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CAJA DE AHORROS Y MONTE DE PIEDAD MUNICIPAL DE SAN SEBASTIÁN (1879-1990)

Ahorro 1940-1990.

Con las vicisitudes propias de tan largo período histórico (véase CAJAS DE AHORRO EN VASCONIA), exceptuando el de la postguerra (1939-1941) en que los saldos disminuyeron, el ahorro siguió un ritmo ascendente, hasta alcanzar sumas que hubieran resultado inimaginables a los impulsores de C.A.M.. Entre 1939 y 1940 se fueron recuperando las joyas y objetos sacados de Donostia-San Sebastián en 1936, e igualmente se regularizaron las cuentas que habían tenido movimientos fuera de la provincia.

En 1945 se produjo un aumento espectacular del ahorro (109.149.702,17 pesetas), que llegó por imposiciones en las libretas generales, a la vista, a plazo, de ahorro obrero, escolar, especiales, en cuentas corrientes y en huchas de ahorro. La Caja proporcionaba créditos hipotecarios, con garantía de valores y personal, anticipos sobre sueldos y jornales, sobre libretas a plazos, sobre prendas sin desplazamiento y los realizados por el Monte de Piedad, además de otros créditos especiales. Tenía establecido el intercambio con otras Cajas de Ahorro, la domiciliación de contribuciones e impuestos, el pago de letras, un servicio de tasación, y operaciones de Bolsa y Depósito de Valores. Disponía de cuatro oficinas en Donostia-San Sebastián, que al finalizar la década serían trece, seis en la capital y siete en la provincia.

El desarrollo más llamativo se produjo a partir de 1950, influyendo considerablemente las circunstancias económicas, con el inicio de un nuevo período que se consolidaría en los años sesenta con un gran impulso industrial en la provincia. Eso supuso para la C.A.M. un aumento del volumen de su negocio y de sus clientes debido, en parte, a la población emigrante instalada en la provincia. Las modalidades de ahorro evolucionaron y se crearon otras de acuerdo con los nuevos tiempos.

AñoSaldos
1940
1945
1950
1960
1965
1970
1975
1978
1989
64.138*
109.149
230.939
1.282**
2.448
8.438
21.308
35.393
186.477

* en miles de pesetas
** en millones de pesetas

Fuente: Oribe, 1979: pp. 347,385; Memorias, C.A..M.

Fue el inicio de una política de apoyo a la construcción de viviendas en diversos barrios, algunos de nueva creación, como el de Amara Nuevo. Tras el Decreto sobre Viviendas de Renta Limitada (13-4-1956) se impuso a las Cajas la obligación de dedicar parte de sus beneficios a ese fin. Durante muchos años los créditos hipotecarios serían los más numerosos que concedió la Caja. También se otorgaron créditos a la agricultura y a la industria de acuerdo con la normativa general y, a partir de 1978, se pudieron iniciar las ayudas a la exportación y el descuento de letras. Fueron también los años en que comenzó el proceso de mecanización e informatización de las operaciones de la Caja, con nuevas cartillas y la introducción de la Tarjeta 6000.

La denominada crisis del petróleo de 1973 supuso para la Caja una disminución de sus recursos ajenos y una caída bursátil que mermó su cartera de valores y limitó su liquidez. El aumento de la inflación, la reconversión industrial y el paro fueron motivos de preocupación, sin que por ello se vieran disminuidos sensiblemente sus recursos ajenos. Todo ello unido al cambio político que se efectuó tras la muerte del general Franco (1975), y que propició una nueva legislación sobre las Cajas de Ahorro. Esto le permitió intervenir más directamente en la marcha económica provincial, con unas nuevas relaciones con el Ayuntamiento, la Diputación y el Gobierno Vasco. A partir de ese momento, hubo un mayor apoyo a la industria guipuzcoana y a los proyectos de grandes infraestructuras (carreteras, autopista Bilbao-Behobia, ferrocarril, autobuses, aeropuerto de Hondarribia...). Por lo que respecta a sus oficinas, en 1975 tenía ya 18 sucursales en la capital y 43 en otras localidades de la provincia, y en 1989 la cifra alcanzaba las 93.