Pastoral

Pastoral

Al establecer los orígenes de este género del teatro folklórico nos encontramos ante pareceres contrapuestos. Dejamos a un lado las opiniones ya superadas de los investigadores del siglo XIX (Chaho, Michel, Webster y Vinson principalmente) pues, con una visión a veces romántica, los situaban en la Edad Media o antes y le daban a la pastoral un carácter plenamente autóctono. A través de la historia, se uniría, según ellos, a las formas dramáticas populares imperantes en Europa durante los siglos XV y XVI. Será Georges Hérelle quien, a principios de siglo, realice un estudio profundo del que surgirán las dos opiniones resultantes de las últimas investigaciones. La pastoral es, según Hérelle, el último eslabón de una cadena cuyo origen estaría en los Misterios, Milagros y Moralidades extendidos desde el final de la Edad Media en el Occidente Europeo. Es el momento del desarrollo del teatro religioso urbano, de complicada escenografía con diferentes mansiones o lugares dramáticos en los que se representaban temas tomados de la Biblia (principalmente la Natividad y la Pasión), obras hagiográficas y biográficas ejemplarizantes.

A partir de esta época surge, por una parte, una simplificación progresiva de la puesta en escena, provocada por la ruralización de este teatro religioso y, por otra, una diversificación de los temas. No se trataría ya de celebrar con una representación los hitos anuales más importantes de la religión, sino de enmarcar esa representación dentro del contexto de la fiesta popular. Entran en el repertorio otros temas bíblicos y religiosos profanos (tomados de la historia antigua o la mitología clásica) y, más adelante, adaptaciones de la literatura de "colportage" o Blibliothèque Bleue. Uno de los factores más importantes a tener en cuenta a la hora de estudiar el teatro folklórico vasco es la existencia de la llamada civilización popular campesina en Europa Occidental durante y después del Renacimiento. La expresión estética de esta civilización es el realismo grotesco que tiene su realización dramática en el teatro cómico popular y su manifestación más importante en la celebración del carnaval.

Parece más que probable que este teatro cómico, cuyo planteamiento escénico era una simplificación del de los teatros religiosos urbanos, fuera el vehículo utilizado, sobre todo en forma de teatro de feria, para la extensión por toda la zona de una forma dramática común. Por un lado se ruralizan las llamadas "compagnies joyeuses", grupos de jóvenes que preparaban las representaciones y otros actos en torno a la fiesta carnavalesca y, por otro, la labor adoctrinante e ideologizadora de la Contrarreforma se canaliza por medio de esta forma dramática. Esta teoría sobre el origen de la pastoral, defendida en lo fundamental por Oihartzabal, Garamendi y Juaristi, partiendo de los trabajos de Georges Hérelle y teniendo en cuenta las últimas investigaciones sobre el teatro popular europeo (Rey-Flaud, Jacquot etc.), es muy plausible: coincide con el cambio de actitud de los poderes absolutos respecto a las costumbres y fiestas populares de la época (la labor represiva de la Inquisición pasa a segundo plano y la Iglesia presenta una actitud evangelizadora basada en el perdón y no en el castigo) y explica además la ausencia de manuscritos o libretos de pastorales anteriores al siglo XVIII.

Ante esta opinión fuertemente documentada hemos de tener en cuenta los estudios de Peillen y Casenave que, si bien no llegan a profundizar tanto como los anteriores, plantean hipótesis y vías de investigación en absoluto desechables. Estos defienden la existencia de formas dramáticas anteriores al siglo XVIII. Concretamente, Peillen, después de insistir en la posibilidad de una tradición teatral vasca anterior (ya defendida hace tiempo por Gabriel Aresti y otros) que hubiera desaparecido por diferentes causas y de la que conservamos solamente unos pequeños retazos, propone un esquema evolutivo de la pastoral tradicional que citaremos más abajo. Casenave, defiende un teatro autóctono suletino en el Medievo, basándose en la interpretación de las figuras de los capiteles de la iglesia de Santa Grazi (sureste de Zuberoa del siglo XI) y en la aparición de un fresco del XIV, hace unos años, durante unas obras de remodelación de la parroquia de Altzabeheti.

En él aparecen unas figuras femeninas cantando en hilera con un bastón en la mano derecha y, debajo de ellas, la inscripción "Santa Gratiae". Es posible que se trate de la representación iconográfica de una pastoral homónima. Disponemos de dos libretos bajo ese título del siglo XIX. Creemos que estas dos opiniones acerca del origen de la pastoral podrían llegar a complementarse. Si bien tenemos pocos datos para poder confirmar la existencia de una dramática popular autóctona en este género, está claro que la comunidad suletina conserva con ella una manifestación cultural de valor inapreciable, que representa una de las únicas conexiones de la literatura vasca, por lo menos hasta hace relativamente poco tiempo, con los temas narrativos y formas teatrales de la tradición europea occidental; tradición, por otra parte, desaparecida en las otras zonas.