En 1976, al iniciarse una vuelta a la democracia en el país, renace el proyecto cuyo eco podrá hallarse en la prensa periódica y en las emisiones y comunicados de grupos y partidos que esperan el turno de legalización. La actitud absorbente de ETA y la persistente fidelidad del PNV hacia compromisos contraídos con los grupos clandestinos españoles, heredados de la guerra de 1936, ocasionan un nuevo fracaso del frente que, en este año crucial para el autogobierno vasco y la reafirmación democrática española, halla aún más divididos que nunca a vascos de diferentes ideologías. El PNV marchará a las elecciones de 1977 sólo o con el PSOE (Frente Autonómico). Los herederos de ETA se presentan con el MC (EIA y MC = Euskadiko Ezkerra/Unai) o se abstienen como es el caso de EHAS, luego HASI. ELA-Berri, desgajada de la sindical ELA-STV, constituirá, con Branka y el grupo "Eladio", ESB que, tras luchar en solitario por la consecución del Frente Abertzale, obtendrá sólo un 5 % en los comicios. ESEI, procedente también de ELA-Berri, no se presentará a las elecciones. Esta dispersión, en un momento especialmente lleno de consecuencias marcará, ab initio, la senda de los acontecimientos futuros y será la responsable directa del acaparamiento por UCD y PSOE de las palancas del poder en Navarra.