Química. Pamplona, 21 de diciembre de 1904 - ¿?.
Dorotea Barnés fue una científica de breve trayectoria, aunque a la larga destacó -con gran trascendencia- en el campo de la "espectroscopia Raman", como introductora, en España, de dicha técnica. Si se incluye en esta enciclopedia es porque representa uno de los esfuerzos más notables, aunque a la postre truncados, que se produjeron en el siglo XX por mostrar que la capacidad para la investigación científica no era exclusiva de los hombres.
Aunque nacida en Pamplona, estudió el bachillerato en el Instituto de Ávila y en el Instituto-Escuela, centró éste en el que enseñaba, como catedrático de historia, su padre. En 1925 reanudó sus estudios en Madrid, en cuya universidad se licenció en químicas en 1931, habiendo realizado prácticas en el Laboratorio Foster de la Residencia de Señoritas. Obtuvo, en la Licenciatura, el Premio Extraordinario.
En una época en que la ciencia era dominio casi exclusivo de los hombres, en la que las pocas becas para investigación eran concedidas a varones -en la más generosa, la Junta para Ampliación de Estudios (JAE), sólo un 13% fueron para mujeres, porcentaje similar al de las alumnas universitarias, en la década de 1930-, dedicándose la afortunada becaria a aspectos pedagógicos de las ciencias, el caso de Dorotea es, al igual que sus aportaciones, excepcional.
Dotada de 'habilidad, iniciativa e independencia' -como escribía Mary Louise Foster (1885-1960), la fundadora del primer laboratorio en España dedicado a la formación de mujeres- la joven Dorotea obtuvo, en 1929, una pensión de la JAE, a la que luego agregó otras dos. Fue a través de la JAE, mediante becas para investigar en el extranjero, que Barnés conoció la técnica de la espectroscopia para el análisis químico.
Entre 1929 y 1931, realizó dos estancias de investigación que resultarían claves para la introducción de la espectroscopia en España: en el Smith-College (Northampton, Massachussets), en donde se inició en las técnicas de análisis espectral junto con Foster y Gladys Anslow (1892-1969), con quienes estudió la estructura cristalina y molecular de la cistina (trabajo publicado en The Journal of Biological Chemistry); y en la Universidad de Yale (Connecticut), "una de las universidades -decía Barnés- mejor conceptuadas y en las que las mujeres (en este país tan feminista) tenemos muy difícil entrada"; aquí investigó en el Sterling Chemistry Laboratory, en temas de ácidos nucléinicos. Por cierto, el trabajo sobre la estructura de la cistina fue la tesis con la que se doctoró en químicas.Inmediatamente, comenzaron a tener repercusión sus estudios en España.
En 1931 consiguió su primer puesto de investigador, en el Instituto Nacional de Física y Química de Madrid, en la Sección de Espectroscopia, bajo la dirección de Miguel Catalán (1894-1957). Luego vendría, en el curso 1933-34, la cátedra en el Instituto Lope de Vega, en Madrid.
Bajo la guía de Catalán, precisamente, llegó, en 1932, a lo que sería su mayor aportación científica (al menos, en lo que se refiere a España): la introducción de una técnica espectral radicalmente nueva, la espectroscopia Raman [llamada en honor a C.V. Raman (1888-1970), premio Nobel de Física (1930) por su hallazgo de radiación secundaria]. En efecto, en 1932, Barnés viajaba, por encargo de Catalán, a Graz (Austria), trabajando, durante tres meses, en el laboratorio del profesor Friedrich Kohlrausch (1840-1910) con quien aprendió la técnica Raman y con quien publicó un trabajo, considerado como la primera investigación en español sobre el tema.
No pudo continuar Barnés, sin embargo, su prometedora carrera. El estallido de la Guerra Civil paralizó sus actividades, aunque finalmente fue su padre Francisco -ministro de Educación en la 2ª República- quien le convenció para que se exiliase, junto a su familia, en Carcassone, Francia. Nunca volvería a investigar (en realidad, de la ciencia le retiró su marido, como afirmaría en 1996; la guerra hizo irreversible la retirada).