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CAJA DE AHORROS VIZCAINA (1921-1990)

Obras sociales (1921-1939).

Tal y como se reflejaba en sus Estatutos, esta Caja debía "dedicar sus beneficios al establecimiento, fomento y ayuda de instituciones sociales, de beneficencia y utilidad pública", y eso hizo desde el momento de su creación, aprovechando los fondos del ahorro y las cantidades que tenía asignadas de los de previsión.

Las "Casas Baratas" fue una de sus primeras y más importantes obras sociales, tal vez por la imperiosa necesidad de vivienda que tenía la clase obrera vizcaina en aquellos momentos, y se hizo aprovechando las ayudas que para ese fin proporcionaban también la Diputación y, sobre todo, el Estado (Ley de 1922). A partir de un departamento creado ex profeso, la Caja daba consejo y asesoramiento para la formación de cooperativas, compra de terrenos, confección de proyectos, tramitación de expedientes, etc.; proporcionaba los préstamos necesarios para la construcción de viviendas familiares y colectivas; ejercía una acción tutelar, cumplimentando todas las disposiciones legales que hicieran a los cooperativistas merecedores de los préstamos del Estado; y concedía premios a los que mejor cuidaban la conservación de sus viviendas.

A cuarenta y una Cooperativas de Casas Baratas se les concedieron cerca de diez millones de pesetas para la construcción de 1.128 viviendas, que alcanzaron las 2.000 contando otros tipos en régimen no cooperativo. En 1939 faltaban por cancelar 950.000 pesetas de esos diez millones. Para todas ellas se dispuso, además, con 12.000.000 de pesetas de préstamos y 3.500.000 en primas a la construcción concedidas por el Estado, cantidades directamente relacionadas con las aportadas por los beneficiarios y la Caja. Al celebrarse las bodas de plata de la C.A.V., se habían concedido 49.678.502,51 pesetas en préstamos para vivienda.

Para la construcción de escuelas nacionales, municipales y de barriada dedicó en ese periodo más de cuatro millones de pesetas en préstamos en condiciones especiales a los Ayuntamientos y Diputación. Y, dentro de este capítulo que podría definirse como obra cultural, tenía establecidas 31 becas de estudio, bibliotecas circulares, donación de libros a organizaciones obreras y culturales y cine escolar pedagógico. En esta faceta, habría que incluir también los concursos de monografías y estudios.

La denominada "obra del Caserío Vasco y agraria" ofreció préstamos, cercanos a los tres millones de pesetas, a doscientos arrendatarios para comprar los caseríos que cultivaban; e igualmente prestó su ayuda económica a la Federación y a los Sindicatos Agrícolas. Sostuvo el Centro de Higiene Rural de Ortuella y, asimismo, realizó propaganda agrícola, organizó una "cátedra ambulante social-agraria", otorgó premios en los diferentes concursos ganaderos y de productos del campo provinciales, y elaboró estudios sobre esta materia. Otra faceta de su obra social fueron las ayudas a la población pesquera que canalizaba a través de la Federación de Pescadores de Bizkaia, de la Mutualidad de Accidentes y de las Cofradías de Pescadores, por medio de préstamos o de donativos.

Una de las enfermedades que más afectó a la población trabajadora vasca fue la tuberculosis y la Caja de Ahorros Vizcaina sostuvo por medio de su "obra antituberculosa" el Sanatorio Marítimo de Plentzia, inaugurado en 1930, primera obra social permanente de esta Caja. Apoyó a la Diputación en el sostenimiento del Sanatorio para niños y niñas pobres de Górliz. Subvencionó anualmente con 16.500 pesetas a la Obra Antituberculosa de Bizkaia, a la que cedió gratuitamente un edificio para una de sus enfermerías. En 1929 colaboró en la construcción y dotación del Instituto Provincial de Higiene ayudando con ello a la Diputación Provincial.

A parte de todas estas obras sociales, estaban las benéficas, con subvenciones a algunas instituciones: Hospital Civil, Casa de Misericordia, Colegio de Sordomudos y Ciegos, Beneficencia domiciliaria, Hermanitas de los pobres, etc...