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La Tamborrada de San Sebastián

No es posible comprender el fenómeno de la tamborrada en San Sebastián sin un breve repaso a la historia de la ciudad desde práticamente sus orígenes, situados en la iglesia de San Sebastián documentalmente conocida como "el antiguo" hace más de mil años. En torno a dicho templo se establecieron los primeros donostiarras al tiempo que allende la bahía, al pie de Urgull, otros nativos se dedicaban al arte de la pesca creando lo que se conoce como Parte Vieja. En el siglo XII el rey de Navarra, Sancho el Sabio, dictó el Acta de Fundación de la ciudad a la que por su estratégica situación geográfica todos los monarcas fueron amurallando y declarando Plaza Militar o de Guerra hasta que, en 1863, se derribaron sus murallas y quedó convertida en población civil. El año 1597 se produjo en Pasajes San Pedro, a la sazón un barrio donostiarra, una epidemia de peste, siendo muchos los devotos que acudieron a la milenaria iglesia de San Sebastián rogando la protección del santo. Como agradecimiento por haberse dominado la enfermedad, los vecinos hicieron un voto perpetuo por el que se comprometían a celebrar anualmente, el 20 de enero, la festividad de San Sebastián. Dicha celebración consistía en una procesión cívico-religiosa, con músicas, dantzaris y demás parafernalia, que desde Santa María trasladaba hasta el Antiguo la reliquia del santo a través del arenal que era el actual paseo de la Concha.

Sin recibir respuesta al efecto, en varias ocasiones el Ayuntamiento pidió a la Iglesia que la fiesta se trasladara al verano con clima más benigno, viéndose una ocasión propicia para suprimir la misma cuando la reliquia fue extraviada con motivo del ataque sufrido el 31 de agosto de 1813 durante la Guerra de la Independencia. En 1831 el Ayuntamiento por su cuenta acordó no acudir a la procesión, reaccionando la Iglesia con un permiso para que se celebrara dentro de las murallas y, más concretamente, dentro de la iglesia de Santa María. Esta modificación en la centenaria costumbre de conmemorar la festividad de San Sebastián hizo que la fiesta quedara reducida a la zona intramural de la ciudad, es decir, a lo que se conoce como Parte Vieja y que, por su proximidad con las fiestas de Carnaval, pasará a convertirse en el primer día de los Carnavales Donostiarras.