Concepto

Sector minero

Alrededor de los efectos económicos de la exportación de mineral de hierro de Bizkaia ha ido desarrollándose un polémica que arranca de la época en la que las minas entraron en rendimientos decrecientes y sus propietarios y arrendatarios lucharon por evitar la subida de los impuestos, frente a las medidas preconizadas por los fabricantes autóctonos de hierro que deseaban reservarse los ya no muy abundantes y cada vez menos ricos yacimientos. Entre los argumentos de los mineros estuvo sostener la existencia de un nexo entre el proceso de industrialización y la venta al exterior de mineral. Ésta habría proporcionado los capitales necesarios para industrializar la comarca y sostenían que fue así en buena medida gracias a que la mayor parte de los beneficios generados se quedaron en manos autóctonas (Julio Lazúrtegui, Eduardo Landeta o Joaquín Arisqueta entre otros). Además la exportación de mineral se habría llevado mayoritariamente en buques de bandera española, la propiedad de las minas fue de indígenas que o bien las explotaron directamente o las dieron en arriendo o se asociaron con empresas extranjeras -Orconera, Franco-Belga...- Los extraordinarios beneficios acumulados en manos autóctonas se habrían invertido en la flota y en la industria siderometalúrgica. La realidad fue que la mayor parte del mineral se exportó en buques extranjeros, quedando a su favor los fletes y los seguros. Una excepción parcial fue el caso de la flota de Sota y Aznar. La superficie minera estuvo bastante dividida -un 60 por 100 habría pertenecido a pequeños propietarios y el resto a la burguesía local, los Martínez Rivas, Gandarias, Ybarra, Chávarri...- y a extranjeros -The Parcocha Mining, Mac Lennan, Luchana Mining...- Una parte muy importante de esa superficie no fue explotada por sus titulares sino que se dio en arriendo a quienes disponían de capital y de medios técnicos adecuados. En muchos casos esos arriendos consistieron en un canon fijo a tanto por tonelada extraída, pactado en épocas de precios estables, e inalterable a lo largo del tiempo. Los cálculos efectuados estiman que entre 1876 y 1913 el capital nominal de las sociedades anónimas constituidas en Bizkaia ascendió a unos 1.500 millones de pesetas, mientras que los beneficios mineros entre esas fechas acumulas por los grandes, medianos y pequeños mineros autóctonos sólo alcanzó la cifra de 404 millones de pesetas. De estos, una parte importante más que invertirse se gastó, y otra se invirtió en la minería, pero fuera de Bizkaia. Los estudios puntuales sobre el origen de los capitales invertidos en diferentes sectores de la economía vizcaína entre 1886 y 1900 indican que sólo un 20 por 100 se pueden relacionar con capitales de origen minero y entre 1901 y 1913 un porcentaje semejante.

Los capitales generados por la minería o por sus necesidades subyacen a la construcción del puerto exterior de Bilbao y a la canalización de parte de la ría del Nervión, al incremento del consumo y en un modesto porcentaje a las inversiones realizadas en los sectores siderometalúrgico, naviero, bancario, de la construcción y de los seguros.