Pintores

Balenciaga Altuna, Narciso

Narkis.

Pintor vanguardista. Nacido en Arrona, Gipuzkoa, en octubre de 1905. Fallece en México en 1935.

Tuvo desde la infancia una enfermedad ósea en las piernas que lo marginó hasta que unas damas de Euskal Billera le animaron a dibujar estando en el hospital; luego fue impulsado por amigos, entre los cuales su gran animador y favorecedor Zuloaga que, a los pocos años adquiriría para su pinacoteca varios de sus lienzos.

Según Juan Erenchun (La Voz de España, 9-12-1965), siguió el artista a los genios impresionistas Guiard y Regoyos:

"su intuición artística luchó con dos dogmas: el impresionismo puro o luz sobre todo (Barbinzon) y el post-impresionismo puro luz como elemento constructivo (artista de Provenza). Poseedor de fina retina y paleta depurada, con briosa manera de construir, plasmó en sus óleos luz, profundidad, carácter y fuerza. Con personalidad bien definida y con un buen bagaje de lienzos, en los que quizá más que la fidelidad literaria del paisaje había verdadera emoción de la Naturaleza, acudió a concursos y realizó exposiciones con gran éxito."

Dice Luis de Madariaga:

"Se trata de un buen pintor salido de aquellas promociones originadas en las exposiciones convocadas por la Diputación de Gipuzkoa presidida por don Vicente Laffitte."

En 1928 obtuvo un segundo premio en la Exposición de Noveles de San Sebastián. En 1929 residió en la capital (Real Academia de San Fernando) y en Toledo. Su primera exposición fue organizada por la Asociación de Artistas Vascos en Bilbao en 1930. Al año siguiente consiguió el primer premio en la Exposición de Noveles de San Sebastián, en 1933 en el Ateneo de Madrid y en 1934 en el Gran Kursaal de San Sebastián, con Lecuona y Oteiza. Con pequeños ingresos marchó a tierras de Castilla, donde obtuvo bellos paisajes en Segovia, Toledo, Ávila y tierras manchegas, austeros de tintas, certeros de líneas e intensos de carácter y emoción.

Balenciaga siguió la ruta señalada por Erenchun a quien no obstante no vio hasta su vuelta. Sus respectivas maneras de pintar no tienen ninguna semejanza pues para entonces Balenciaga poseía ya una fuerte formación. En Gipuzkoa recorrió sus costas y rincones típicos del interior, sus Lanchas en el puerto de Guetaria fue adquirido en 1953 por Museo de Arte de Madrid, que era uno de los éxitos más codiciados por todos los artistas. Revistas y prensa diaria reprodujeron sus lienzos entre los que sobresalían su Pastora, de gran delicadeza: la Partida de mus de energía singular, sencillamente admirable: Iglesia de Orio, Arrona con nieve, Urrestilla, Iziar, Oiquina y su Interior de una fábrica de cemento con finas armonías grises, de muy difícil factura...

Recomendado por Aitzol, embarcó en el Arantzamendi junto con Oteiza rumbo a la Argentina en 1935, donde expuso en Buenos Aires y su provincia. Tenía la intención, junto con Oteiza y Lekuona de realizar un viaje alrededor del mundo para estudiar las culturas primitivas.

Muere el 26 de noviembre de ese año de 1935 en México donde se acababa de inaugurar su última exposición. La junta directiva del Centro Vasco de Méjico y numerosos artistas, entre los que se hallaba el célebre concertista de arpa donostiarra señor Zabaleta, acompañaron al pintor de Arrona a su última morada, erigiéndole un sencillo mausoleo en cuya losa grabaron sentida dedicatoria: en el acto del entierro leyó una oración fúnebre el escritor Gaztelu.

Celebrada la exposición, gracias a un grupo de amigos de la colonia vasca, obtuvo un señalado éxito. Toda la prensa americana hizo grandes elogios de este joven artista: muchas de sus obras fueron adquiridas por los museos y por particulares para sus pinacotecas.

Según Gil Fillol, Balenciaga se muestra en sus óleos cercano a Manet, como en otros próximo a Gauguin, persiguiendo en unos únicamente efectos coloristas y luminosos y en otros intentando modelar sobre esqueletos de color.

Ha sido objeto de varias retrospectivas como la del Museo de San Telmo de San Sebastián en 1983 y el de la Casa de Cultura de Zumaia de 1993.