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Lekunberri

Lecumberri fue quemada por las tropas de la Corona de Castilla en 1430 perdiendo muchas casas y también su fortaleza. En el entramado urbano se diferencian claramente dos espacios. El primero lo componen las casas que rodean a la iglesia, de mayor antigüedad y casi todas fechables en el siglo XVIII salvo algún ejemplar del siglo XVI. El segundo se emplaza al sur del núcleo urbano, que fue hacia donde creció el pueblo. Sus casas son de los siglos XIX y XX.

Entre los edificios que se pueden encontrar en el casco urbano de la población hay que reseñar de forma especial las casas Borronea, Galarrenea, Mitxusenea, la casa parroquial, Alkatenea que se presenta como un hermoso ejemplo de casa tardogótica del XVI, Juaniconea y Escribaenea, ésta ya del siglo XIX.

En el centro del pueblo se levanta la iglesia parroquial de San Juan Bautista construida en estilo gótico a lo largo del siglo XIV y en la que se conservan dos ventanas de aire románico. La nave se divide en cuatro tramos más cabecera poligonal, sobre la que se ubica una bóveda dividida en paños mediante gruesos nervios de sección poligonal idénticos a los fajones que aguantan la bóveda de cañón apuntado que cubre toda la nave, y que montan sobre ménsulas poligonales a la altura de la cuales corre una imposta. En una ventana sobre la sacristía se ven elementos románicos reutilizados que representan rostros humanos, animales y elementos vegetales. A los pies de la nave se emplaza el coro con balaustrada de madera. La sacristía se adhiere a la cabecera por el lado de la Epístola y es de planta rectangular. Se reformó en el primer tercio del siglo XIX.

Al exterior muestra un aspecto compacto, unitario. Su fábrica de sillería es jalonada por contrafuertes que llegan al tejado. En el centro del ábside se abre una ventanita románica de medio punto con columnas capiteladas con tema vegetal y cabezas. La portada se ubica en el segundo tramo por el lado de la Epístola y está flanqueada por dos contrafuertes recortados a media altura y recogidos en trilóbulos. Fue restaurada primero en 1830 y posteriormente en 1965. La torre, sobre el tramo del coro y por el lado de la Epístola se reduce a un pequeño cuerpo cúbico de campanas erigido en 1767.

Dentro se encuentran, en el sotocoro, cuatro relieves que debieron de pertenecer a algún retablo mayor anterior.

En cuanto a los retablos, tiene cierto interés el de Santa Catalina colocado en el lado del Evangelio. Está compuesto por un cuerpo de tres calles, de las cuales la mayor aparece enmarcada por columnas de fuste acanalado y ático triple rematado en frontón triangular. Contiene relieves, tallas de bulto y pinturas en tabla. La decoración es propia del primer renacimiento. En el otro lado se emplaza el retablo que hace pareja con el mencionado anteriormente. Tiene por titular a la Virgen con el Niño, siendo de muy parecida traza.

El retablo mayor es del siglo XVII, realizado por los Martín Ayoroa, padre e hijo, vecinos de Ituren. La policromía es del pintor Juan de Irigoyen. El aparato litúrgico consta de un alto banco con hornacinas laterales sobre el que apoya el cuerpo de tres calles, siendo separada la central por dobles columnas y el ático entre parejas de columnas con remate de frontón curvo. La iconografía la forman San Fermín, San Antón, San Pedro, San Juan Bautista y San Pablo en cuerpo y el Calvario en el ático. El sagrario muestra a Cristo resucitado. La decoración es barroca, muy profusa pero bastante tosca.

En el capítulo de orfebrería mencionar que dentro de los objetos litúrgicos de plata destacan varias piezas de origen mejicano y sobre todo la cruz parroquial de plata dorada del siglo XIX muy a la moda de la época: nudo cilíndrico, crucero cuadrado y remates rectangulares en los brazos. Se decora con hojas lanceoladas además de con figuras fundidas de la Virgen del Pilar, San Pedro, San Andrés, San Juan, el Crucificado y San Juan Bautista. También es interesante la custodia de plata dorada del siglo XVIII hecha en Pamplona en 1783 por Manuel de Montalvo.

Posee la parroquia un lienzo de la Virgen de Guadalupe muy del estilo de otras tantas que hay en Navarra de la misma iconografía y origen.

El monasterio de las clarisas se fundó en 1888 por voluntad de Jose M. de Juanmartiñena, quien encargó el trabajo al arquitecto José María Mújica. El convento se articula a la forma clásica, es decir, en torno al claustro que comunica con la iglesia por medio de una de sus crujías.

La iglesia, de claros ecos góticos, es de nave única dividida en cuatro tramos más la cabecera, una pequeña capilla que se abre en el testero y un tramo cerrado más reducido a los pies a manera de zaguán. La cubierta es de bóveda de crucería cuyos nervios se sostienen sobre ménsulas poligonales, bajo las cuales se abren óculos. El coro se alza a los pies de la nave.

Al interior encontramos el retablo mayor del siglo XX, de gusto ecléctico, organizado por huecos de medio punto donde se coloca la imaginería moderna. Existe otro retablo en la capilla colateral de San José con esta misma advocación y del estilo del mayor.

Existe en Lecumberri también una ermita del siglo XVIII bajo la advocación de la virgen del Pilar, patrona del pueblo, de nave única dividida en tres tramos, con cubierta de crucería simple y cabecera poligonal con cubierta de paños. Dentro la titular en una talla del siglo XVIII y dos pinturas murales del mismo siglo representando a la Inmaculada y la Sagrada familia.

  • LOPEZ SELLÉS, T. "Contribución a un catálogo de ermitas de Navarra". Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra, 1972.
  • VV.AA. "Catalogo Monumental de Navarra", V**, 1996.

ETE 2011