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HUARTE - UHARTE

Huarte es un pueblo puente, a orillas del río Arga. Se reparte a ambos lados de su meandro que es atravesado por cuatro puentes: Ugarraldea, El Calvario, Dorraburu y Zocorena. Su casco urbano se extiende a lo largo de dos calles principales convergentes. En tiempos tuvo un castillo que perteneció al obispo de Pamplona. Su desarrollo fue, en un principio, en función de encontrarse en un camino frecuentado que explica lo compacto de su caserío, además de ser una de las razones para su crecimiento, unido a su proximidad a Pamplona. Existen pruebas de que los mercaderes de Pamplona tenían allí un punto de apoyo.

Quedan algunos restos de casas góticas medievales y otras de los siglos XVII y XVIII, muchas de ellas blasonadas y alguna de tipo palaciano. Destacan entre estas construcciones una del siglo XIX situada en la calle Mayor, cerca de la parroquia, de tres niveles con tejado a cuatro aguas y encalada con cadenas de sillar en las esquinas y moldura de separación de pisos. Frente a la plaza de la parroquia se encuentra una casa con pasadizo inferior bajo arco escarzano con salida al monte que tuvo, antiguamente, una galería superior de arcos de ladrillo.

Al final de la misma calle está situado el Humilladero o Calvario, construcción de planta cuadrangular con cuatro pilares en las esquinas protegidos con cuatro contrafuertes en diagonal sobre los que apoyan cuatro arcos de medio punto. El sillar está presente en la parte inferior y el ladrillo en la superior. En su interior, tres gradas octogonales y sobre ellas pedestal cuadrado con basas baquetonadas en las esquinas sobre las que monta un plinto octogonal y fuste acanalado y fragmentado, de mediados del siglo XVI. La cruz es de madera.

En lo alto del monte Miravalles estuvo la ermita de San Miguel dentro del castillo, o contigua a él. No quedan restos ni del castillo ni de la ermita. Además se conoce también la existencia de la desaparecida ermita de la Escuela de Cristo que se situó frente a la iglesia.

La parroquia de San Juan Evangelista y San Esteban Protomártir es un edificio que data de finales del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII. Está documentada la presencia de los canteros Francisco Istueta y Martín de Goldáraz, de los albañiles Juan de Beasoain y Martín García Lasterra de Pamplona y el carpintero Miguel de Arranegui en 1694. Para construir esta iglesia se derriba la vieja. Las obras pudieron estar terminadas para 1715. Ya en 1900 se añade un pórtico nuevo a los pies. La doble advocación de la iglesia se debe a que al abandonarse la parroquia de San Esteban a comienzos del siglo XVIII pasa el culto a San Juan Bautista que recibe de la primera su ajuar litúrgico.

Presenta planta de tres naves, la central con tres tramos y las laterales con dos que arrancan a la altura del coro, un crucero que no destaca en planta y cabecera cuadrada. En alzado se articula por una serie de pilastras dóricas que separan los tramos y que soporta un friso de triglifos y metopas con florones inscritos. La nave central queda separada de las laterales por medio de pilares que sostienen arcos de medio punto cajeados apoyados en pilastras. El coro de obra se sitúa a los pies sobre el último tramo. Una moderna sacristía se sitúa tras la cabecera y se accede a ella a través de una dependencia.

La cubierta se forma con tres tramos de bóveda de lunetos separados por fajones para la calle central, en tanto que las laterales se cubren con bóvedas de arista, salvo la capilla de la Sagrada Familia, que lo hace con cúpulas sobre pechinas con tambor ovalado. El crucero se cubre con una cúpula de media naranja sin tambor sobre pechinas con radios marcados. En el muro de los pies, sobre el coro, se abre un rosetón con dos molduras labradas con relieves de tipo popular, rosetas y animales en la exterior y cabezas, animales, estrellas, cruz de Calatrava y una escena de un torneo en la interior, realizada según la tradición gótica.

Al exterior la parroquia presenta una fachada escalonada flanqueada a la izquierda por la torre más alta. En la parte central se abre la puerta que conduce a la nave central y a la derecha una más baja que da a la nave lateral. Las cubre un pórtico de ladrillo realizado en 1900 que hace ángulo. La portada es de medio punto con pilastras cajeadas. Sobre la portada el rosetón, antes descrito, presenta al exterior molduras labradas. La torre es prismática y mantiene el mismo sillar que la nave central a la que se le añade en el siglo XVIII un recrecimiento de dos huecos de campanas de medio punto. El muro de la Epístola es liso con un cambio de aparejo a la altura del crucero, que además es más alto que las naves. Además se observa el volumen más bajo de la sacristía, por encima del que sobresale la cabecera que presenta cuatro contrafuertes de refuerzo en diagonal.

En el interior de la parroquia se conserva un importante ajuar de retablos, tallas, una sillería barroca y una colección de piezas de orfebrería que merecen descripción detallada.

En primer lugar, el retablo mayor dedicado a San Juan Evangelista. Se trata de una pieza renacentista compuesta por esculturas y tablas pintadas, estas últimas, por el estellés Juan de Bustamante, obras que se documentan hacia 1535-1536. Este retablo es contemporáneo al de Zizur Mayor realizado también por Bustamante y con el que guarda un claro parecido. Presenta traza recta con una estructura de banco, dos cuerpos y ático. El banco se levanta sobre un pedestal de grutescos y consta de cinco calles ocupadas, salvo la central, por cuatro hornacinas aveneradas, entre pilastras de grutescos, las centrales, y balaustres, las extremas. Sigue un friso con tableros de grutescos centrados por clípeos con cabezas. El primer cuerpo se arregla en el siglo XVIII para introducir una hornacina de San Esteban y tiene tableros de rocalla. El segundo cuerpo presenta una hornacina central entre balaustres y pilastras. El ático es tripartito con balaustres rematado en tres veneras con bustos en los extremos y la figura del Padre Eterno entre ángeles en el centro. Volutas vegetales unen el segundo cuerpo y el ático. Su guardapolvo lateral está decorado con grutescos y soportado por atlantes acurrucados. Toda la mazonería se encuentra decorada con motivos renacentistas. La policromía del retablo es neoclásica. En las hornacinas del banco se encuentran las tallas de los Evangelistas con sus respectivos símbolos, sedentes con actitudes movidas. Además, otras tallas en bulto redondo son un San Pablo barroco, en pie, en el primer cuerpo; un San Juan Bautista sedente renacentista, talla muy bella y expresiva que lleva un cáliz en la mano y tiene a sus pies la cabeza cortada del bautista; las tallas de San Esteban y San Lorenzo, barrocas de la primera mitad del siglo XVII, proceden de la extinguida parroquia de San Esteban. El segundo cuerpo y el ático lo ocupan cuatro tablas pintadas, obra de Juan de Bustamante. En el segundo cuerpo se presenta entre las pinturas de la Anunciación, Natividad, Epifanía y Presentación en el Templo, la talla de la Coronación de la Virgen. En el ático, entre las tablas de la Cruz a Cuestas y el descendimiento, una talla del Crucificado entre María y San Juan. Este crucificado es de la misma mano que el renacentista de mediados del siglo XVI, conservado en los muros del sotocoro.

El autor de las pinturas, Juan de Bustamante, muestra un gran dominio del dibujo y utiliza un color rico y fresco. Estas composiciones se inspiran en grabados, como es el caso del Descendimiento que sigue un grabado de Marcantonio Raimondi (1520-1521) con alguna diferencia en el grupo situado a los pies de la cruz que elimina las dos Marías y varias figuras con los papeles invertidos respecto al original. Toda la tabla está impregnada de un vivo cromatismo en el que resaltan los rojos, azules verdosos y blancos grisáceos. Otra interpretación de este retablo se encuentra en Arre. La escena de la Cruz a Cuestas es idéntica a las del retablo de Zizur Mayor, del mismo artista. Las tablas de la Anunciación y el Nacimiento presentan bellos efectos especiales en la arquitectura que combina con rasgos germánicos y flamencos.

En septiembre de 2003 el Gobierno de Navarra declara Bien de Interés Cultural el retablo mayor de la parroquia de San Juan.