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Colón de Larreategui Ximénez de Embún, José Joaquín

El primer embrollo de su biografía es la fecha de nacimiento, sobre la que existen varios datos contradictorios. La partida de bautismo incorporada a su expediente de caballero de la Real Orden Española de Carlos III dice claramente que fue bautizado en Barcelona el dos de abril de 1746, y se especifica que su padre era fiscal electo del Consejo de Castilla. Sin duda alguna debe existir un error en el año ya que si aceptamos dicho número ello implicaría que finalizó sus estudios de derechos con 13 años; además en dicho documento se señala que su padre era fiscal electo del Consejo de Castilla, nombramiento que tuvo lugar en 1742.

El segundo problema es el de su apellido. En numerosas ocasiones firma como Joseph Colon, hecho que ha dificultado la identificación de su biografía. Algunos autores le hacen nacer en Bilbao y en Madrid, pero vino al mundo en Barcelona, ciudad en la que su padre, Pedro Colón de Larreátegui y Angulo (Madrid), desempañaba el cargo de Regente de la Audiencia del Principado; su madre se llamaba María Antonia Ximénez de Guerrero y Embún (Almunia, Aragón). Sus abuelos paternos fueron Francisco Colón de Larreátegui e Isabel de Angulo y Barra. Los maternos fueron Tomás Ximénez de Embún y Guerrero, y María Josefa Mateo y Fernández de Mozos. Su abuelo paterno había variado el orden de los apellidos ya que era hijo de Martín de Larreátegui (Eibar, Guipúzcoa) y Josepha Colón de Toledo y Paz (Madrid). Fue bautizado con los nombres de Joseph, Joaquín, Bonaventura, Vicens, Lluis, Ignasi, Toribio, Ramón, Casildo, Francisco, Antoni y Aleix.

Contrajo matrimonio (13.03.1780) con Josepha de Sierra y Sarria, hija de Diego de Sierra y Salcedo, Vélez Ladrón de Guevara y Cea, Cabeza de Baca, García de Villalpando, Puga Reinoso, Cortés y Rivadeneyra, natural de Valladolid y residente en Palencia, quien tenía unidas a cada uno de sus apellidos diversas propiedades y derechos señoriales; y de Antonia de Sarria y Montalvo (Valladolid) poseedora de mayorazgos en Torquemada, Tudela de Duero, etc. Diego mantuvo una estrecha amistad conGaspar de Jovellanos, quien le cita en diversas ocasiones en sus Diarios.

De dicho matrimonio nacieron: María Josefa, casada con Antonio Mª González de Arce y Obando, marqués de Camarena; Diego, casado con su prima Asunción Golfín de Carvajal y de las Casas, y tras su muerte con María Ruiz de Villafranca; María Antonia (Madrid, 13.01.1794); y María Bernarda, casada con José Jacobo Altarriba y Calasanz, conde de Robres, y en segundas nupcias (Zaragoza 20.02.1811) con Joseph Chlussowietz, barón de Chlusowietz, mayor comandante del Primer Regimiento del Vístula y oficial de la Legión de Honor, que se hallaba acuartelado en Zaragoza.

Inició sus estudios de Filosofía el año 1753 y alcanzó el grado de bachiller en Leyes el 24 de abril de 1759 en la Universidad Sertoriana de Huesca. Nada más obtener el título se trasladó a Valladolid, centro en el que habían estudiado algunos de sus antepasados, y tras obtener una "beca canonista", ingresó en el Colegio de Santa Cruz de Valladolid (16.01.1760), que tuvo un gran papel en la formación de la élite de poder de la Edad Moderna.

Durante su estancia en dicho Colegio mantuvo una importante actividad intelectual, y llegó a alcanzar el cargo de rector (1764). Unos años más tarde fue nombrado diputado de la Universidad, vicerrector (13.04.1768) y rector (1769-1770).

En el primer claustro tras su toma de posesión planteó la necesidad de adoptar medidas para mejorar la marcha de la Universidad y luchar contra los abusos que se observaban. En su discurso señaló que el principal problema "era la poca o ninguna asistencia que había de parte de los estudiantes a la Universidad, y a las Cátedras", y achacaba este mal a "la facilidad de algunas Universidades menores en conceder grados no distribuyéndolos por mérito sin reparar ni en años de facultad, ni en cursos ni en matrículas". Colón deseaba solucionar dicho problema como ya lo habían hecho las universidades de Alcalá y Salamanca, porque esta situación desanimaba a los maestros porque no tenían discípulos a quien comunicar su ciencia.

Sin embargo, siguiendo la tradición familiar, aspiraba a un puesto en la magistratura. Entre 1770 y 1776, en que obtuvo el puesto de juez mayor de Vizcaya en la Chancillería de Valladolid, solicitó más de una decena de puestos. En esos mismos años fue nombrado subdelegado en Valladolid de la Real Junta General de Comercio, y en el desempeño de su cargo elaboró un extenso informe sobre los gremios de la capital castellana; y asimismo ejerció como consultor del chantre de la Catedral de Valladolid.

Su mira estaba en la realización de una brillante carrera en las magistraturas españolas: oidor de la Chancillería de Valladolid (2.05.1781) y corregidor del Señorío de Vizcaya (6.02.1782).

Aunque habitualmente se debía prestar juramento en Madrid ante el Consejo de la Cámara, se le autorizó a realizarlo en la propia Chancillería (5.09.1782), y de allí, tras disfrutar de una prórroga para incorporarse a su puesto partió haciaVizcaya, ante cuyas autoridades realizó la toma de posesión el 26 de septiembre del mismo año. Junto a él fue nombrado en calidad de teniente Manuel Valentín Gómez y Cabiedes, abogado de los Reales Consejos.

Ortega lo considera un excelente corregidor con gran preparación técnica y práctica "dotado de robusta personalidad y prestigio; pleno de vitalidad e incansable impulsador del bien público". Colón se movió con soltura en distintos ambientes, como lo demuestra su nombramiento de socio honorario de la Bascongada (27.09.1783), honor en el que le había precedido su padre.

A lo largo de su mandato dos asuntos ocuparon la atención del Consejo de Castilla en relación a la provincia: la creación del Banco de San Carlos, y la cuestión de los derechos de prebostazgo de la villa deBermeo.

Su actuación se centró en las obras públicas (caminos, traída de aguas, etc.) y en cuestiones sociales (regulación de la mendicidad, Ordenanzas de la Casa de Misericordia, construcción de una nueva cárcel que mejorase las condiciones de los presos, etc.). Pero al mismo tiempo tuvo ciertas tensiones con la Diputación, que presentó (1784) una solicitud para que fuese sustituido, mientras el Consulado de Bilbao pidió al Monarca su prórroga.

Sin embargo la valoración mayoritaria es que se trata de uno de los mejores corregidores de Vizcaya del XVIII. El final de su mandato en el Señorío coincidió con el fallecimiento de Carlos III, y fue designado por las Juntas Generales para formar parte de comisión encargada de presentar los respetos al nuevo Monarca. Su sucesor tomó posesión el 5 de septiembre de 1786, aunque su última presencia en las sesiones fue el 29 de mayo. De acuerdo con la legislación su cese tendría que haberse producido el 26 de septiembre de 1785, dado que la duración del cargo era de 3 años.

Finalizado su mandato regresó a su puesto en la Chancillería, si bien continuó presentándose a distintos puestos en Madrid. Finalmente tuvo éxito, siendo nombrado alcalde de Casa y Corte (posesión 17.07.1789), si bien su permanencia en el puesto de fue muy breve, ya que el 11 de octubre de 1791 fue nombrado ministro del Consejo Real.

Entre sus responsabilidades en dicha Institución estaba la de Juez de Imprentas y Librerías. Las tensiones entre los ministros y favoritos de la Corte afectaron notablemente a la familia Colón. Su hermano Mariano fue separado (6.10.1792) de su puesto de alcalde de Casa y Corte, como consecuencia del proceso de depuración contra Floridablanca. El 4 de junio de 1794 se realizó una dura purga en el Consejo. Colón y Manuel de Lardizábal fueron separados con la mitad del sueldo, al tiempo que Santiago Ignacio Espinosa, marqués de Valdefuentes, y José Zuazo fueron jubilados. Colón se vio obligado a fijar inicialmente su residencia en Burgos, y posteriormente en Bilbao ySanturtzi.

Sus relaciones con Bizkaia continuaron siendo intensas como lo demuestra que se le encargase la redacción de los servicios realizados por Bilbao en la guerra contra Francia, a fin de salir de la disputa surgida como consecuencia de la primera versión, obra que fue editada el año 1800. Unos años más tarde con ocasión de la sublevación de 1804 (Zamacolada) se vio implicado en los hechos, y como consecuencia de ello fue condenado al igual que otros notables (Mariano Luis de Urquijo, Josef Mazarredo yFrancisco Policarpo de Urquijo) a residir a distancia de 20 leguas del Señorío, de Madrid y de los sitios reales. Por dicha razón se trasladó a Cáceres en donde residían dos hermanas suyas. Durante su estancia en dicha población la Diputación de Vizcaya solicitó su apoyo para hacer frente a los ataques, que especialmente Llorente estaban realizando contra el sistema foral, pero excusó comprometerse.

Tras el motín de Aranjuez (17-18.03.1808) Fernando VII restableció en sus puestos a diversos miembros del Consejo de Castilla que habían sido separados mediante diversos procedimientos especialmente mediante el Decreto de Guadalajara de 1802. Con fecha de 3 de abril de 1808 Colón y Lardizábal fueron repuestos, pero su llegada se retrasó algunos días (28.04.1808) ya que se hallaba residiendo en Cáceres. Llegó por lo tanto dos semanas después de la salida del monarca hacia su entrevista con Napoleón, y se convirtió en uno de los principales miembros del Consejo por su antigüedad.

Una de sus primeras reuniones fue la celebrada el 2 de mayo con motivo de los sucesos de la capital, y asistió a todas las celebradas hasta la del 23 de mayo. Pocos días antes había sido designado para formar parte de la comisión que debía viajar a Bayona para explicarle a Napoleón la situación del país, y el 19 de mayo se le añadió la responsabilidad de ser uno de los miembros de la Asamblea que iba tener lugar en la ciudad francesa, a la que llegó el 3 de junio.

Al día siguiente fueron recibidos por el Emperador, reunión a la que también asistieron el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean Baptiste Nompère de Champagny, y Miguel José de Azanza, ministro de Hacienda de España. Colón por su condición de miembro más antiguo, fue el encargado de pronunciar el discurso, en el que defendió la situación jurídica española en la que podrían introducirse algunas reformas, en las que colaboraría el Consejo.

Unos días más tarde (13.06.1808) encabezó las firmas del largo informe que la Diputación del Consejo de Castilla realizó sobre la Constitución de 1808. Colón asistió a todas las sesiones celebradas enBayona, salvo la del día 24 de junio; según su testimonio se vio obligado a permanecer en Bayona por la fuerza, ya que se les impidió abandonar la ciudad. A finales de julio se encontraba de nuevo en Madrid.

El papel del Consejo de Castilla en el desarrollo de la crisis había sido criticado por numerosas personas, no sólo en la capital sino principalmente en círculos cercanos a las Juntas provinciales, que además difundían sus escritos. Para salir al paso de estos hechos consideraron oportuno elaborar una justificación que lavase su honor. El 22 de agosto de 1808 se aprobó dicho texto que fue publicado bajo el nombre de Manifiesto de los procedimientos del Consejo Real en los gravísimos sucesos ocurridos desde octubre del año pasado, impreso de orden del mismo Supremo Tribunal. Según la Forest esta publicación no había logrado mejorar la opinión sobre el Consejo, e incluso la había empeorado. El Consejo depositó (17.08.1808) en él la responsabilidad de remitir a diversos soberanos el Manifiesto que había redactado para justificar su conducta en los últimos meses.

En respuesta a la convocatoria de compromisarios para la creación de una Junta Central que dirigiera la lucha contra Napoleón, el Ayuntamiento designó una representación que llevara los votos de la Corte y de la Provincia, integrada por el conde de Altamira y José Joaquín Colón (24.09.1808).

Pero dichos nombramientos fueron contestados, y se procedió a su sustitución en la persona de Vicente Osorio de Moscoso, marqués de Astorga y de Pedro de Silva, patriarca de las Indias (29.09.1808). Colón ante las insinuaciones contra su honor presentó inmediatamente su dimisión, que remitió con una dura carta al Conde de Floridablanca (27.09.1808), en la que le reprochaba, especialmente a él, que se hubiese puesto en duda su honestidad en los últimos acontecimientos, especialmente en Bayona.

Tras la entrada de las tropas francesas en Madrid Napoleón firmó los llamados decretos de Chamartín (4.12.1808), uno de los cuales decretaba la disolución del Consejo de Castilla, posteriormente se decretaron medidas de destierro contra algunos de sus miembros. Durante algún tiempo se mantuvo en Madrid y hay constancia de que a primeros de febrero de 1809 ya había huido. El 28 de dicho mes se presentó en Valdepeñas, de donde pasó a Sevilla. Su presencia en Bayona dejó marcada su biografía como un personaje al que no se le podían confiar puestos de relevancia.

Ante la situación de guerra y la falta de muchos consejeros, se creó una institución que agrupase las competencias de todos los Consejos con el nombre de Consejo Supremo de España e Indias (25.06.1809), en el que se integró Colón, quien asumió la dirección por su condición de decano. Desde ese puesto intentó que la convocatoria de Cortes se realizase de acuerdo con las tradiciones españolas y en consecuencia se opuso a la reunión en una sola cámara. Derozier lo sitúa como uno de las cabezas del partido reaccionario junto a Riquelme y Lardizábal.

En el curso de las tensiones entre los liberales y los sectores más contrarrevolucionarios, que tenían una amplia representación en el Consejo Supremo, se produjeron diversos incidentes. El 14 de octubre de 1811, Agustín Argüelles planteó en las Cortes la discusión del Manifiesto deMiguel de Lardizábal, que en su opinión era "una mordaz invectiva contras la presentes Cortes Generales y Extraordinarias, dirigida a persuadir su ilegitimidad, y que la soberanía no reside en la nación". Mientras se deliberaba sobre el escrito de Lardizábal llegó la noticia (15.11.1811) de que se estaba imprimiendo una obra denominada España vindicada. Se unieron todos los procedimientos, que fueron juzgados por el mismo tribunal; y mientras tanto se decidió la suspensión de los 14 miembros del Consejo que habían apoyado el informe contrario a las prerrogativas de las Cortes. En esta última causa Colón tenía una acusación especial por no haber dado curso a un documento del Obispo de Orense sobre sus discrepancias con las reformas.

Tras varios meses de instrucción el Tribunal sobreseyó a todos los acusados (29.05.1812), y en consecuencia fueron repuestos en sus cargos el 5 de junio. Dos semanas más tarde en aplicación de la Constitución quedaba disuelto el Consejo y se creó el Consejo de Estado y el Tribunal Supremo.

Poco después solicitó una licencia para trasladarse a Portugal a fin de cuidar la salud de su hija, a quien habían aconsejado dirigirse a dicho país. Se le concedió una licencia de cuatro meses (1 de agosto a 1 de diciembre de 1812), que disfrutó en Lisboa y que renovó en diversas ocasiones.

Aunque algunos autores señalan que durante su estancia en Lisboa participó en los preparativos para dar un giro involucionista a la situación política, o la noticia no era cierta o no había llegado a oídos de las autoridades que no pusieron objeciones a la prolongación de la estancia.

El 18 de febrero de 1813 fue elegido diputado por Aragón, pero no fue aprobado su nombramiento por incumplir el artículo 91 de la Constitución que exigía a los diputados haber nacido o estar avecindado en la provincia a la que iban a representar.

La anulación de la obra de las Cortes de Cádiz, conllevó la restauración del Consejo de Castilla (27.05.1814), y poco después se nombró a quienes debían integrarlo (3.06.1814), y aunque era el más antiguo la Presidencia fue encomendada al duque del Infantado; pero se le designó para presidir la segunda sala. Unos días más tarde (8.06.1814) fue designado para ocupar una de las tres plazas vacantes del Consejo de la Cámara.

En 1815 formó parte con Manuel de Lardizábal y el Conde de Torre Múzquiz de la Comisión encargada de clasificar los empleados en las dependencias de la Primera Secretaría de Estado, y de la que se encomendó el restablecimiento los Colegios Mayores (20.02.1815). Durante estos años fue presidente del Honrado Consejo de la Mesta (1817-1819).

El restablecimiento de la legislación de Cádiz tras la sublevación del general Riego conllevó necesariamente la supresión de los Consejos, y en consecuencia su paso a la condición de cesante. A partir de ese momento las noticias son escasas. Poco después de su cese Fernando VII le rehabilitó los honores del Consejo de Estado que le habían sido concedidos por la Regencia el 30 de marzo de 1810. Parece además que se le fijó la residencia en Zaragoza, quizá fue a vivir con su hija.

Aunque algunos autores fijan su fallecimiento en Arnedillo el 29 de septiembre de 1820, se trata de un error ya que esos datos son los correspondientes a su hermano.

Aunque no se conoce la relación exacta de títulos de su biblioteca, podemos considerar que tenía una gran importancia, ya que superaba ampliamente los 40.000 reales de valor. Una parte de la misma tenía su origen en el legado de su suegro y una segunda en los provenientes de su padre, tanto por los que le correspondieron en la herencia como por adquisición a sus hermanos. Tenía además una importante colección de monedas.

El 12 de noviembre de 1789 fue nombrado Caballero de la Real Orden Española de Carlos III, distinción que tenían varios de sus familiares. El 30 de marzo de 1810 se le concedieron los honores del Consejo de Estado.