Concepto

Nacionalismo vasco y europeísmo

El primer partido nacionalista vasco se creó en 1895 y ya para principios de siglo, como ha demostrado el profesor Alexander Ugalde, se puede identificar una tendencia europeísta en numerosos artículos de la prensa nacionalista (Euskalduna, La Patria, Patria,...). Así, en 1913 y 1914 Luis de Eleizalde ("Axe") sostenía la importancia que el contexto europeo tenía para los vascos. En la década siguiente el nacionalismo vasco se posiciona con mayor claridad al hilo de las primeras propuestas paneuropeístas contemporáneas. La figura clave del momento es Engracio de Arantzadi, puesto que sus opiniones influyeron tanto en el Partido Nacionalista Vasco (PNV) como en Comunión Nacionalista Vasca (CNV). Este dirigente nacionalista, en una serie de artículos publicados en el diario Euzkadi entre 1926 y 1929, manifestaba que,

"por un lado, la unidad internacional iba a ser un hecho más allá de los deseos que cada cual tuviere, lo que en el contexto continental europeo podría materializarse a través del paneuropeísmo; y por otro, los ideales nacionalistas no iban a sufrir merma, es más, se va a razonar (...) que en el caso de Euskadi hasta resultaría positivo un europeísmo que acogiese las demandas de aquellas nacionalidades que seguían reclamando sus derechos con mayor o menor graduación de exigencia política entre el autonomismo y el independentismo". (Ugalde 1994:6 y 9).

Además, Arantzadi entendía -casi una década antes que Ortega y Gasset (1997:44-46)-, que "de hecho ya existía una "unidad europea", conceptuando a la misma como el conjunto de "vínculos de solidaridad europea que enlazan a los hijos de esta zona del mundo", a pesar de lo cual, era consciente de las grandes dificultades que entrañaba su plasmación institucional. Por eso el nacionalismo vasco, cuando el 5 de septiembre de 1929, el ministro de exteriores francés Briand presentó en la Sociedad de Naciones un "Proyecto de Unión Europea", analizó detenidamente este proyecto sobre el cual Aniceto de Rezola -quien lo calificó de "feliz iniciativa"-, concluyó que las mayores dificultades radicaban en los "egoísmos estatistas",

"a la vez que de forma muy lúcida subrayaba que un proyecto de este tipo debía aunar las esferas económica y política, previniendo que en la necesidad de vencer todo género de obstáculos, la finalidad económica y el pensamiento político habrían de fundirse para la defensa de los intereses comunes". (Ugalde 1994:10) 1.

Arantzadi, por su parte, "aseguraba que el europeísmo iba a ser 'singularmente amable' para las minorías étnicas y las pequeñas nacionalidades, siendo precisamente una de las ventajas de 'inapreciable valor' el 'respeto' con que se trataría a aquellas en la hipotética nueva configuración del continente". En síntesis, concluía: '¿Cómo no habremos de anhelar esa Unión Europea siendo católicos y miembros de una nacionalidad a la que fuerzas mayores sojuzgaron en un régimen imperialista e irresponsable?'. Nosotros nos apuntamos a la idea de Briand por las razones apuntadas (...)". (Ugalde 1994:10)

Estas tesis se mantendrán agrupadas bajo la denominación de "Doctrina Aguirre", desde la época del exilio tras la guerra civil, debido al impulso internacionalista y, fundamentalmente europeísta, que le dio el lehendakari Aguirre a la doctrina nacionalista.

"Así, los miembros de aquel equipo vasco [de gobierno] en el exilio plantearon ya, en aquella época, una cuestión muy actual: el futuro debilitamiento del Estado-nación y la búsqueda de una alternativa supraestatal. La Doctrina Aguirre representa, pues, la base ideológica sobre la cual se fundamentan, hoy en día, los dirigentes del Partido Nacionalista Vasco para enfocar el futuro del País Vasco en la Unión Europea y más globalmente, para idear la Europa de los pueblos." (Galeote 1999:267).

A mediados de los años cuarenta se va consolidando el movimiento federalista europeo, culminando en el denominado Congreso de Europa, que se celebró en La Haya entre los días 7 y 10 de mayo de 1948, y al que asistieron personalidades del nacionalismo vasco entre las que se encontraba el propio Lehendakari Aguirre (Ugalde 2001:82). A la vez que se consolida el movimiento europeo también lo hace la orientación europeísta del nacionalismo vasco, así como de otros sectores políticos de Euskadi (Ugalde 1994:11). De hecho, durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, "el PNV se constituyó en la fuerza antifranquista peninsular con mayor presencia en Europa, siendo avanzadilla en temas europeos y, en ocasiones, la única representante estatal en organizaciones continentales" (Arrieta 2007:84).

Observando esta orientación iniciada a principios de siglo, no sorprende que el PNV, en su ponencia política de 1977, mediante la que se adaptaba el partido a la realidad política abierta por la transición, manifestase que "las estructuras estatales europeas originadas en el periodo absolutista y liberal e imperantes aún en la actualidad, son inadecuadas a las necesidades actuales" (PNV 1977:45). Así, se entiende que estos Estados son demasiado pequeños para manejar los grandes mercados y la moderna tecnología, y demasiados grandes para un desarrollo político democrático en su interior. Estas ideas se desarrollaron ampliamente en dicha ponencia:

"Los Estados europeos, anclados aún en sus estructuras de Estado-nación, no disponen ya, sin embargo, de la capacidad de decisión soberana de la que hasta hace poco disfrutaron. La aparición de las grandes potencias y la política de bloques les ha arrebatado el protagonismo político e internacional que ejercieron hasta la Segunda Guerra Mundial. Se anuncian elecciones generales para un Parlamento Europeo 2, porque el nuevo marco económico europeo exige ineludiblemente un nuevo marco político. Si Gran Bretaña, Francia o Alemania ya no pueden sostener su autoestatalidad en la plenitud de soberanía como hasta ahora, es lógico que el pueblo vasco no debe caer en la tentación de pretender darse a sí mismo una estructura estatal caduca y superada. Ha de luchar y colaborar para que esa nueva estructura política europea, aún por hacer, sea democrática y plurinacional, una Europa en la que cada pueblo pueda desarrollarse plenamente a partir de su propio ser y peculiaridad, laborando codo a codo con los demás en la construcción de una Europa nueva, libre, progresiva, democrática y con vocación mundial." (PNV 1977:47)

Tras este análisis del marco político, se exponen las principales metas del partido: 1) "la recuperación del poder político originario y que se concretará en la fórmula política más apta para la situación actual de nuestro pueblo, en el marco de una estructura democrática"; 2) el refuerzo de los lazos con los territorios vascos dentro del Estado francés, para los que exige la creación de un departamento propio (territorialidad); Pero el objetivo más interesante, desde el punto de vista de este artículo, es el tercero y último de esta lista, donde "el Partido Nacionalista Vasco reitera su vocación europea, afirmada ya públicamente en el Aberri Eguna [Día de la Patria Vasca] de 1933 con el lema Euzkadi-Europa..." (PNV 1977: 47- 53). Y es que:

"En el marco de esta Europa de los pueblos es donde hallará su realización la unidad política de los vascos y su libertad, en igualdad y solidaridad con los demás pueblos europeos, y con una estructura política propia surgida de la voluntad de todos los vascos." (PNV 1977:55).

Autogobierno, democracia y territorialidad, siempre en el marco europeo, se constituyen así en los objetivos políticos fundamentales del PNV. De esta forma, "partiendo de la consideración según la cual el autogobierno del País Vasco debe desarrollarse en el contexto de una Europa federal integrada por nacionalidades y países en pie de igualdad y no en un Estado vasco en el sentido clásico del Estado-nación, el PNV se presenta como un partido fundamentalmente europeísta. Más allá de una simple adhesión a la construcción europea, este partido ha elaborado su proyecto político para Euzkadi en torno al marco europeo." (Galeote 1999:268, subrayado nuestro)

El programa electoral de las elecciones europeas de 1989, las primeras tras la adhesión del Estado español a la Comunidad Europea, propició la ocasión idónea de sintetizar y plasmar en un único documento los sucesivos aportes de Asambleas nacionales, informes, ponencias, etc. Allí se partía del diagnóstico sobre el "resquebrajamiento de las formas políticas tradicionales, y de la forma política por excelencia: el Estado"; cediendo soberanía hacia arriba y asistiendo a un "fenómeno de regionalización europea que, más allá de una mera reordenación territorial, está produciendo una nueva reordenación basada en unos parámetros conceptuales distintos". En vista de lo cual el PNV "mantiene la opción europeísta" que siempre tuvo y la concreta

"en el símbolo de la Europa de las trece estrellas, de manera que Euzkadi se coloque, en los futuros Estados Unidos de Europa, al mismo nivel de soberanía y sea tan Estado como cualquiera de los actuales doce miembros de la Comunidad. Bien entendido que la integración en Europa no supone una renuncia a su soberanía ni al derecho de seguir ejerciendo su autodeterminación en el futuro.
Entiende que en este marco se nos ofrece una gran oportunidad de avanzar en la articulación nacional vasca, superando las divisiones entre los Estados (división Iparralde-Hegoalde) o las divisiones jurídico-políticas establecidas dentro de un Estado (división en dos Comunidades autónomas en Euzkadi Sur)." (PNV 1989:13) 3.

Es decir, partiendo de la base de que los Estados, en su configuración clásica, están abocados a ser superados y sustituidos por una estructura supranacional y federal, se establece cuál debe ser uno de los principios democráticos fundamentales de la misma: el reconocimiento del derecho de autodeterminación de los distintos pueblos que la forman.

Desde este punto de vista, el PNV entiende que este marco político ofrece "una gran oportunidad" para la construcción nacional vasca, por encima de los Estados y las divisiones jurídico-políticas.

Este partido, que ha gobernado la Comunidad Autónoma Vasca desde su creación hasta 2009, ha dado numerosas muestras de su europeísmo en su acción de gobierno. Pueden destacarse la creación de una Dirección de Asuntos Europeos, dentro de la Secretaría General de Acción Exterior, que dependía directamente de la Lehendakaritza (Presidencia de Gobierno), indicando así la máxima importancia política que se le daba a esta área.

También merece señalarse la llamada del Lehendakari Juan José Ibarretxe al eurodiputado Josu Jon Imaz, en 1999, para formar parte de su gobierno como Consejero de Industria, Comercio y Turismo, además de ser portavoz del gabinete. Sin duda este diputado europeo era una da las personas más capaces y que mejor comprendía el entramado comunitario. Es especialmente significativo este nombramiento en un momento en el que el principal objetivo del gobierno vasco, en el contexto de la tregua de ETA, era alcanzar la paz y la normalización política, que como se ha visto pasa, para este partido, por el encaje en el marco europeo.

El tercer ejemplo continúa con el periplo vital del señor Josu Jon Imaz, cuando, en contra de todo pronóstico, que le señalaba como el candidato más probable para suceder al propio Lehendakari Ibarretxe, fue convencido por ciertos sectores de su partido para presentarse a la presidencia del PNV. No cabe duda que estos sectores buscaban renovar en el partido algunos aspectos de su discurso y estrategia, para adaptarse a un contexto europeo marcado por el debate sobre la Constitución europea (Filibi 2007). Las elecciones, muy reñidas, terminaron con el triunfo de Imaz sobre el otro candidato, Joseba Egibar. Durante su mandato como presidente del PNV (enero de 2004-septiembre de 2007), las referencias a Europa, a sus instituciones y a los condicionantes de dicho marco, pasaron al centro del discurso y acción del partido, como muestran los documentos y ponencias políticas aprobados en sus años de mandato (Filibi 2008:20-21). Cabe destacar la influencia de este giro ideológico en el debate político vasco.

Todos los partidos nacionalistas se han posicionado respecto a la integración europea. Eusko Alkartasuna, partido que nace como consecuencia de la escisión producida en el seno del PNV en 1986, desde su congreso constituyente de abril de 1987 "manifiesta su voluntad de establecer vínculos asociativos con otras naciones, muy particularmente en un proyecto federal de la Europa de los Pueblos, siempre que se respete la presencia de todas las naciones en pie de igualdad y se reconozca permanentemente su derecho afectivo a la libre determinación" (introducción del apartado 1.1. Identidad política de EA).

En el segundo Congreso, sin perjuicio de la proclamación del derecho del Pueblo Vasco a su autodeterminación y a la constitución de un Estado propio,

"EA apoya un proyecto de Unidad Política Europea, en la que todas las naciones y no sólo los actuales Estados, sean finalmente los protagonistas de una federación de pueblos que unan su esfuerzo solidario desde la igualdad y el reconocimiento recíproco y permanente de su libre determinación." (EA 1989:11)

No obstante, EA no se hace ilusiones sobre el actual proceso de integración, llegando a reconocer que "la incorporación a las Comunidades Europeas del Estado español no ha representado un avance para la causa nacional vasca" y que "frente a la mitificación ingenua o interesada de la idea de Europa como marco propicio para el reconocimiento de un proyecto nacional vasco, es preciso señalar que, al menos a corto y medio plazo, sólo dificultades adicionales va a reportarnos la reciente incorporación". Por ello, el proceso a seguir debe ser (EA 1989:47-49):

  • "Profundización del autogobierno y mayor presencia en Europa.
  • Aproximación progresiva de los territorios de Euskal Herria.
  • Estado Vasco.
  • Replanteamiento de nuestra presencia en una Europa en transformación."

Se puede decir que, en este congreso, EA da un giro pragmático en su concepción de Europa y sus posibilidades para el nacionalismo vasco, inclinándose por orientar su actividad política hacia el logro de una mayor presencia en las Comunidades Europeas y en los mecanismos de formación de la voluntad estatal en tales asuntos. Ello, sin renunciar al Estado vasco como objetivo final -siempre dentro de la Comunidad-, y percibiendo la necesidad de un replantemiento de la presencia vasca en Europa como consecuencia de su transformación, de su dinamismo, de constituir un proceso en construcción.

En las siguientes elecciones al Parlamento Vasco (1990), el programa electoral incidía de nuevo en la cuestión de "la reforma del marco político actual, desde la perspectiva de la construcción política de Europa" (EA 1990:12). Pero, además, se asociaba esto con otra idea: "Nuestra lucha a favor del autogobierno parte del mismo objetivo que el movimiento pacifista: apoyar la construcción de un mundo que se desarrolla incontenible hacia la unidad en la diversidad" (EA 1990:24, subrayado nuestro). Es decir, el partido se comprometía a favorecer el "impulso al proceso político de la Unidad Europea como factor de paz" (EA 1990:26, subrayado nuestro). Hasta ahora no se había establecido con tanta claridad la asociación entre proceso político europeo, desarrollo del autogobierno y factor de paz.

Ya en marzo de 1996, con ocasión de las elecciones generales anticipadas, se proclama que "la aspiración a hacer realidad el lema 'Independencia en Europa' que compartimos con otros partidos nacionalistas europeos, es la pretensión legítima de asumir los atributos de una estatalidad acorde con las circunstancias políticas del siglo XXI. Cualquier argumento encaminado a desacreditar la idea de un estado vasco por anacrónico, debería servir para desacreditar por igual motivo el papel de cualquier otro estado de la Unión" (EA 1996:48).

El III Congreso, celebrado ese mismo año, sienta las nuevas bases de la estrategia política de Eusko Alkartasuna. 'Independencia en Europa' y el repudio absoluto de cualquier forma de violencia -sea por parte de ETA o del Estado-, pasan a ser los polos principales de acción para EA (EA 1996:5).

Por encima de sus distintos matices, el PNV y EA han demostrado un núcleo ideológico común en su visión de Europa. Así, en las elecciones europeas de 1999 ambos partidos se presentaron en coalición electoral. En dicho programa electoral conjunto se desarrollaba su modelo político europeo. Allí se planteaba la idea de que además de la Europa de los Estados y la de los ciudadanos, "se ha introducido cada vez con más fuerza una tercera propuesta: la Europa de los Pueblos o de las Naciones", fenómeno debido en parte a la superación de los nuevos espacios económicos y políticos, pero también debido a que "los pueblos y naciones cobran mayor importancia en la vida interna de los estados europeos" (PNV/EA 1999:29).

No obstante, no todos los partidos nacionalistas comparten el diagnóstico sobre lo que es la integración europea y sus oportunidades. Así, la izquierda abertzale oficial (antigua Herri Batasuna, luego Batasuna) ha mostrado siempre una actitud claramente distinta a la de los dos partidos que se acaban de ver. Nos centraremos únicamente en dos documentos para extraer la actitud de esta formación política ante la Unión Europea. En 1994, HB editó una serie de seis libros, agrupados bajo el título genérico de "Europa, Kritika eta Alternatiba". Allí se afirmaba contundentemente que:

"Está claro que son los estados, y no las regiones y mucho menos los pueblos, los elementos básicos de la arquitectura europea construida por la Derecha y el Capital. los actuales estados comunitarios, cuyas estructuras políticas son en más de un caso anuladoras de los derechos de los Pueblos y Naciones que lo conforman, continúan negándoles toda capacidad política y económica en la Europa diseñada en el Tratado de Maastricht." (HB 1994:21)

Completando esto, se veía a la Unión Europea como un "proyecto autoritario, insolidario, antisocial e imperialista", lo que hacía que la idea de una Unión Europea se volvía "abstracta y vacía en sí misma". La conclusión era la falta de identificación con este proyecto y la demanda de una mayor democracia en la euroburocracia (HB 1994:22-23 y 27).

Un año después, en 1995, la ponencia Oldartzen manifestaba la pertinencia de distinguir entre la Unión Europea y Europa, que era "algo más que el proyecto de ciertos estados y oligarquías": "Europa es una realidad concreta que (...) no puede ser patentada por nadie" (HB 1995:13).

Y se distingue además entre esta Europa actual de los Estados de una futura Europa supranacional que, aunque llegara a existir, tampoco reconocería el hecho nacional (HB 1995:14). Pero se observa ya un creciente interés ante el fenómeno supranacional, aunque siga siendo criticado por su centralismo y falta de democracia.

También la organización armada ETA fue mostrando un creciente interés por la integración europea, sobre todo tras el Tratado de Maastricht y la creación de la Unión Europea. Resultó significativo que en el documento en el que ETA proclamaba la tregua de 1998, una vez expuestas las razones para declararla, ETA constata que paralelamente a la evolución de la situación política de la propia Euskal Herria, se estaba produciendo otro fenómeno importante:

"Europa está construyéndose como centro político, social y económico, como centro de decisión de los temas principales, pasando por Madrid y París, y alejándose de las estructuras estatales que nos someten directamente. Y sin un proyecto de independencia eficaz, el sometimiento y la desestructuración que padece Euskal Herria se acrecentará. Más aún, si estamos sin recursos ni alternativas que hagan frente a los gigantescos proyectos de unidad cultural y económica a nivel mundial."

Hasta este comunicado, apenas había referencias a la Unión Europea en los escritos de ETA. Y cuando se producían, solía ser para mofarse de una realidad ficticia, algo etéreo con lo que se trataba de justificar una serie de medidas económicas neoliberales. Con este texto se produce una alteración importante del discurso. Ahora "Europa" pasa a ser algo con entidad propia y, más aún, inevitable. Ya no se puede luchar contra una realidad que se impone -incluso a los propios Estados- a nivel mundial y que va a adquirir cada vez más poder como "centro político, social y económico". Esta nueva forma de considerar el nivel europeo, a su vez dentro de un contexto mundial, reorientará gran parte del discurso político de ETA, que ya comenzó su proceso de transformación con la "Alternativa Democrática" (Filibi 1999).

En el comunicado del 26 de febrero de 1999, ETA hace una "reflexión acerca de la situación que en estos últimos cinco meses ha vivido Euskal Herria y la decisión que como consecuencia ha tomado". Es la primera vez que la Unión Europea no se ve exclusivamente como una amenaza, sino que se le reconoce algún tipo de ayuda o apoyo a la liberación nacional vasca. Aunque el texto parece referirse únicamente a la dimensión económica, a la ventaja comparativa del tamaño regional, se mantiene que el proceso de construcción europea está en marcha. Además, el entorno próximo de Euskal Herria es esa Europa, ya no entrecomillada, que pasa así a sustituir a los Estados como referente del nuevo escenario internacional.

Una oportunidad poco habitual de encontrar material añadido para interpretar la doctrina política de ETA, fue la entrevista que los periódicos Gara y Egunkaria realizaron a varios miembros de su dirección y que fue publicada el 16 de mayo de 1999 (seguimos aquí la publicada por Gara). En lo referente a la dimensión internacional, se puede decir que ETA confía en que: 1) se produzcan "presiones de otros Estados" para obligar a que el gobierno español se mueva y responda a la oferta de abrir un proceso político que resuelva el conflicto; y 2) la comunidad internacional es importante además porque, en el último momento, "prestará su ayuda" siempre que se vea que Euskal Herria es un pueblo y que sus métodos son democráticos, con lo que además de un requisito para que te ayuden en el nivel internacional, la democracia es una garantía que este nivel otorga al final del proceso. En otro punto de la entrevista ETA lamentaba que el acuerdo de Lizarra-Garazi no se hubiese plasmado en una candidatura conjunta para las elecciones europeas.

Tras el fin de la tregua de 1998 se produjo un importante debate dentro de la izquierda abertzale y un sector crítico, principalmente navarro y aglutinado alrededor de Patxi Zabaleta, se constituyó en corriente interna que terminaría por crear su propia organización independiente a partir de julio de 2001. Esta nueva formación, Aralar, se define en su documento "Línea ideológica" por ser un "partido abertzale e independentista de izquierdas" cuyo objetivo es la creación de la República Federal de Euskal Herria y, en política internacional, "la solidaridad entre los pueblos será su divisa, y propugnará la Europa unida de los pueblos" (Aralar sf:3). El ejercicio del derecho de autodeterminación debe servir también para decidir el lugar de Euskal Herria en concierto internacional. Aunque Aralar "apuesta por la estructuración política de Europa", también es muy crítica con el actual modelo de integración, "dominado por macroestructuras que cuentan con un serio déficit en lo que respecta a las posibilidades de control ciudadano", por lo que los vascos "también tendremos que decidir si queremos seguir siendo miembros de la Unión Europea". En este sentido, Aralar reivindica una "Europa de los Pueblos" (Aralar sf:5).

En el año 2004 se creó en el ámbito de la Comunidad Foral Navarra una coalición de partidos políticos denominada Nafarroa Bai (NaBai) formada por Aralar, Batzarre, Eusko Alkartasuna, y el Partido Nacionalista Vasco, así como diversas personalidades independientes. En su programa electoral para las elecciones forales de 2007, en las que se convirtieron en la segunda fuerza política navarra, se señalaba con claridad que "Nafarroa Bai está profundamente comprometida con la construcción de la Europa política y social". Por un lado, "aboga por una Europa democrática, que reconozca el derecho a la autodeterminación, basada en la participación efectiva de todos los pueblos del continente. Asimismo, aboga por una Europa social, con políticas económicas que se pongan al servicio del bienestar de todos los ciudadanos" (NaBai 2007:6).

En el mismo documento se defiende "la participación navarra en las instituciones comunitarias (Consejo de Ministros de la Unión y Comités)" y se "postula que Navarra disponga de capacidad de codecisión y de presencia directa en las instancias directas que tratan de los asuntos de su interés o competencia, teniendo además una delegación permanente en Bruselas volcada en la defensa de nuestros intereses". Asimismo, "Nafarroa Bai reivindica la recuperación del Protocolo de Cooperación entre Navarra, la Región de Aquitania y la CAV (que fue derogado por el gobierno de UPN) con el fin de mejorar nuestras oportunidades en el ámbito europeo..." (NaBai 2007:7).

1Nótese el avance de las ideas del "interés común" y de la naturaleza política de la integración, absolutamente claves en el pensamiento de Jean Monnet, padre de las Comunidades Europeas tras la Segunda Guerra Mundial.

2El texto se refiere a las elecciones al parlamento Europeo de 1979, las primeras en las que los miembros de la antigua Asamblea fueron elegidos directamente por los ciudadanos de los Estados miembros, dotando así a esta institución -hasta entonces muy poco relevante-, de legitimidad democrática, con el consiguiente incremento de su autoridad y poder político.

3Es interesante notar que el título de este programa es "...y ahora Europa", y en la contraportada aparece el titular: "La apuesta del Partido Nacionalista Vasco por la Unión Europea".