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OIARTZUN

Frontera caliente. Por ello, ya no tratarían sólo los oiartzundarras de defender sus posesiones sino de las agresiones derivadas de la nueva situación política. El gobierno o batzar del valle tendría dispuestas más guarniciones de vigilancia y defensa, que en caso de ataque se verían reforzadas por aquella especie de ejército permanente, que debía ser el personal de las mismas ferrerías. Como comenta Lecuona, son muy conocidas las frecuentes y terribles incursiones de gente armada, que por entonces y desde las tierras de Laburdi y Navarra se organizaban, incursiones que motivaron la fundación de la villa de Errenteria, y cuyo objeto era siempre arrasar cosechas y desbaratar la producción industrial de las ferrerías y molinos. «El Fuero de Ferrerías, concedido a los ferrones del valle e Irun por Alfonso XI (1338), tras aludir a aquellas incursiones de gascones y navarros, añade la significativa observación de que, en efecto, la tierra de Oiartzun estaba situada en frontera de tres Reinos, a saber: Navarra, Castilla e Inglaterra (Gascuña, feudo inglés a la sazón, y lindante con Oiartzun a través de Hondarribia)». Por lo demás, en lo eclesiástico pertenecía al obispado de Bayona. A propósito de la belicosidad de los ferrones, es significativo lo que reza el preludio de una Ordenanza del Concejo del Valle, año de 1623, donde se pondera cómo en lo antiguo tenía el valle «labrantes y corrientes tantas Ferrerías, que entretenían más de 800 hombres de pelea... para todas las ocasiones de guerra que se ofrecían con los enemigos como en frontera... y ahora ha venido a despoblarse -añade- de suerte que apenas se hallan en él 400 hombres». Por estas mismas fechas de la Edad Media y con miras principalmente a la defensa de la industria ferronera, fue cómo debió de revalorizarse el castillo romano de Feloaga, Beloaga o Arkale».