia de la existencia de tres ermitas ya desaparecidas que son la de San Gregorio, cerca del pueblo, la de San Francisco y la de los santos Abdón y Senén.

A la salida del pueblo, hacia Abaurrea Alta, se alza un crucero sobre pedestal de cinco gradas cilíndricas decrecientes, fuste poligonal y capitel liso. La cruz lleva la figura de Cristo en el anverso y la Virgen en el reverso, labrados de manera muy tosca.

En el centro del pueblo se levanta la parroquia de San Andrés, iglesia que ha sufrido varias transformaciones. Su origen está a comienzos del siglo XIII, a la que durante el periodo gótico del siglo XIV se le añaden dos capillas laterales en el tramo del crucero y, ya en el siglo XVII, sufre una profunda remodelación que afecta a la cabecera y crucero. En estas últimas obras está documentada la intervención del maestro Domingo de Ayerra. Tal y como se muestra hoy en día, la iglesia presenta planta de nave alargada dividida en cinco tramos y cabecera recta.

Conserva la estructura del siglo XIII en la zona de los pies, con dos tramos de cubierta de medio cañón apuntado y fajones asimismo apuntados que se pierden directamente sobre el muro. El resto de la nave y la cabecera cambian su aspecto al modificar su cubierta en 1610 por una bóveda vaída para los dos tramos de la nave con nervios. La capilla mayor se cubre con bóveda de horno. En el frente del ábside se abre un medio punto a manera de hornacina. A ambos lados del crucero se abren sendas capillas rectangulares góticas cubiertas con bóveda de crucería con clave lisa a un lado y con el relieve de la coronación de la Virgen al otro. La cubierta apoya en ménsulas decoradas con cabezas de rey, dos dragones con escudo y cabeza de perro en la capilla del lado del Evangelio y en la de la Epístola, dos cabezas masculinas, otra femenina y dos aves. Tanto el coro como varias ventanas abiertas en la parte alta de los muros son neorrománicas. Un baptisterio de planta rectangular y cubierta de cañón se sitúa bajo el hueco de la torre. La sacristía se adosa a la cabecera por el lado de la Epístola. Es una estancia cuadrada levantada en el siglo XVI con bóveda de nervios sobre ménsulas y un Agnus Dei en la clave.

Al exterior se aprecian todos estos cambios de obra mencionados con recrecimientos y cambios de sillar. La portada corresponde a la iglesia medieval. Es un medio punto con tres arquivoltas que descansan en finas columnillas sobre basamento y capitel con cimacio decorado con motivos geométricos de retículas, mientras que los capiteles se adornan con hojarasca, estrellas y alguna representación humana todo ello con una tosca realización. Protege la portada un pórtico moderno adintelado que puede apoyarse sobre columnas reaprovechadas del siglo XVII. La parte inferior de la torre data de época medieval, no así el resto que ya data del siglo XVII. La torre es un alto y macizo fuste cúbico de sillería.

Pocas piezas son las conservadas en el interior de la iglesia. La más destacada es la pila bautismal que se localiza en la capilla del lado del Evangelio. Consta de taza lisa que apoya en pie prismático y que lleva grabada la inscripción AN 1710 y una cruz. En esta misma capilla se venera una talla romanista de la Virgen del Rosario de comienzos del siglo XVII, que ha sufrido repinte.

Preside el presbiterio un Crucificado moderno a cuyos lados aparecen dos tallas, la de San José y la de San Andrés, ambas romanistas. Estas tallas junto con un San Sebastián, un San Juan Bautista, un San Antón, varios relieves con los cuatro evangelistas, los cuatro Padres de la Iglesia, el Expolio, la Coronación de espinas y dos columnas, todo ello conservado en dependencias del ayuntamiento, formaron parte del retablo mayor documentado en 1611 obra del ensamblador Juan de la Hera y el escultor Gaspar Ramos, tasado por Martín de Echeverría y Pablo de Aguirre. Varias de estas piezas conservan, aún hoy, gran fuerza expresiva en sus rostros. Este retablo constaba de banco, dos cuerpos divididos en tres calles por columnas de capitel dórico y ático. Ya en el lado de la Epístola, una talla barroca de San Francisco Javier ocupa una hornacina en la capilla.

Por último, mencionar la colección de piezas de orfebrería que se conserva en la sacristía, entre las que destaca un cáliz de plata, que aunque arreglado en su base, mantiene una estructura purista sin decorar, propia de la primera mitad del siglo XVII. Del mismo estilo aunque de cronología algo anterior es un copón de plata con copa añadida posteriormente. Su decoración consiste en espejos resaltados entre roleos cincelados y mascarones con orla de cintas y guirnaldas en la base y el nudo. Las crismeras barrocas de plata, fechadas en la segunda mitad del siglo XVIII, con forma de arquilla rectangular lisa apoyada en patas de garra con bolas y cubierta a cuatro aguas con las aristas redondeadas y cruz de remate, ostentan el punzón del platero de Pamplona TA/JONAR. Por último queda reseñar un viril de plata barroco con rayos planos rectos y flameados rodeado por una inscripción que nombra a "PEDRO MINAGIO DE GARRAIOA ARZHECOA".

Carmina RIUS SALETA