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CICLISMO

Se habían disputado varias Vueltas a Francia para cuando empezaron a celebrarse carreras ciclistas en el País Vasco. Era a principios de siglo, cuando todavía no existía otro velódromo que el de Atocha, construido en 1906 por un grupo de entusiastas aficionados capitaneados por Julián Comet. La pista era de cemento, de 400 metros de cuerda, y en ella aprendió a andar en bicicleta el rey Alfonso XIII. En este recinto, y organizado por el Club Ciclista San Sebastián -cuya directiva presidía Federico Ferreiro- tuvo lugar en 1908 el Campeonato de España de Velocidad, asistiendo a las pruebas la familia Real, concediendo su Majestad una preciosa copa de plata dorada y el Infante D. Carlos, un bastón del mismo metal. Con este Campeonato, cuyo vencedor, Jaime Durán, recibió además de la Copa, un Diploma y 300 pesetas, se inició prácticamente el ciclismo en la región Vasco-Navarra. Luego esta pista de Atocha desaparecería al construir la Real Sociedad de Fútbol el actual estadio balompédico. En cambio, años después, surgieron nuevas pistas como las de Ibaiondo, en Las Arenas, Bizkaia, Mendizorroza, en Vitoria, y más tarde Gal, en Irun. Se puede decir que uno de los primeros equipos ciclistas que se constituyeron fue la Real Sociedad, formando parte del conjunto José Luis Miner, Graciano Eceiza, Demetrio del Val, Manuel Garmendia y Joaquín Iturri, que era el benjamín. Esto era en el año 1923, o sea, en los comienzos de las competiciones en la región. Además de la Real Sociedad había otros equipos importantes como el Arenas de Güecho, Athletic de Bilbao, Osasuna, Real Unión de Irún, Biyak-Bat de Lasarte, Etorri Alaiz de Tolosa..., porque se exigía entonces a los equipos de fútbol que tuvieran una formación ciclista. En aquella época había dos importantes pruebas: la San Sebastián-Behobia-San Sebastián, de 40 km., que organizaba la Sociedad Umore-Ona y cuya carrera parecía hecha a la medida de Graciano Eceiza, de Urnieta, y la célebre Vuelta a Aya, del Club Deportivo Fortuna, que constituía el Campeonato de Guipúzcoa y en la que llegó a participar el famoso "korrikalari" Chiquito de Aya. También se disputaban otras pruebas de solera como las de Eibar, Mondragón, Aretxabaleta, Errenteria, Galdakao, Alsasua e Irún, entre otras, sin olvidar las apuestas que se jugaban y que, naturalmente, despertaban gran expectación.