Concepto

Socialismo

El socialismo marxista mostró un doble desarrollo en cuanto teoría del cambio social e interpretación del pasado, y como soporte de las reivindicaciones de las clases trabajadoras frente a la explotación capitalista. El desarrollo teórico marxista tan importante en otros países europeos no tuvo prácticamente incidencia en Euskal Herria. La vinculación al desarrollo del proceso de industrialización fue tardía (en el país se produjo a finales del siglo XIX y principios del XX en Bizkaia y después en Gipuzkoa; y en Navarra y Álava entre 1955 y 1975 en el contexto del último momento álgido capitalista); y la clase obrera en Bizkaia vio la luz en plena efervescencia de los debates en la II Internacional sobre el papel que debía jugar el movimiento obrero en un mundo cambiante a partir de criterios ideológico-políticos que, en buena parte de Europa, contaban con un basamento de fuerte tradición, por otra parte aquí inexistente. Entre las diversas versiones existentes de socialismo fue la vinculada al marxismo, hegemónico en la II Internacional, la que primeramente se desarrolló entre sectores de obreros vizcaínos vinculados al PSOE. La debilidad teórica de éste y su, durante décadas, escaso vigor organizativo se reflejaron en una parca presencia en suelo vasco. Su actividad se basó en la propaganda, en la organización, en la agitación y, ante la dureza de las condiciones de vida, en el impulso de fuertes confrontaciones sociales. Ello reportó al socialismo vasco del PSOE una estructura sindical y política asentada en la primera década del siglo veinte a pesar de su escasa potencialidad. Ideológicamente tuvo fuerte dependencia respecto al socialismo marxista de procedencia francesa que, en su vertiente guesdista, hacía gala de ortodoxia obrerista, contraria a las alianzas con partidos republicanos y carente de capacidad analítica de la propia realidad en la que se movía. El nacionalismo político vasco presente y competidor electoral en esas primeras fases de la historia del movimiento obrero fue considerado como elemento de rechazo. La carencia en los textos fundantes de la teoría marxista de reflexiones profundas sobre el hecho nacional no motivó a los socialistas vascos del PSOE a abordar semejante cuestión. El desinterés generalizado por las innovaciones teóricas y la incomprensión de problemas sociales de fuerte calado entre los líderes de los partidos marxistas (como el nacionalismo o el papel del campesinado en la lucha revolucionaria) se trocó por un apoyo incesante a la mejora de la organización obrera y la actividad sindical. La proclama psoeísta del internacionalismo devino en un recurso ideológico de pugna contra el ascenso político del nacionalismo vasco, que, a su vez, escondía una identificación estrecha con una forma concreta de concebir el nacionalismo español, ajeno en ese momento a las tradiciones republicanas federalistas y concomitante con el defendido por el centralismo conservador.

Este esquema mantenido hasta la guerra civil y el exilio se hizo más complejo durante las últimas décadas del franquismo y durante la transición a la monarquía constitucional. El país vivió un gran proceso de industrialización y reindustrialización, las clases sociales sufrieron grandes transformaciones, el histórico problema campesino desapareció, la dinámica demográfica fue netamente positiva merced al saldo inmigratorio favorable, la forja de una nueva clase obrera histórica retomó el protagonismo en la lucha social y el nacionalismo vasco se renovó adoptando formas vinculadas a los postulados socialistas de izquierda y revolucionarios. El socialismo, y el marxismo en ocasiones, fue el criterio ideológico adoptado por organizaciones nacionalistas novedosas como ETA en sus diferentes ramas y grupos escindidos, o por las organizaciones vinculadas a la izquierda de los partidos clásicos (PSOE y PCE), muy numerosas en el país hasta principios de la década de los años ochenta, e incluso por sectores nacionalistas vinculados al nacionalismo histórico como el sindicato ELA-STV, y perceptible también en un carlismo renovado y minoritario.

En general, con el impacto de los movimientos descolonizadores y la revolución cubana, así como con el de los nuevos movimientos sociales o las luchas contra la dictadura, el socialismo como referente ideológico vivió un momento estelar durante unas décadas a partir de los años sesenta, sin que haya desaparecido del horizonte de reflexión para la lucha laboral y política. Desde el punto de vista teórico, el socialismo y, en concreto, el socialismo marxista se debate en la coyuntura de entender un mundo capitalista que desde 1990 ha vivido enormes transformaciones que dificultan completar un análisis social sopesado, y que se muestra poco capaz de incardinar su reflexión en la realidad nacional vasca en la que está operando. Las aportaciones de tipo teórico, si bien no han desaparecido totalmente, quedan ubicadas en el contexto de la izquierda, nacionalista o federalista, sin que presenten un grado de profundidad suficiente como para aportar criterios innovadores para el cambio social.