Léxico

SOLUTRENSE

Yacimientos concernidos. Según la última revisión efectuada del Solutrense vasco-cantábrico (Straus 1983: figs. 1.1 y 1.2) la presencia de esa cultura es segura en los yacimientos vizcaínos de Atxeta, Santimamiñe, Atxuri y Bolinkoba, en los guipuzcoanos de Ermittia, Amalda y Aitzbitarte, en el navarro de Coscobilo y en los septentrionales de Xabiaga (Laburdi), Isturitz (Benabarre) y Haregi (Zuberoa). Como estaciones contemporáneas más próximas a nuestro territorio se citan las de la mitad S. de Landas (Rivière, Tercis, la tan conocida cueva du Pape en Brassempouy, y Montaut) y algo más al E. la cueva des Harpons en Lespugue (Alto Garona). En las otras provincias del litoral cantábrico se conoce una veintena de establecimientos solutrenses seguros: La Haza, Mirón, Fuente del Francés, Bona-Rascaño, El Salitre, Camargo, Morín, Cabalejos, Pendo, Castillo, Pasiega, Hornos de la Peña, Altamira, Peña de Carranceja y Chufín en la provincia de Cantabria; y Sol, el grupo de Llanes (Coberizas, Cueto de la Mina, Tres Calabres, Riera y Balmori), Buxu, Cova Rosa, Cierro, Oscura, La Viña, Las Caldas y Peña de Candamo en la mitad oriental de Asturias. Para el Solutrense vasco mantiene Straus una razonable duda en cuanto a la atribución de Lezetxiki, Urtiaga, Lumentxa y Atxurra. El Solutrense de Isturitz, sólo bien conocido en la Gran Sala de la cueva, ofrece conjuntos no numerosos pero sí bastante típicos. Es posible, al estudiar con cuidado las descripciones de los excavadores del yacimiento, llegar a definir estratigráficamente dos momentos o etapas sucesivas en ese Solutrense: a) Un Solutrense Medio o Superior: en el estrato FII (muy bien individualizado por E. Passermard en medio de una masa de arcillas grises que se depositaron en condiciones climáticas de relativa benignidad) y en el Ist IIIb de los Saint-Périer; b) Un solutrense Superior o Final, en la parte baja del nivel E y en el Ist IIIa. Para cuyo depósito se cuenta -siendo parte acaso de un importante hogar- con algunos buenos fósiles directores del Solutrense Superior o Final: una excelente "hoja de sauce" de retoque monofacial y una punta de base pedunculada, junto a hojas de laurel de base convexa,... El efectivo publicado por los Saint-Périer en la formación solutrense del nivel Ist IIIa cita unas cuatrocientas piezas de piedra tallada: treinta y ocho foliáceas (una docena de hojas de laurel, dos de sauce con talla monofacial, una de base cóncava, varios fragmentos menores), un centenar de buriles (suponiendo sus cuatro quintas partes los sobre truncadura) y centenar y medio de láminas largas retocadas. Según el estudio pormenorizado de las colecciones de Isturitz (Strauss 1983) procedentes del nivel FII (Solutrense Medio o Superior) en la colección Passemard del Musée des Antiquités Nationales y del Ist III a en la colección Saint-Périer de Morigny (hoy también en el M.A.N.) son éstos los porcentajes tipológicos, sobre efectivos de 101 piezas para aquella colección y de 472 para ésta:

Indice FII IIIa
Puntas solutrenses
Retoque solutrense
Raspadores
Buriles
Buriles diedros
Buriles de troncadura
Perforadores
Denticulados y escotaduras
Raederas
Piezas auriñacienses
Piezas perigordienses
4,0
12,9
28,7
24,8
12,9
7,9
1,0
5,0
6,9
6,9
5,0
8,0
13,9
35,0
24,5
5,5
10,5
1,7
5,9
3,4
6,1
4,4

En el Solutrense de Isturitz las etapas más antiguas (F II, Ist IIIb) poseen puntas foliáceas de base convexa pero no cóncava, y algunas laminitas de dorso; en tanto que en las más recientes (Ist Illa, base del E) el efectivo de las puntas solutrenses es mucho más variado (hojas de sauce, de laurel de base convexa, y algunas de base cóncava y pedunculada). Es también en este estadio avanzado del Solutrense de Isturitz cuando hacen su aparición las agujas de hueso y cuando son relativamente abundantes las piezas de arte mobiliar (en grabado o en bajorrelieve). El diagnóstico climático deducido del análisis palinológico por Arlette Leroi-Gourhan no pudo definir el detalle de sus variaciones: se refiere la etapa como en general seca, fría y ventosa pero incluyendo como intercalaciones "uno o varios períodos dulces y agradables" (Leroi-Gourhan 1959). Los restos de renos son menos abundantes que en otros niveles: y es curioso anotar que en la tecnología ósea de esa etapa los artesanos de Isturitz prefirieron los huesos y astas del ciervo a los del reno. Ph. E. L. Smith no se resiste a trazar ( 1966: 333) un cuadro paletnológico del Solutrense en Isturitz: "un pequeño grupo humano que viviendo en una etapa relativamente dulce, caza en el entorno inmediato, con posibles incursiones ocasionales a zonas más elevadas del piedemonte pirenaico, pero sin expediciones lejanas. También se pesca. A esas condiciones de vida relativamente sedentaria se pudiera deber el hecho de que así sea Isturitz el único lugar sulutrense de todo el ámbito pirenaico donde haya restos reales de arte bajo forma de grabados y esculturas". En Aitzbitarte IV se han anotado, también, dos posibles etapas del Solutrense en el seno de los 40 cm. aproximados de espesor del nivel IV que lo contiene: dio en las excavaciones por J. M. de Barandiarán un total de 448 utensilios tallados en piedra y una evidencia segura de que bastantes de los trabajos de ese instrumental se realizaron en aquel mismo sitio (casi cinco mil lascas, 62 núcleos y 4 compresores). Como ha anotado Straus la presencia en todo el espesor de ese nivel IV de puntas de muesca parece asegurar la situación cultural del conjunto de ese depósito dentro del Solutrense "Superior". Del "subnivel" IV superior procede una varilla de asta decorada en su dorso con motivos en triple ondulación: su técnica, por pequeñas muescas yuxtapuestas en hilera, se asemeja notablemente a la empleada en una pieza similar de la asturiana Cova Rosa. Los cazadores solutrenses de Aitzbitarte acumularon en los suelos de la cueva una mayoría de restos óseos de ciervo (el 49,3 % de los restos identificados) y de sarrio (32 %), frente a las menores cantidades de residuos de caballo (7,7 %), bisonte (5 %), cabra montés (2,3 %) y reno (1,4 %). En el nivel D de Bolinkoba destaca, en el terreno de los utensilios de adorno de quienes se dedicaron en aquel sitio agreste a la caza predominante de cabras monteses, una azagaya o estilete largo (de 160 mm.) cuya base reproduce en relieve el casco y arranque de la pata de un caballo. En una sinopsis global de la tipología de los utensilios recogidos en las excavaciones del Solutrense vasco, hemos de destacar los hechos siguientes: a) Las piezas típicas de la época (puntas y foliáceos de retoque plano) suponen, siempre, muy baja proporción en el efectivo total de industrias líricas: creo que no llegan al centenar las identificadas hasta hoy (muchas de ellas tan fragmentarias que no permiten decidir variedades de tipos), cerca de cincuenta en el País Vasco meridional, menos de cuarenta en Isturitz. Los ejemplares menos frecuentes son las puntas pedunculadas (de las que se halló una excelente en Isturitz); del tipo de puntas con base en muesca, bastante numerosas en Asturias y Cantabria, se conocen varios casos en Vizcaya o Guipúzcoa (Atxuri, Ermittia, hasta once ejemplares en Aitzbitarte) pero ya no en Isturitz; las puntas de base cóncava son conocidas en Aitzbitarte y en Isturitz (así como las en forma de hoja de sauce); las de hoja de laurel están presentes prácticamente en todas partes (Isturitz, Aitzbitarte, Bolinkoba, Santimamiñe y -con un trozo de tamaño excepcional- en Xabiaga). b) Es muy notable la presencia de elementos varios (abundantes láminas retocadas y truncadas, láminas y laminitas de dorso, buriles -entre ellos no escasean los del tipo de Noailles-, raspadores,...) que denotan el peso genérico del sustrato tecnológico del Paleolítico Superior y la especial significación de la tradición del Gravetiense anterior. Precisamente al apreciar esa notable presencia de utensilios propios de ese período precedente (las puntas de La Gravette y los buriles de Noailles) en Isturitz y Bolinkoba durante el Solutrense llegaron N. C. David y M. Ch. Mac Collough a subestimar esta cultura: negándole categoría real de situación cultural y reduciendo su entidad a la de una mera presencia de aislados útiles especializados. De tal modo que, con evidente exageración, llegaron a definir a quienes habitaron ambas cuevas en el Solutrense como "ocupantes noaillenses" con "influencias" solutrenses. c) De acuerdo con la adscripción teórica de los diversos fósiles directores de industria lírica a las etapas de las subdivisiones de la cultura solutrense habría que aceptar que todo lo que hoy se conoce en Euskal Herria (y, de paso, habrá que avisar, que la mayoría de lo estudiado en el resto del litoral cantábrico y del territorio pirenaico) encaja en las "etapas" Superior y Final del Solutrense. En cualquier caso, habrá que recordar que aquel modelo teórico del Solutrense de Périgord acaso no sea de recibo en estas zonas: cuando controles estratigráficos, tipológicos y radiocronométricos muy recientes (en Cova Rosa o en La Riera) sugieren la alta antigüedad absoluta de nuestro Solutrense cantábrico y la coexistencia de tipos faciales considerados en Francia sucesivos y excluyentes. d) En industrias óseas se aprecia en el Solutrense vasco un predominio de los punzones o azagayas de asta: tienen secciones circulares u ovaladas normalmente (son pocas las de sección cuadrangular) y bases en bisel simple, por lo común. Resultan bastante numerosos los colgantes en conchas o en dientes perforados; y suelen darse agujas de hueso. Los conjuntos de estas series industriales más interesantes provienen de las excavaciones de J. M. de Barandiarán en Bolinkoba y Aitzbitarte y de Passemard y Saint-Périer en Isturitz. El cálculo de la distancia estadística entre dos colecciones dadas (Delta-k), a nivel 0,05 ha permitido a L. G. Straus ordenar los efectivos de piedra tallada de varios yacimientos del Solutrense cantábrico y vasco. De su estudio (Straus 1983: 112-115) se deduce una agrupación bastante significativa de los veinte lotes analizados en dos bloques de emparejamientos: por un lado las estaciones de Asturias y Cantabria, por otro las de Euskal Herria con las que parecen emparentarse los dos yacimientos vecinos de Pape-Brassempouy (en Landas) y de Harpons-Lespugue (Alto Garona). Para esta área del Solutrense vasco, según el aludido cálculo de Straus, se establecen los siguientes juegos de proximidad: Bolinkoba D: Santimamiñe, Isturitz F2 Pape y Harpons. Santimamiñe: Bolinkoba D, Isturitz F2 y Harpons. Ermittia: Isturitz F2 Aitzbitarte: -. Isturitz F,: Bolinkoba D. Santimamiñe, Ermittia, Isturitz IIIa y Harpons. Isturitz IIIa: Isturitz F2 Pape: Bolinkoba D, Hornos, Altamira, Cova Rosa, Oscura, C. M. E/3 + 4 y C. M. E Total. Harpons: Bolinkoba D, Santimamiñe, Isturitz F, y Hornos.