Junto a la carretera y a la entrada del pueblo encontramos varias casas remozadas, que conservan los muros enlucidos y con vanos amplios y rectangulares. Una de ellas se abre mediante arco rebajado, en cuya clave se lee: "EN EL AÑO DE 1893".
Cerca de la iglesia, y en la parte alta del casco urbano, encontramos un caserón de mayor antigüedad, con una disposición alargada y distribuido en dos alturas. Los muros van enlucidos, a excepción de las esquinas de los paños y los enmarques de los vanos. La puerta, situada en posición descentrada, es un arco de medio punto que nos remite al siglo XV, con 17 largas dovelas cuya rosca lleva labrada una media caña. La clave va decorada con una crucecita patada y rodeada de cuatro roeles. Encima hay una florecita de tres pétalos y una rueda que lleva inscrita una cruz griega. Los vanos han sido muy alterados, pero Caro Baroja tuvo ocasión de ver y reproducir una hermosa ventana gótica trífora, que denota sin duda la presencia de un taller itinerante que trabajó aquí y en la cercana localidad de Iciz. El dueño de la casa nos informó de que dicha ventanita fue retirada en una reforma, y que la guardan desmontada en las dependencias del inmueble.
En la plaza situada en la parte baja del pueblo anotamos, en primer lugar, una casa en regular estado de conservación y con numerosos elementos añadidos, pero que conserva un portalón apuntado propio del siglo XV, con 13 dovelas largas cuya rosca lleva una media caña y clave decorada con el anagrama de Cristo IHS. Los muros han perdido su enlucido, y dejan ver una mampostería de formato alargado. La otra casa se ha visto privada de su enlucido en alguna reforma tardía, y presenta dos alturas y disposición de los vanos un tanto caótica, pudiéndose ver que han sido también alterados. El que se sitúa sobre la puerta va destacado con un antepecho moldurado. La puerta es un portalón de similares características al anteriormente descrito, aunque con menor apuntamiento, y las dovelas carecen de decoración.
- Parroquia de San Juan Bautista
Se trata de un clásico ejemplo de templo medieval rural navarro, propio del tránsito del siglo XII al XIII y por lo tanto ejecutado en estilo protogótico. La práctica inexistencia de intervenciones posteriores, que se reducen a la adición de una sacristía y a algunos arreglos menores, ha permitido la pervivencia de la fábrica con arreglo al plan original. Conforme a esta tipología, la planta se reduce a una única nave, dividida en tres tramos iguales, de los cuales el último ejerce como cabecera, rematada en testero recto. El acceso se efectúa por el lado de la Epístola, a la altura de su segundo tramo, y a la cabecera se adosa, por el muro del Evangelio, una sacristía de planta cuadrada añadida, como se ha dicho antes, a posteriori.
Los muros son de sillarejo menudo y bien escuadrado, y al interior van enlucidos. Además del acceso, al que luego nos referiremos, se perforaban por un único tragaluz, hoy oculto tras el retablo, por lo que la iluminación natural del interior queda definitivamente comprometida. A los pies de la nave, además, hay un coro alto de madera.
La nave recibe una bóveda de cañón de directriz apuntada, correspondiente al momento de la construcción del templo, articulada por dos arcos fajones del mismo perfil, que apean sobre capiteles lobulados que van unidos por una imposta que marca el arranque de la bóveda en todo el perímetro interior del templo.
Al exterior apreciamos en primer lugar la torre, que como es habitual en el estilo apoya directamente sobre los muros perimetrales de la fábrica, a la altura del primer tramo de la nave. Su fuste, de extrema sencillez, es corto y macizo, y va perforado en alto por arcos de medio punto que han sido rehechos en época posterior. Remata con un tejadillo a doble vertiente. El acceso va cobijado por un contrafuerte, que la protege algo de las inclemencias, aunque dos ménsulas insertadas en alto nos informan de que existió un pórtico, ligero y de madera a juzgar por las trazas, que se ha perdido. La puerta propiamente dicha es un medio punto liso, protegido por vierteaguas exterior, y con sendas ménsulas, de perfil cóncavo y carentes de decoración, en los arranques del arco. El acceso va resaltado, además, con un mosaico de guijarros al estilo tradicional.
El interior va presidido por un retablo barroco del siglo XVIII, cuya traza se adapta fielmente al perfil curvo de la bóveda y que alberga la caja del órgano. La arquitectura presenta doble banco, un único cuerpo de tres calles y ático semicircular. Lleva decoración vegetal muy exuberante, y las calles extremas muestran sendos atlantes de proporciones desmesuradas y no carentes de monumentalidad. En cuanto al programa iconográfico, en el cuerpo central anotamos las imágenes modernas de bulto de San Francisco Javier y San Pedro, flanqueando a la talla titular de San Juan Bautista. En el ático, por su parte, hay una imagen de San Vicente mártir, que parece obra del XVI, flanqueada por las alegorías de la Fortaleza y la Justicia, es decir dos de las cuatro virtudes cardinales, que son obra barroca y contemporáneas del retablo, toda vez que en su composición se inclinan levemente hacia el centro, para adaptarse a la forma de la bóveda. En un plano algo inferior y situadas sobre los atlantes vemos otras dos figuras, acompañadas de de un niño cada una.
En la sacristía se custodian algunas piezas de orfebrería, así como un armario del siglo XVII.
- Ermitas
Pérez Ollo señala la existencia de la ermita de San Gregorio, hoy desaparecida y de la que, al parecer, solo pervive el topónimo. En las visitas episcopales del año 1796 se citaba su mal estado de conservación, añadiendo que, ya por entonces, amenazaba ruina.
- CARO BAROJA, J. La casa en Navarra, Pamplona, vol. III, C.A.N. 1982, pp. 287.
- GARCÍA GAÍNZA, M.C. (et. alt.). Catálogo Monumental de Navarra, vol. IV*, Merindad de Sangüesa, Abaurrea Alta-Izalzu. Pamplona: Gobierno de Navarra, Arzobispado de Pamplona, Universidad de Navarra, 1989, pp. 445-447.
- PÉREZ OLLO, Fernando. Ermitas de Navarra, Pamplona: C.A.N., 1983, pp. 101.
JAS 2011