Primer emperador de Méjico, nació en Valladolid (Méjico) el 27 de septiembre de 1783 y murió fusilado en Padilla el 19 de julio de 1824.
De origen navarro (ver Itúrbide E.: Ascendencia navarra de Don Agustín de Itúrbide y Aramburu, emperador de México, en "Vida Vasca", 1971, n.° 48, pp. 133-135), cuando todavía era muy joven ingresó en el ejército como alférez del regimiento provincial de Valladolid. Se halló implicado en el motín contra el virrey Iturrigaray (1808) y en la conspiración de Michelena (1809). Más tarde, combatió contra los revolucionarios levantados por Hidalgo y Morelos. Ascendido a teniente coronel, en 1814 es puesto al frente de las provincias de Guanajuato y de Valladolid y del ejército del Norte, cargo del que sería depuesto por su excesivo rigor.
Se encontraba retirado cuando en 1820 se restablecía en España la Constitución de Cádiz (1812). Este acontecimiento político de la metrópoli le hizo pensar que había llegado el momento de poner en práctica su idea de independencia de Méjico. Concibió el plan de Iguala, en el que se proclama la independencia de Méjico y se adopta como régimen de gobierno una monarquía hereditaria. Igualmente se declaraba como religión oficial la católica y se disponía que se respetarían todos los derechos del clero. Una vez atraídos hacia sí a los jefes revolucionarios Guerrero y Pedro Ascensio, sublevados contra la metrópoli en la parte sur, dio a conocer su plan al virrey, al arzobispo de Méjico y a otras personalidades. El 23 de septiembre de 1821 entraba en la capital Méjico el llamado ejército trigarante, a cuyo frente venía Itúrbide.
Con ello Méjico adquiría su independencia política. Habiendo sido nombrada una Junta de gobierno, compuesta de 28 personas, ésta le eligió su presidente. Meses más tarde (18 de mayo de 1822), Pío Marcha le proclamó públicamente emperador de Méjico, proclamación ratificada por el Congreso Nacional dos días más tarde. El 21 de junio se llevó a efecto su coronación solemne. Pronto surgieron los desacuerdos entre el Congreso y el emperador, lo que le obligó a prescindir de dicho organismo. Los revolucionarios volvieron a la palestra. El coronel Santa Ana proclamó la república el 2 de diciembre, mientras Guerrero hacía lo mismo en el S. El 20 de marzo de 1823 abdicaba ante el Congreso, el cual le ordenaba que saliese del país y, al mismo tiempo, anulaba el Plan de Iguala y los tratados de Córdoba. El 20 de agosto llega a Italia, de donde pasará a Inglaterra. Una nueva resolución del Congreso le declara fuera de la ley y le condena a muerte, determinaciones que no llegaron a conocimiento de Itúrbide. El 14 de julio de 1824 arriba nuevamente a Méjico, dispuesto a seguir la lucha por el poder.
Uno de sus acompañantes, el coronel Beneski, se presentó al comandante militar, F. de la Garza, y le pidió permiso para desembarcar, en unión de sus compañeros, que venían con el plan de colonizar. Sin embargo, Itúrbide sería descubierto por su destreza en montar a caballo, siendo conducido ante Garza. Este, compadecido del ex-emperador, decidió enviarlo a Padilla, donde estaba el Congreso del Estado de Tamaulipas. El Congreso, sin hacer caso a Garza, ordenó que fuese inmediatamente ejecutado, como así sucedió. En 1838, el general Bustamante consiguió una resolución del Congreso por la que se rehabilitaba la figura de Itúrbide. El 25 de septiembre llegaban a Méjico sus cenizas, recibidas con gran pompa y que serían depositadas en la capilla de San Felipe de Jesús, de la catedral de Méjico. Con ello la figura del héroe de la independencia mejicana comenzaba a ser comprendida por la historia.
- A. Lafarga Lozano: "Vascos en América, Méjico, Agustín de Iturbide", Vida Vasca, n.º 34, 1957, pp. 219-223
- Mestas, A.: Agustín de Iturbide, Emperador de Méjico, San Sebastián, 1939
- Gil Munilla, O.: "Iturbide. El sentido de la emancipación mejicana", en Revista de Estudios Americanos, 1953, pp. 165-187
- Mario André: "El fin del Imperio español en América", Barcelona, 1922, pp. 170-187.