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Álava-Araba. Geografía

La provincia alavesa pertenece a las estribaciones más occidentales de las estructuras pirenaicas en su sector vasco, mientras que su extremo meridional, la Rioja Alavesa, se inserta en la depresión del Ebro.

Son cuatro los dominios geológicos estructurales que conforman el armazón del relieve alavés. Al norte de la provincia, a lo largo de la franja fronteriza entre las provincias de Álava y Bizkaia y Gipuzkoa, se extiende el anticlinorio vizcaíno. A la provincia alavesa le corresponde el flanco sur de esta estructura anticlinorial, compuesto preferentemente por materiales supraurgonianos de litología detrítica con algunos pasillos calcáreos. El contacto entre el cretácico inferior y el cretácico superior señala más al sur de forma algo arbitraria el paso de la anterior estructura al dominio de la plataforma alavesa y el sinclinorio de Miranda-Treviño-Urbasa. El conjunto de ambas estructuras ofrece una disposición sinclinorial con flancos disimétricos. El del lado norte posee una gran potencia de miles de metros de sedimentos calcomargosos. El flanco sur, más delgado, se limita a algunos centenares de metros de materiales calizos en su mayor parte. En el eje del sinclinal, sobre esos materiales mesozoicos, se alojan depósitos terciarios continentales. Numerosos diapiros del Keuper perforan esta macroestructura (Orduña, Murgia, Salinas de Añana, Treviño -no aflorante-, Maeztu, Salinillas-Peñacerrada). En ella destacan algunas estructuras de menor escala como el monoclinal de Amurrio y el de la Llanada, los anticlinales desventrados de Kuartango, de Lahoz-Nograro, el de Lana y la compleja estructura de la sierra de Toloño-Cantabria-Joar. Esta sierra marca el límite sur del sinclinorio Miranda-Urbasa y de los pliegues de carácter pirenaico. Esta organizada en pliegues calcáreos asimétricos o tumbados, superpuestos y cabalgantes hacia el sur sobre el terciario del Ebro. La Depresión del Ebro es el cuarto dominio geológico y el más meridional. El territorio riojano de Álava constituye un fragmento de la cuenca subsidente ibérica, rellenada con materiales miocenos de origen detrítico-terrígeno, arcillas, areniscas y conglomerados, dispuestos en estructuras subhorizontales.

Consecuencia de esta estructura general es la disposición este-oeste de las bandas litológicas aflorantes, al igual que los ejes de los pliegues, disposición que se traduce en unas alineaciones de relieve de la misma dirección, conformándose de norte a sur una serie de amplios valles separados entre sí por sierras latitudinales. En concreto, la acción de los procesos erosivos sobre las estructuras geológicas se resuelve en las ocho unidades de relieve siguientes.

La cadena divisoria cantábrico-mediterránea

Representa la separación entre el territorio alavés y los de Bizkaia y Gipuzkoa. Por lo general a Álava le corresponden las vertientes meridionales del conjunto de sierras que sucediéndose de este a oeste conforman esta cadena. En su sector más oriental se ubican las sierras de Altzania (Aratz, 1.445 m.), Urkilla (1.215 m.) y Elgea (1.187 m.). Su morfología es muy contrastada. La primera se yergue en forma de blancas pirámides pétreas, con acusadas pendientes y desniveles, con riscos y serrijones, a causa de la resistencia de sus materiales de calizas arrecifales. En las segundas sus materiales areniscosos dan lugar a cumbres abombadas y desgastadas que descienden hacia el sur por medio de laderas convexas. Más al oeste se abre un umbral que aprovechan los pasos que comunican la Llanada alavesa con los valles atlánticos guipuzcoanos y vizcaínos. Este boquete tiene como telón de fondo las montañas kársticas que enmarcan el valle de Aramaio (Anboto, cuya cumbre es ya terreno vizcaíno, tiene 1296 m.). Siguiendo la ruta hacia el oeste se eleva la máxima altitud de la provincia, el Gorbea con 1.482 m. Su vertiente alavesa de materiales detríticos supraurgonianos y de carácter estructural desciende suavemente hacia el sur. En el extremo occidental de la cadena la estructura monoclinal proporciona relieves en cuesta, algunos de gran magnitud (Sierra Salvada, 1.185 m.).

La Llanada

Esta amplia cubeta, drenada por el río Zadorra y sus afluentes, tiene una extensión de unos 800 m2. Se encuentra rodeada por un cinturón de montañas: al norte de la cadena divisoria cantábrico-mediterránea; al oeste, las sierras de Arrato y Badaia; y al sur los Montes de Vitoria-Gasteiz. Por el este un estrecho corredor abierto entre las sierras de Altzania y Entzia comunica esta comarca con la Burunda y la Sakana navarras. Constituye el extremo occidental de las cuencas prepirenaicas. Su estructura monoclinal de suave buzamiento y su litología margosa deleznable ha facilitado su excavación por la erosión y la formación de superficies aplanadas en las que destacan algunos cabezos o serrezuelas sobre materiales más carbonatados de mayor resistencia. La llanura se hace más regular en los depósitos fluviales de superficie, extensos en el sector occidental donde se asienta Vitoria-Gasteiz. El fondo de este amplio valle se eleva a unos 500-600 m. sobre el nivel marino. Los desniveles respecto de los montes circundantes rondan los 500 m. Las laderas septentrionales son de perfil convexo, mientras que las de los Montes de Vitoria-Gasteiz, Iturrieta y Entzia son cóncavas, forma que se acentúa en su base por la presencia de glacis y la acumulación de coluviones.

Las Sierras Centrales de Álava

Este conjunto de sierras que cruzan la provincia a lo largo de unos 50 km. siguiendo una dirección este-oeste divide casi por la mitad el territorio alavés. Limitan por el sur a la Llanada y por el norte a la Cuenca de Treviño. Forman parte del flanco norte del sinclinal Miranda-Treviño-Urbasa y se resuelven en una morfología de crestas con acusada disimetría en sus vertientes, empinada la septentrional y tendida y estructural la de mediodía. Se inician en la muga con Navarra en las sierras de Entzia (1.193 m.) e Iturrieta (1.151 m.), como una continuación de la sierra de Urbasa. Como ella adoptan un relieve de valle elevado, morfología derivada de su estructura de sinclinal colgado. Más al este los Montes de Vitoria-Gasteiz (Kapildui, 1.180 m.) adoptan ya con claridad la forma de cresta disimétrica citada que se prolongará hasta su límite occidental. La altitud de las cumbres va descendiendo hacia el oeste (Pagogan, 1.041 m.; Zaldiaran, 975 m.). Una vez cruzado el Zadorra por el pequeño cañón de las Conchas de Arganzón, esta unidad serrana continúa en la sierra de Tuyo (891 m.) y los montes Cantoblanco y Olvedo. Los materiales cumbreros son calizos en los extremos este y oeste y detríticos en el sector occidental de los Montes de Vitoria-Gasteiz.

La Cuenca de Treviño

Al sur de las Sierras centrales se abre esta cuenca que ofrece algunas semejanzas morfológicas con la Llanada, aunque difiera en sus elementos estructurales y litológicos. Es un valle sinclinal con una litología variada propia de una cuenca sedimentaria: conglomerados de borde, margas, calizas, limonitas, areniscas y arcillas en el centro. El valle es longitudinal a las líneas de relieve, con fondo de una altitud media de alrededor de 500 m., y de formas onduladas con cerros y colinas por la erosión diferencial ante los distintos materiales. Los depósitos aluviales están poco desarrollados y se limitan a las márgenes del río Ayuda y sus principales afluentes.

Valles y Sierras Occidentales

Ocupan el sector occidental de la provincia. Su topografía viene determinada por los contrastes de dureza entre sus materiales. El esqueleto de las sierras (Gibijo, Arkamo, Arrato, Badaia y los montes de Valdegovía) es calcáreo y limo-arcilloso en los valles (Kuartango, Lacozmonte, Omecillo, Valdegovía). La sierra de Gibijo forma una altiplanicie kárstica a unos 800-900 m. de altitud. El valle de Kuartango al sur muestra un clásico relieve de anticlinal desventrado. Su flanco meridional, muy bien conservado, conforma la cresta de la sierra de Arkamo (1.164 m.). Al este de Kuartango las sierras calcáreas de Arrato y Badaia que limitan la Llanada por el oeste adoptan una dirección norte-sur, anómala en esta provincia dominada por las orientaciones este-oeste. Arrato, que no alcanza los 900 m. de altitud, se muestra compartimentada y fallada a causa de su vecindad con el diapiro de Murgia. Badaia representa una gran loma de vertientes tendidas excepto hacia el oeste, hacia Kuartango, adonde cae con pendientes pronunciadas.

En el extremo occidental de Álava y rodeados de tierras burgalesas se asientan las montañas de Valdegovía. Lo más destacable es el anticlinal Lahoz-Nograro, también conocido como anticlinal de Sobrón. De nuevo se trata de un anticlinal desventrado cuyos flancos norte y sur dibujan dos sierras paralelas. Al norte se extiende una alineación con buzamientos muy acusados e imponentes farallones calizos (Recuenco, 1.239 m.). El flanco sur (Cueto, 1.345 m.) proporciona otro excelente ejemplo de relieve en cuestas horadadas por el desfiladero del río Purón.

Valles y Sierras Sudorientales o de la Montaña Alavesa

Entre el eje de la estructura sinclinal de Urbasa-Treviño y la sierra de Toloño-Cantabria se extiende un área de tierras elevadas y relieve intrincado. Está formada por los retazos calizos del flanco sur de dicho sinclinal (Arboro, 1.048 m., Mantxibio, 939 m., Soila, 989 m.). El diapiro de Maeztu crea en su entorno un plegamiento con buzamientos opuestos que rodean un amplio valle. Al sur de este diapiro los materiales detríticos arenosos de Izki dan lugar a un área deprimida y extensa. La incisión vertical de la red fluvial, tanto longitudinal como transversal, colabora al cuarteamiento general del relieve. Ya en contacto con la sierra de Cantabria-Joar se alarga un corredor entre Peñacerrada y Santa Cruz de Campezo. El valle de Santa Cruz es una depresión tectónica en la que afloran conglomerados y arcillas terciarias formando uno de los espacios más abiertos de la Montaña Alavesa.

Sierra de Toloño-Cantabria-Joar

Esta unidad morfológica de sierras encadenadas de oeste a este a lo largo de más de 40 km. marca el límite meridional del relieve plegado alavés y lo separa de la depresión del Ebro. Forma una nítida alineación rocosa en forma de farallones calizos de altitudes considerables (Toloño, 1.271 m.; Palomares, 1.436 m.; Joar o Codés, 1.414 m.). Su estructura de antiforma, con numerosas fracturas, se encuentra cabalgando sobre el terciario del Ebro. Posee vertientes subverticales con desniveles que en su lado riojano superan los 700 m. La continuidad que presenta, con prolongados tramos de más de mil metros de altura, supone una reseñable frontera geológica, geomorfológica y bioclimática entre las comarcas subatlánticas y submediterráneas del norte y las mediterráneas del sur.

Rioja Alavesa

El extremo meridional del territorio histórico de Álava lo compone la Rioja Alavesa, inserta en la depresión terciaria del valle del Ebro. Ocupa los carasoles de la sierra de Cantabria y las suaves rampas de glacis que enlazan con las terrazas ribereñas del Ebro. Esta depresión está rellenada de depósitos sinorogénicos y postorogénicos de origen detrítico, como arcillas con intercalaciones de areniscas y conglomerados. A pesar de su estructura subhorizontal el relieve es movido a causa de la incisión de los barrancos que descienden de la sierra que se encajan en los glacis y los materiales arcillosos más blandos, dejando en resalte en forma de colinas o cabezos alargados norte-sur los paquetes de areniscas. Las planicies aluviales de los diferentes niveles de terrazas regularizan el paisaje sobre todo cerca del Ebro.