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Álava-Araba. Geografía

En la provincia alavesa se distinguen los siguientes ambientes biogeográficos que de manera aproximada se localizan en franjas paralelas ordenadas de norte a sur: Valles Atlánticos, Montañas Atlánticas, Valles Subatlánticos, Montañas y Altos Valles de Transición, Valles Submediterráneos, Montañas Meridionales y la Rioja Alavesa.

La vegetación de los Valles Atlánticos ocupa el noroeste de Álava y una pequeña parte de la vertiente mediterránea, en torno de Legutiano y en otras áreas de la comarca de las Estribaciones del Gorbea. Es propia de los fondos de valle y laderas hasta los 600 m de altitud, isohipsa que separa el piso colino del montano. Se diferencian tres dominios: de los robles, del quejigo y de la encina. La vegetación natural de estos valles se encuentra muy mermada suplantada por prados y coníferas de repoblación. Pero su vegetación potencial se resume en bosques mixtos de frondosas y robledales acidófilos, como formaciones más representativas, marojal en las laderas y crestas de colinas areniscosas, hayedos en vaguadas y barrancos umbrosos, alisedas en márgenes fluviales, y enclaves puntuales de abedular, bosque mixto de cantil calizo y robledal de roble albar.

La vegetación de las Montañas Atlánticas, que se extiende por las sierras de la cadena divisoria cantábrico-mediterránea a partir de una altitud de 500-700 metros, representa el dominio pleno del hayedo. Predominan los hayedos acidófilos sobre los éutrofos debido a la lixiviación que provoca la abundante precipitación. Los primeros tienen un estrato arbustivo muy laxo y el herbáceo es ralo. Esta formación viene acompañada de acebos, arándanos, helechos y brezo arbóreo. Su degradación desemboca en brezos altos sobre helechos, o en brezal-argomal-helechal en suelos más pobres. El hayedo éutrofo aparece en los enclaves kársticos con cubiertas más laxas que dejan pasar la luz que enriquece el sustrato arbóreo con una mayor variedad. Grandes extensiones se han convertido en pastizales montanos de aprovechamiento ganadero. Sobre suelos arenosos y bien drenados se desarrolla el marojal o tocornal. Esto se observa en orientaciones soleadas y sustratos silíceos como laderas de las sierras de Urkilla y Elgea y del macizo del Gorbea.

Las comarcas centrales, ya en la vertiente mediterránea, constituyen un área de gran diversidad florística y variedad de su paisaje vegetal. Esta riqueza ambiental se debe a la confluencia de tipos climáticos distintos, así como de variados sustratos geolitológicos y edáficos y a la morfología de su relieve. La más septentrional de las cuatro áreas de vegetación que tienen presencia en estas comarcas es la de los Valles Subatlánticos. Se extiende desde la divisoria cantábrico-mediterránea a las Sierras centrales en los fondos de valle y las bajas laderas de Kuartango, Zuia y la Llanada. Dos son los dominios de vegetación: el del roble y el del quejigo. Los robledales (Q. Robur) prefieren los suelos profundos y húmedos de los fondos de valle y se acompañan de arces, fresnos y abedules. Persisten algunas manchas notables en Zuia y Urkabustaiz. Los matorrales más representativos son los brezales-argomales, los espinares de orla forestal y los prebrezales margosos. El quejigal subcantábrico (Q. Faginea) aparece entre los robledales del fondo de valle y los hayedos cacuminales. En el área de este dominio progresa el pino albar (P. Sylvestris) que efectúa a menudo el papel colonizador previo al asentamiento de los quejigales.

El siguiente ambiente vegetal corresponde a las Montañas y Altos Valles de Transición que comprenden las Sierras Centrales, las Occidentales al norte del eje del valle de Valdegovía y las Sierras y Valles Sudoccidentales de la Montaña Alavesa. Todos los tipos de vegetación potencial de la zona (hayedos, marojales, quejigales, carrascales) tienen una notable presencia. Las umbrías con una altitud superior a los 750 m pertenecen al dominio del hayedo que en algunas áreas como en Entzia alcanzan extensiones considerables. Sobre terrenos arenosos de las vertientes septentrionales de los Montes de Vitoria-Gasteiz y sobre los materiales detríticos del sinclinal colgado de Entzia-Iturrieta se desarrollan hayedos acidófilos con abedulares intercalares. El hayedo éutrofo se localiza en las planicies kársticas de las Sierras Centrales y Occidentales. El marojal se adueña de los terrenos arenosos. El mejor ejemplo está en el bosque de Izki, uno de los más extensos y densos de Europa. También aquí son frecuentes los abedulares. Por su parte los quegijales subcantábricos se decantan por los terrenos calcáreos. Una importante singularidad la constituyen los extensos bosques de pino albar que crecen en la parte occidental, sobre todo en Valdegovía. Las áreas secas y de suelos pobres, como las solanas pedregosas, son colonizadas por la encina carrasca.

Estas dos especies, quejigo y carrasca, son características de los Valles Submediterráneos. Se localizan en el área sudoccidental de la provincia (Valdegovía, cuencas medias y bajas del Omecillo, Bayas, Zadorra y Ayuda) y en la depresión de Santa Cruz de Campezo en el sector oriental. Los carrascales alcanzan un destacado desarrollo en la cuenca del Ega, englobados ya en el denominado carrascal estellés.

Las Montañas Meridionales (Árcena, Toloño, Cantabria y Joar) pertenecen al dominio del haya en las neblinosas laderas septentrionales, al del quejigo en altitudes inferiores y al de la encina carrasca en las solanas sometidas a efectos desecantes. En las laderas norte el bosque característico es el hayedo calcícola con boj. En la sierra sudoccidental de Árcena los pinares de albar son en la actualidad los dominantes.

En el apéndice meridional de la provincia, en la Rioja Alavesa, la vegetación natural la compone el carrascal mediterráneo, aunque por lo general se encuentra muy esquilmada debido al intenso uso agrícola del suelo. En áreas más frescas y húmedas aparecen quejigales. El pinar de Labraza supone un interesante ejemplo de pino carrasco (P. Halepensis). La coscoja y el romero, además de otras plantas aromáticas de raíz mediterránea, conforman los matorrales más representativos. Es destacable la vegetación propia de cubetas endorreicas de las lagunas de Laguardia y las cubetas de Elciego y Oyón.