Concepto

Enfermería

El cuidado es una actividad que existe desde que existe la humanidad, sobre la que influyen las circunstancias socioculturales características de cada lugar y momento de la historia. Dentro de ese contexto sociocultural, las creencias, y dentro de ellas la religión, así como concepto dominante de enfermedad en cada momento, van a ser determinantes para analizar la evolución del cuidado.

El inicio de la profesionalización de los cuidados lo podemos situar en la Edad Media. En esa época surgen los hospitales o instituciones cerradas cerca o en uno de los laterales de las iglesias y catedrales que se van construyendo con el ejercicio de los nobles y ricos de esa caridad predicada por la iglesia como camino de salvación. Estas instituciones, dedicadas a la atención de las personas más desfavorecidas de la sociedad de la época, tuvieron un importante papel durante las grandes epidemias que asolaron Europa. A las innumerables carencias que acumulaban estos recintos se unía una dieta inadecuada que originaba la aparición de enfermedades carenciales, desconocidas en la época, a las que se sumaban las enfermedades de la piel agravadas por los parásitos.

Los cuidados en esos centros los prestaban religiosos o religiosas de diferentes órdenes, sin olvidar que la mujer continuaba siendo la principal proveedora de cuidados en el ámbito doméstico. Es este modo, en el siglo III de nuestra era, obispo de Cesárea, San Basilio crea una orden dedicada a la creación de hospitales para la atención de personas enfermas y desvalidas. La Regla de San Benito, en el siglo VI será la que marcará definitivamente el desarrollo de las órdenes religiosas en Europa.

Los hospitales medievales abarcaron cuatro tipos de instituciones, las leproserías; los asilos y hospicios para pobres; los albergues y las instituciones dedicadas al cuidado de los enfermos indigentes. Todos ellos e situaban cerca de las catedrales y de los ríos. Más tarde también los gremios construyeron hospitales y los mantuvieron. El peso del cuidado siempre caía sobre las hermanas de las distintas órdenes al servicio de los hospitales y sobre el personal de servicio empleado en la institución.

En la Baja Edad Media, época donde las miserias y las hambrunas por falta de alimento estaba al orden del día, la población quedaba a merced de las grande epidemias que asolaron Europa. Surgen los caminos de peregrinación hacia Jerusalén, Tierra Santa, y Santiago de Compostela, en los que miles de peregrinos murieron. Se requerían más hospitales y enfermeros para atender a los caminantes. La iglesia fomentó la construcción de hospitales sostenidos por las recaudaciones que oportunamente se llevaban a cabo. Aparecen entonces las órdenes militares vinculadas a la enfermería, a la atención y protección de los peregrinos enfermos. Éstas últimas fueron una consecuencia de las cruzadas a Tierra Santa. No existe mucha información sobre los cuidados que proporcionaban estos guerreros enfermeros, pero si constancia de que construyeron y equiparon grandes hospitales y que ellos mismos, los caballeros, cuidaban a los enfermos.

Surgen así las primeras órdenes militares como Los Caballeros hospitalarios de San Juan de Jerusalén; los caballeros Teutónicos; la Orden de Malta, los Caballeros de San Lázaro y los Caballeros del Santo Sepulcro, los famosos templarios. El auge de las ordenes militares religiosas también llega a España y aparece la Orden de Calatrava, la de Montesa o los Caballeros de Santiago.

Los primeros hospitales que se conocen son: el Hotel Dieu de Lyon (Francia, año 542; Hotel Dieu de Paris (Francia, año 650); y el Hotel del Santo Espirito de Roma (Italia, año 717). En España el primero que se conoce es el Hospital de Mérida, fundado por el Obispo de la Ciudad.

En Hispania con la Monarquía Goda, reinando los visigodos, entre el siglo V y el VIII, aparece el "Fuero Juzgo o Libro de los Jueces", en este libro ya aparece el nombre de nuestros antepasados los "sangradores". En el siglo XIII en el Reino de Castilla y según el Código de "Las siete partidas" del Rey Alfonso X el Sabio, figuran con el nombre de alfajemes, también llamados vulgarmente barberos; debían de afeitar y sangrar en lugares apartados y no en las plazas y calles.

Ya nuestros antepasados empiezan a formar gremios y cofradías con un importante crecimiento de profesionales liberales como la nuestra.

Está escrito que en el siglo XIV se fundan las primeras Cofradías de Barberos y Cirujanos bajo la advocación de los Santos Patronos San Cosme y San Damián. Estas cofradías eran instituciones de carácter religioso - benéfico aunque en sus estatutos se dictaron normas sobre el ejercicio profesional, ya que para poder ejercer de cirujanos-barberos debían de ser examinados por dos cirujanos de la cofradía.

Ya vemos que cada Grupo, Gremio, Asociación, etc. Se van dando cuenta que no solamente es "cuidar", sino que empiezan a mirar que hay que saber cuidar, y por eso se organizan en grupos y como decíamos antes para pertenecer a una cofradía tenía que pasar un examen y ser examinados. Se dan cuenta que hay que estudiar y que no sólo vale saber.

Por ejemplo en 1310 en Valencia la Cofradía de Barberos y Cirujanos tenían en su examen para todos los candidatos una parte teórica y otra práctica. También está recogida en Barcelona en 1408, sus exámenes eran igual que los de Valencia en la Cofradía Profesional de San Cosme y San Damián de Cirujanos y Barberos.

En Madrid en el año 1385 se unifican 11 hospitales en 1, el Hospital General, dividido en dos casas: una para contagiosos y otra para enfermos no contagiosos. En 1524, Carlos V establece "hospitales reales" donde se especifican las funciones y tareas del personal, entre ellos del enfermero mayor y los enfermeros asistenciales. La asistencia sanitaria se cubría además en cofradías, gremios y hermandades.

La capacidad para ejercer la profesión quedaba recogida por los reyes D. Fernando y Doña Isabel, el 9 de Abril de 1500, en una Real Pragmática dictada en Segovia donde se decía que:

"Mandamos, que los Barberos y Examinadores mayores, de aquí adelante, no consientan ni den lugar que ningún barbero, ni otra persona alguna, pueda poner tienda para sajar ni sangrar, ni echar sanguijuelas, ni ventosas, ni sacar dientes ni muelas, sin ser examinado primeramente por los dichos maestros Barberos mayores personalmente, sopena que cualquiera que usase de las cosas susodichas o de cualquiera de ellas sin ser examinado, como dicho es, sea inhábil perpetuamente para usar dicho oficio, y más pague dos mil maravedís de pena para la nuestra Cámara, etc..."

Sabemos lo que estudiaban nuestros antepasados, así en 1541 tenían como libro de estudio el "Libro del arte de las comadres y del regimiento de las preñadas y paridas y de los niños"; en 1583 "Tratado de la utilidad de la venae festionisin"; en el mismo año el "Tratado de la utilidad de la sangría"; en 1604 "Prematica por la que se da la orden en el examen de los Cirujanos Romancistas"; en 1617 "Instruccion de enfermeros y consuelo a los afligidos enfermos. Y verdadera practica de como se han de aplicar los remedios que ordenan los médicos. Muy necesario para que los enfermos sean bien curados y prouechosa a los practicantes de Medicina"; etc...

Por Real Cédula de Felipe V, el 29 de enero de 1711, se creó la Clase de Sangradores que supuso un primer paso para la coordinación de los distintos oficios y profesionales que formaban un todo en las distintas ramas de la ciencia dedicadas a la curación de enfermos.

En 1843 fueron aprobados los "auxiliares de medicina y cirugía prácticos en el arte de curar" y en 1846 lo fueron los "ministrantes".

Dichas leyes fueron sustituidas por la Real Orden de 9 de septiembre de 1857, la llamada "Ley Moyano" (por el ministro de Fomento don Claudio Moyano), que al amparo de la Ley Orgánica de Sanidad de 1855 reguló las profesiones auxiliares sanitarias, reconociendo a practicantes y matronas como practicantes de un oficio.

1896. El Dr. Federico Rubio y Gali, abre la 1ª Escuela Seglar de Enfermería de Santa Isabel de Hungría.