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Etxauri

Etxauri posee tres ejemplos muy originales de torre militar gótico-renacentista similares entre sí ya que comparten una serie de características. De corte defensivo, se trata de edificios de planta rectangular y amplio desarrollo vertical cubiertos a doble vertiente que en su parte alta cuentan con dos o tres cuerpos separados por cornisa a modo de imposta, resaltando el hermetismo de sus muros. La más destacada se encuentra junto a la iglesia de Santa Eulalia, y como elementos reseñables posee varios vanos geminados de arco apuntado y el arranque de un doble patín para escalera hoy desaparecida. Es de sillarejo y los cuerpos superiores están separados por cornisa sobre canes. De la misma tipología aunque de menor tamaño es la que se encuentra en otro extremo del pueblo, posee un pequeño vano en medio punto, y no tiene las ojivas de la anterior, ya que se han abierto vanos arquitrabados modernos en parte de sus muros. Bajo guardalluvia recto sustentado por canecillos alberga pequeño escudo renacentista de cinco roeles en su campo. El tercero de los ejemplos de este tipo se encuentra en Otazu. La torre de Otazu, es como las anteriores, aunque las impostas que separan los cuerpos superiores carecen de canes y tienen pequeños vanos cuadrados con lo que hace las veces de palomar. Por lo demás es la típica torre gótico-renacentista, trabajada en mampuesto que tan solo posee algunas saeteras en su parte alta y acceso en arco ligeramente apuntado de amplias dovelas. En uno de sus muros se puede apreciar el arranque de una escalera desaparecida.

Coetáneo a estas torres y con algunos elementos comunes es el número 5 de la plaza Mayor un edificio horizontal de dos alturas y tejado a dos aguas que en su fachada principal cuenta con ingreso en arco ligeramente apuntado de dovelas radiales y arista matada y sobre el que luce escudete resguardado por voladizo, típicamente renacentista en su sobriedad con guirnalda vegetal en su orla. Recorre el alero una cornisa moldurada mientras el resto de vanos son en dintel. Aún se conservan algunos ejemplos más de esta época, como el caso de un edificio que presenta acceso en arco apuntado y uno de sus cuerpos se desarrolla verticalmente luciendo un vano geminado en ojivas. Presenta escudo, aunque ya barroco con orlado de cueros y leones tenantes, con campo cuartelado con aves. En la plaza hay otro edificio de corte vertical con ingreso apuntado y matacán en su parte alta, de cierto aire defensivo. El número 10 cuenta con doble ingreso, en medio punto y apuntado respectivamente, presentando en la clave de este último el típico anagrama cristiano, mientras que a este edificio se adosa el número 12, ya plenamente barroco, presentando en uno de sus lados un volumen más vertical siguiendo la estética defensiva característica de algunas fabricas del pueblo. Este elemento está trabajado en sillar y cuenta con acceso en medio punto y blasón con cueros y querubines y panelas en su campo. Le protege una pequeña cornisa con pomas y rosetas.

En la calle Antonio Izu, hay dos edificios interesantes, uno con escudo con las armas DE LOS YZUS (sic.), como muestra la inscripción y el año de 1796, en la que se pueden ver un lebrel pasante y árbol, con infantes y leones tenantes, yelmo por timbre y querubín bajo. Aunque el blasón es barroco, el edificio es anterior, posiblemente del siglo XVI. La otra casa de esta calle cuenta con entrada de medio punto en la que se puede ver escudo renacentista en su clave. Ya entrado el siglo XVII quedan algunos edificios a reseñar como el número 9. De estructura horizontal, tiene cuatro alturas contando ático, se apareja en sillarejo y cuenta con escudo del barroco inicial, con yelmo al timbre, cueros y campo partido con bandas, flor de lis y lobos pasantes, y está enmarcado con machones y rematado con entablamento y frontón circular de aire clasicista. Por lo demás tiene ingreso en medio punto y balconadas en sus dos alturas superiores.

El palacio de los Mora, de este mismo siglo es un edificio de sillarejo de desarrollo horizontal que cuenta con un cuerpo adosado a modo de torreón. Destacar su acceso en medio punto con arista moldurada entre pilastras cajeadas y molduradas que cuenta con escudo en su clave con yelmo y cartela de cueros y campo con tres panelas y tres estrellas separadas por faja. A este edificio se adosa la ermita de los Remedios. Del siglo XVII es también una casa que se encuentra en una pequeña plaza la cual cuenta con puerta en medio punto y vano enmarcado en pilastras cajeadas, la cual culmina un escudo barroco con querubines en timbre y base y cartela de cueros con media luna ajedrezada y tres aspas.

Algo posterior en el tiempo y en uno de los extremos del pueblo encontramos otra vivienda con escudo ya rococó con volutas por cartela, timbrado por yelmo y mascarón bajo, cadena de orla y campo cuartelado con árbol y animal pasante y bandas verticales, dos a dos. Tiene tres alturas, entrada doble de medio punto y resto de vanos en dintel. Señalar también el ayuntamiento, edificio de sillarejo que cuenta con portalón de tres arcos en medio punto, acceso lateralizado apuntado y pequeño blasón con dos lebreles.

En Otazu se encuentra el palacio cabo de armería, totalmente restaurado, es un edificio del siglo XVI con sillar en su planta baja y galería de arcos de ladrillo, acceso en arco apuntado y blasón. Cercano a la torre de Otazu hay un caserío de desarrollo horizontal que cuenta con ingreso en arco apuntado seguramente coetáneo de la torre. Por lo demás sus dos alturas se aparejan en sillarejo.

La iglesia de Santa Eulalia es un edificio barroco del siglo XVII que tiene origen medieval del que únicamente conserva el primer tramo de la nave, cubierto con bóveda apuntada del siglo XIII. Por lo demás, es de planta de cruz latina con cuatro tramos más crucero y cabecera de cinco paños. Su nave única en la parte moderna se cubre con lunetos, así como los brazos del crucero, mientras que su centro lo hace en cúpula de nervios con arranque de pechinas y el testero con bóveda de paños. Se apoya su cubrición en una imposta moldurada que recorre el perímetro y los fajones son en medio punto salvo el primero que corresponde con el apuntamiento de la bóveda. Este tramo integra el coro sobre arco escarzano que sustenta bóveda de crucería. Rompe su planta cruciforme la sacristía adosada a la cabecera en la epístola y el pórtico de ladrillo en el mismo lado, de dos tramos en arco de medio punto inscribiendo el ingreso del mismo tipo, moldurado. Se apareja en buen sillar con muros herméticos solo rotos por tres vanos arquitrabados, uno en su fachada y dos en los brazos del crucero. A los pies la torre, enmarcada en contrafuertes en ángulo, la cual tiene planta rectangular y acoge campanas en dos arcos rebajados. El testero se viste con retablo mayor neoclásico adaptándose a la curvatura del mismo, y aunque del siglo XIX, mantiene cierto regusto barroco tardío, casi rococó. Con banco, un cuerpo de calles y ático, se dividen sus casas por columnas corintias acanaladas y el ático de tres partes se corona con representación de la trinidad. Cuenta además con imágenes de Santa Eulalia en el centro, San Antonio con el Niño y Santa Bárbara. Otros retablos menores son el de San Francisco Javier, neoclásico, del XIX, aunque mantiene semejanzas barrocas, el de Nuestra Señora del Rosario y el de San José, ambos también neoclásicos, aunque más austeros y clasicistas y el del Corazón de María, este moderno, del siglo XX. Además podemos citar en la sacristía un crucificado, del siglo XVI, y una Andra Mari de alabastro de la misma época, los lienzos de los cuatro evangelistas que decoran las pechinas del crucero, la pila medieval bajo el coro y la aguabenditera del pórtico, con inscripción que la fecha en 1699 y una amplia variedad de orfebrería.

En Otazu se encuentra la iglesia de San Esteban, templo románico de transición al gótico de fines del siglo XII o principios del XIII, trabajado en mampostería y sillarejo, muy hermético en sus lienzos, ya que apenas posee luces y sencillo en su concepción interna, con una nave rectangular de tres tramos y cabecera circular. Se cierra la nave con bóveda apuntada, mientras que la cabecera lo hace con bóveda de horno, los fajones, también apuntados, descansan sobre ménsulas de lóbulos y línea de imposta perimetral. Se adosa al testero en el lado de la epístola la sacristía, del siglo XVII y recorren el perímetro varios contrafuertes que en el lado del evangelio marcan los tramos de la nave. Dos son los vanos, en medio punto, además de alguna aspillera, y el ingreso en el muro sur, ligeramente apuntado cuenta con tres arquivoltas molduradas inscribiendo tímpano con crismón sobre capiteles decorados por motivos vegetales y columnillas. La torre en el lado oeste cuenta con dos cuerpos separados por imposta y es un cuerpo rectangular, siguiendo el estilismo del resto del templo, cubierto a cuatro aguas y arcos de medio punto para alojar las campanas. Un retablo renacentista de mediados del siglo XVI viste el testero, obra de cierta importancia, con aire clasicista, aunque adelanta en sus formas lenguaje manierista. De tres pisos y cinco calles más ático su contenido iconográfico es amplio entre relieve y bulto redondo y sus casas combinan el arquitrabe con el arco de medio punto y el rebajado, algunos de ellos avenerados. El ático es de tres cuerpos y está culminado con frontón triangular cobijando al Padre Eterno. A destacar el titular, San Esteban, sedente en el cuerpo central y de gran tamaño y las figuras de San Sebastián y San Cristobalón, en el ático junto a un calvario. Hay alguna obra más reseñable, como un lienzo de San Gregorio y otro de la coronación de la Virgen, ambos de la primera mitad del siglo XVII, la pila bautismal renacentista del XVI, un crucificado gótico del siglo XIV o la Andra Mari que preside el altar, también del XIV.

La ermita de Nuestra Señora de los Remedios se mantiene cercana al río en uno de los extremos del pueblo y adosada al denominado palacio de los Mora. De planta rectangular y cabecera recta se trata de un edificio cubierto a doble vertiente con espadaña sobre la cabecera. Aparejada en mampuesto, sus muros herméticos tan sólo cuentan con dos luces, el acceso en arco de medio punto dovelado con trasdós irregular y un pequeño vano adintelado. El muro testero cuenta con contrafuertes en talud. En las cercanías hay varias estelas funerarias de época medieval. En las afueras del pueblo se encuentran las ruinas de lo que fue la ermita de San Quiriaco, edificio del que se intuye su planta rectangular con cabecera recta y trabajado en mampostería. Han desaparecido las ermitas de Santo Tomás de Sarbil y San Pedro.

  • GARCÍA GAINZA, María Concepción (dir.). Catálogo monumental de Navarra. Merindad de Pamplona. Vol. V*. Estella: Gobierno de Navarra, 1994.
  • LÓPEZ SELLÉS, Tomás. "Contribución a un catálogo de ermitas de Navarra. Merindad de Pamplona". Cuadernos de etnología y etnografía de Navarra,1973, pp. 344-345.

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