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CAPARROSO

El recinto urbano de la villa de Caparroso se encuentra ubicado en una doble vertiente, fruto del devenir histórico de su población. Por un lado, la zona más antigua se localiza en una colina y está presidida por la Parroquia de Santa Fe. El núcleo más moderno de población y actual centro vital de la localidad, se ubica en un rellano muy próximo a la zona antigua; cuenta en su organización arquitectónica con varias ermitas e iglesias. Se disponen varios motivos de arquitectura civil en una villa de origen medieval, que sólo guarda de este periodo su organización y estructura ya que, la mayoría de sus edificios de interés corresponden a los siglos XVII y XVIII. Todavía se disponen los restos de un antiguo castillo del siglo XI del que sólo quedan fragmentos de sus muros. Destaca también, un antiguo puente que salva las aguas del río Aragón fechado en el siglo XV, si bien constan diferentes añadidos y modificaciones sufridas durante el siglo XVIII. Su aspecto presenta una estructura en arcos de medio punto, muy alterada hasta nuestros días en todos sus elementos. En cuanto a la estructura común de las casas del siglo XVIII, corresponde la misma, con dos cuerpos generalmente de ladrillo, flanqueados en la parte superior por grandes balcones y decorados con motivos blasonados. La arquitectura religiosa en la villa de Caparroso, se centra en la Parroquia de Santa Fe. Se encuentra ubicada en el casco urbano de la localidad y fue construida dentro de una tipología gótico-tardía. Obra levantada entre 1577 y 1589 por el cantero Domingo de Eztala, sobre traza de Juan de Villarreal fechada en 1564. El resultado constructivo interno de la misma queda definido con una planta de cruz latina y una única nave fragmentada en doble tramo. La cabecera tiente forma rectangular. La cubierta de la nave es de bóvedas estrelladas con múltiples nervios mixtilíneos, propias de la tradición gótica. El peso de este tipo de cubierta, es soportado por una serie de ménsulas de forma circular. A esta estructura original se han ido añadiendo diferentes elementos tales como la Capilla barroca del Rosario, a la altura derecha del segundo tramo de la nave y el coro sobre gran arco de medio punto incorporado en el siglo XVII. El resultado externo de la parroquia se refiere a un gran conjunto de ladrillo de no mucha altura, que se aleja de los motivos de verticalidad gótica en los que se inspira. Presenta unas proporciones netamente renacentistas, con unos sólidos muros en los que se abren vanos de medio punto. La portada de la parroquia es un añadido del siglo XVIII y se encuentra situada en la zona del Evangelio. Presenta un estilo rococó, con un gran arco de medio punto entre pilastras y decorada con motivos antropomorfos y vegetales. Para contrarrestar la horizontalidad del conjunto se levanta en la zona de la cabecera una torre de base cuadrada del siglo XVI y rematada en el siglo XVIII, por medio de un campanario barroco octogonal en el que se abren cuatro vanos de medio punto. Entre los elementos del ajuar de la parroquia, destaca el retablo mayor situado en el Presbiterio. Fue realizado en el primer cuarto del siglo XVIII dentro de una traza de influencia churrigueresca y es uno de los mejores de este estilo de Navarra. Está compuesto por un banco decorado por rocalla, sobre el que se alza un único cuerpo dividido en tres calles. Las calles laterales sobresalen de la central y están estructuradas arquitectónicamente, por medio de columnas salomónicas minuciosamente decoradas. Remata el cuerpo, un friso con capiteles apilastrados, sobre los que se sitúa un ático que continúa con el esquema de columnas salomónicas y follaje variado. Si rica es la ornamentación estructural del retablo, no son de menor importancia los motivos iconográficos que aparecen representados. En la hornacina central del mismo, aparece ubicada una imagen de la titular Santa Fe correspondiente al siglo XVIII. Del mismo modo aparece una variada tipología de imágenes religiosas correspondientes a los siglos XVII, algunas piezas aprovechadas del antiguo retablo de Juan Bazcardo, y XVIII. La parroquia de Santa Fe cuenta con otros dos retablos barrocos dedicados a Nuestra Señora del Rosario y a San José respectivamente. El primero de ello se localiza en la capilla que del mismo nombre y fue realizado a finales del siglo XVIII dentro de los esquemas tradicionales barrocos. Junto a esta capilla se encuentra un lienzo representando a San Pedro Nolasco, atribuible al círculo de Vicente Berdusán. El retablo de San José, es de menor tamaño con banco sobre el que se eleva un único cuerpo de dos columnas salomónicas. Destaca en este retablo, la imagen de su titular, perteneciente a una talla romanista del primer cuarto del siglo XVII. Dentro de la retablística parroquial, una última obra perteneciente también al siglo XVIII es la dedicada a San Francisco Javier. Se encuentra situado en la zona de la Epístola y presenta como motivo de interés un lienzo del siglo XVII correspondiente a su titular, probable obra de Berdusán, al que corresponden asimismo otros lienzos del mismo retablo. Buena colección de orfebrería se alberga en las dependencias de la sacristía; entre otras, destacan un cáliz de estilo rococó de finales del siglo XVIII y un ostensorio así como incensario, ambos del siglo XIX. Saliendo del núcleo urbano situado en el llano y dirigiéndose a la colina de la localidad, se encuentra la Parroquia Antigua de Santa Fe. Se trata de la antigua iglesia de la villa y fue construida en el primer cuarto siglo XIV dentro de los parámetros del arte gótico. Aunque sólo se conservan algunas ruinas de su trazado original, todavía se pueden apreciar parte de los muros de la nave, la cubierta de la cabecera y diversos motivos iconográficos. El templo constaba de una nave a la que se abrían capillas laterales y con un remate dentro al estilo de la zona, en forma de cabecera pentagonal. La cubierta se alzaba sobre arcos fajones y estaba realizada en forma de bóveda de crucería. De la parte que se conserva en la zona de la cabecera, se puede apreciar el alzado vertical, propiciado por este tipo de cubierta según unos delicados nervios de forma trilobulada. Se conservan también algunos capiteles decorados con motivos zoomorfos y vegetales de clara influencia románica. En cuanto al exterior del templo, destacan los fragmentos en piedra de sillería de parte de sus muros, robustamente reforzados por contrafuertes de planta poligonal. Concebidos también como elementos externos, la portada principal y una torre situada en la zona de la cabecera. La portada es contemporánea a la construcción de la parroquia y está formada por medio de un arco apuntado protegido por seis arquivoltas baquetonadas, que se apoyan en columnillas de fuste liso con capiteles corridos, decorados con motivos vegetales y faunísticos. La torre corresponde con un añadido efectuado al templo original y fue realizada en ladrillo en el siglo XVI; de base poligonal, consta en su parte superior con dos vanos de medio punto. Del siglo XVIII se localiza en Caparroso la Ermita de la Virgen del Soto. Se trata de una obra barroca del siglo XVIII, que sustituyó a otra anterior del siglo XVII. El templo actual tiene planta de cruz latina, con una sola nave dividida en tres tramos y crucero con brazos alargados. La cabecera es de forma rectangular siguiendo las premisas del arte barroco. Del mismo modo, dentro de esta características, la cubierta está realizada por medio de bóveda de medio cañón, exceptuando la bóveda de media naranja que cubre la parte del crucero. El peso de estas bóvedas es soportado por medio de pilastras de orden toscano que se encuentran adosadas a los muros. El resultado exterior de la ermita de la Virgen del Soto es el de un templo realizado en ladrillo y mampostería, del que sobresale la espadaña de su portada y la forma poligonal de la bóveda del crucero. La portada está situada en la zona de los pies del templo y consiste en una gran moldura de ladrillo cuyo elemento central es un arco de medio punto. El conjunto está flanqueado por dos pilastras de orden gigante, que llegan hasta la altura de la cornisa. Desde ésta, surge un gran frontón recto decorado con un gran óculo en su parte central. Culmina la portada, una espadaña de no muy grandes dimensiones con un arco de medio punto en su parte central. Destaca la decoración interna del templo, realizada a través de grandes pinturas murales realizadas en el último cuarto del siglo XVIII, que dentro de marcos de rocalla decoran con motivos sagrados, las diferentes estancias de la nave, desde el crucero hasta la cabecera. Existe una variada tipología retablística del siglo XVIII que se aloja en el interior del templo. El Retablo Mayor se encuentra ubicado en la zona del Presbiterio y corresponde con una obra de estilo rococó en la que sobresalen los diferentes planos formales de su cuerpo. Como aspecto primordial de este retablo rococó, se concibe una hornacina del mismo en la que se ubica la imagen de la Virgen del Soto; se trata de una pequeña cámara de planta octogonal situada detrás del retablo y que bajo bóveda de media naranja guarda dicha imagen de la virgen correspondiente al siglo XVII; es una talla romanista de muy evolucionados y realistas estudios anatómicos, en la que la Virgen se encuentra de pie y sostiene en sus brazos a un Niño Jesús dormido. Se albergan en la ermita otros retablos del siglo XVIII, entre los que destacan los situados en la zona del Evangelio y dedicados a San Isidro y San Antonio respectivamente. Ambos retablos son de estilo rococó y comparten su entramado estructural y decorativo. Entre columnas de capitel compuesto y fuste decorado con rocalla, se sitúan sendas pinturas sobre tabla de sus respectivos titulares. Rematan los mismos, unas cornisas molduradas que culminan en la parte superior por medio de imágenes de querubines en escorzo. El último ejemplo de arquitectura sacra ubicada en la villa de Caparroso corresponde con la Ermita de Cristo Rey. Se trata de un templo de escaso valor arquitectónico de construcción contemporánea, pero que alberga en su interior una serie de obras de indudable calidad; un Crucificado gótico y dos retablos similares del siglo XVII. La imagen de Cristo Crucificado se trata de una obra de la segunda mitad del siglo XIII, que prosigue con los aspectos formales románicos. Los dos retablos están formados por un banco de casetones, sobre el que se alza un único cuerpo flanqueado por dobles columnas compuestas laterales. En el centro se deja un espacio, en el que se sitúa una imagen del titular y se remata el conjunto por medio de un esquema clásico de composición formado por un arquitrabe, friso liso y cornisa con volutas.