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Baiona. Historia

Derrocó a los Borbones definitivamente. El 4 de agosto de 1830, Frédéric Bastiat, apasionado liberal, escribe a un amigo una carta que nos permite reconstruir, en parte, esta jornada en Baiona.

"Quisiera que vieses Baiona -dice-. Los jóvenes desempeñan todos los servicios en el orden más perfecto, reciben y envían el correo, montan guardia, hacen a la vez de autoridad comunal, administrativa y militar. Todos se mezclan: burgueses, magistrados, abogados, militares... La ciudadela tiene que caer necesariamente esta noche... Estoy dispuesto, si fracasa la acción, a salir inmediatamente a agitar la Chalosse; propondré a otros el que hagan lo mismo en las Landas, el Béarn, en el País Vasco...".

Al día siguiente caía la Ciudadela de Baiona. En París, dos bayoneses, C. P. Ader, estudiante de medicina, y un sastre, A. M. Labarthe, habían muerto en las barricadas. Los revolucionarios bayoneses les alzaron un monumento que aún puede verse en una plazoleta situada detrás de la catedral. Lleva las inscripciones siguientes en placas de mármol negro:

LES REVOLUTIONS JUSTES SONT LE CHATIMENT DES MAUVAIS ROIS; TEMOIGNAGE DE REGRET ET DE RECONNAISSANCE ELEVÉ PAR LES PATRIOTES BAYONNAIS LE 27 JUILLET 1831; ILS SUCCOMBERENT GLORIEUSEMENT A PARIS LE 29 JUILLET 1830 POUR LA DEFENSE DE NOS DROITS ET LE TRIOMPHE DE LA LIBERTE 27-28-29 JUILLET 1830; A LA MEMOIRE DE C. P. ADER, ETUDIANT EN MEDICINE AGÉ DE 24 ANS A. M. LABARTHE, OUVRIER TAILLEUR AGÉ DE 27 ANS MORTS POUR LA LIBERTÉ.

El recién fundado Courrier de Bayonne et de la péninsule, decano de la prensa bayonesa, optó por los revolucionarios bajo la gerencia del abuelo de Mgr Lavigerie. La burguesía francesa, con Luis Felipe, ocupa el trono de Francia. Desde este momento la Cámara de Comercio de la Villa y sus autoridades municipales tratan repetidas veces de recuperar la franquicia del puerto suprimida con la Revolución. Pero, "desde la monarquía de julio la oposición entre principios liberales y las instituciones deseadas y reclamadas por la burguesía es ostensible en materia aduanera", comenta R. Pernoud en su magnífica Histoire de la bourgeoisie en France.

Baiona no volverá a encontrar su paraíso perdido. Fruto del establecimiento y consagración de las aduanas es un activísimo contrabando, acrecentado y llevado al máximo cuando en las provincias del sur del país, la misma tendencia liberal hacía del Bidasoa una frontera (1841). El vasco se vengará así de la misma, mientras liberales de ambos estados se libran a una feroz guerra de tarifas. Pero, en general, salvo algunas fortunas bayonesas, la aduana ha significado para Euskal Herria del norte, virgen de industrialización, un río emigratorio de aproximadamente 90.000 seres humanos en el siglo XIX. Varios autores han observado que este anhelo librecambista marcó a los hijos más importantes de la Baiona orleanista: entre ellos a dos bayoneses que ocuparían un lugar importante durante la monarquía de julio: Jacques Laffitte, ministro de finanzas de Luis Felipe e ilustre opositor después, y Fréderic Bastiat, teórico del librecambismo francés.

Ya antes de la constitución del Bidasoa en frontera (1841), uno a uno, todos los sobresaltos políticos de las provincias vascas del sur han ido dibujando en Baiona la silueta, ya tradicional, del exiliado. El trasiego de víctimas de la intolerancia es permanente durante todo el siglo XIX; conspiradores de ambos bandos se preparan, alternativamente, a derrocar a los "tiranos" o a los "herejes" de turno. Al restablecimiento de Fernando VII, Mina, el héroe de la resistencia, se exilia en Baiona, junto con muchos otros liberales y los afrancesados huidos con la Paz de Basilea. Allí prepara el golpe, que en combinación con la guarnición de Pamplona, consolidará el triunfo de Riego. A la caída de éste, nuevo exilio, esta vez en Inglaterra (1823).

Pero la comezón de actuar lleva nuevamente a Mina a Baiona a la que llega en la segunda semana de septiembre de 1830 a fin de preparar otra sublevación. J. M. de Vadillo, J. M. Calatrava y J. Isturiz han constituido una Junta Directora Provisional del Alzamiento de España contra la Tiranía a la que Espoz y Mina se adhiere. Pero el proyecto de invasión de noviembre fracasa al ser rechazados los cerca de 300 hombres juntados en Baiona. Hasta la revolución de 1830, se publicará, entretanto, un periódico en castellano titulado La Gaceta de Baiona (1828-1830), financiado con toda probabilidad por el "fondo de reptiles" de Fernando VII. Se trata de un periódico de propaganda a favor de este monarca a cargo de un intelectual reformista moderado, Alberto Lista. Intérprete de la burguesía liberal, la Gaceta de Baiona abogó por la supresión de las aduanas interiores, tendiendo por tanto a la supresión de los fueros.

Al plantearse el problema sucesorial, este grupo se proclama cristino. En 1830, se establece este periódico en San Sebastián llamándose La Estafeta de San Sebastián, periódico político, literario e industrial. Durante la primera guerra carlista (1833-1839), Baiona se convierte en un puesto de observación y un nudo vital de las intrigas de Aviraneta y de Arnao (1837). El periódico El Faro de Baiona ayuda tan descaradamente a los carlistas vascos que el gobierno español formula varias quejas. Pieza clave del espionaje español en campo carlista es el cónsul de España en Baiona. Aun después de firmado el Convenio de Bergara, los principales jefes carlistas disidentes establecidos en Baiona -Gómez, Sopelana, Guibelalde, Elio, Zabala y Orellana- intentan, a la desesperada, una invasión de las provincias del siglo a fin de, por lo menos, salvar los fueros de su abolición inminente.

El gobierno francés hace abortar el proyecto internando a los jefes a los que sólo queda la ayuda de los legitimistas franceses. La segunda carlistada (1873-1876) se fragua también en nuestra ciudad, al frente de Elio y Varona. Desde fines de 1871 funciona en ella la Junta a Guerra de Alava. En 1873 se suscribe en Baiona la nueva emisión de bonos del tesoro (100.000.000 de pesetas) para sufragar la guerra. El Courrier Carliste aparece en la ciudad del Adur de 1872 a 1876 y de 1874 a 1875 salió a la luz en Baiona el periódico carlista La Voz de la Patria. Una novela de Pierre Benoit, Pour don Carlos, rememora el ambiente bayonés de la época de estas guerras civiles.

Chaho, el "padre de un cierto nacionalismo vasco de izquierda [Laffitte]", fue el alma de la oposición republicana en Baiona secundado por el comerciante Michel Renaud en San Juan de Pie de Puerto. Ya durante la monarquía de julio había publicado un opúsculo titulado L'espagnolette de Saint Louis, que atribuía la muerte del príncipe Condé a la familia Orleans y fue rápidamente recogido. Chaho vino a Baiona hacia 1840 con objeto de publicar una de sus obras pero acabó por quedarse a vivir en casa del editor, Lespés, hasta su muerte. Fue consejero municipal y jefe de la Guardia Nacional de Baiona.

"Cuando estalló la revolución de 1848 -dice el canónigo Inchauspe en una carta de 1895 encontrada entre la correspondencia de Azkue- él pasó a ser en Baiona el jefe del partido revolucionario y aterrorizó la ciudad recorriendo las calles a la cabeza de una muchedumbre tumultuosa de obreros, de mujeres y niños. Tuvo la osadía de dirigirse a la cabeza de esa canalla [sic] al palacio de Gobierno y pedir al mariscal Harispe que le entregara el mando de la ciudadela y de la plaza. El mariscal conservó su autoridad, pero no se atrevió a detener a los revolucionarios".

Chaho había comenzado en 1844 (6 octubre) la publicación de su diario Ariel que al decir de Inchauspe "hizo un gran mal por sus doctrinas revolucionarias y antirreligiosas en Baiona" y que en 1848 toma el nombre de Le Republicain de Vasconie después de haberse llamado Courrier des Pyrénées, Journal international (1845), Courrier de Cantabrie et de Navarre (1845), Courrier de Vasconie, etcétera. Un bayonés, Dubroca, muere en las barricadas de febrero en el 48 parisino. A estos hombres del 48 vasco hay que sumar Vauzy con el Sentinelle de Baiona y a Martin Sorbet, de tendencia societaria, con el Journal du Peuple. Estos hombres moldearán la opinión bayonesa inclinándola hacia la república.

Pero el resto del país, al que la primera república (Convención, 1792) había arrebatado los fueros, acoge con frialdad el despuntar de la segunda. Máxime, teniendo en cuenta la franca hostilidad del clero hacía la fórmula republicana que no acabará de aceptar hasta finales de siglo [León XIII]. Cara a las elecciones de abril, del campo republicano vasco se desprende ya una izquierda encabezada por Renaud y Chaho que formará parte del Comité Republicano (marzo) de Baiona, con Stein (presidente), Châteauneuf (vicepresidente), Accuduts, Dutilh, Bellevue, Fanlat, Vauzy, Villa y Vital Biraben pero que más tarde, al disentir del Comité, constituirá un Club du progrés démocratique de Bayonne.

A estas primeras elecciones [II diputados para la Constituyente: 23-24 de abril de 1848] se presentan una multitud de escritores, periodistas, poetas e intelectuales en general, como candidatos. El obispo orleanista de la ciudad, Lacroix, rechaza la candidatura que se le ofrece, pero otros dos monárquicos, Héctor Etcheverry [orleanista] y Sambot-Damborgez [legitimista] la aceptan. Los demás candidatos departamentales son republicanos: Laremboure [reciente], Boutoey [rep. de derechas], St-Gaudens y Michel Renaud [rep. democrático, contrario a la represión de junio más tarde]. En estas elecciones en las que no participa Saint-Esprit por ser entonces considerado comuna landesa, Baiona vota a la República: a Laremboure y Boutoey. El resto del país otorga su representación a Saint-Gaudens, Michel Renaud y H. Etcheverry. Chaho, no elegido, obtiene sin embargo 21.728 votos. El 10 de diciembre del mismo año la flamante república -vieja ya en acontecimientos: represión de Cavaignac de la insurrección obrera parisina de junio, represión denunciada por Renaud y Chaho- elige presidente.

En el país se dibujan tres grupos: el de los monárquicos camuflados que aprobarán las matanzas de junio y serán bonapartistas, el de los republicanos convencidos de derecha que votarán a Cavaignac y el de los republicanos románticos, Renaud y Chaho que apoyan la candidatura de Ledrou-Rollin a brazo partido, junto con el Journal du Peuple, contra Cavaignac y el bonapartista International de Bayonne. El republicanismo se bate en retirada en el país. Más aún si tenemos en cuenta que este general Cavaignac, masacrador de los obreros parisinos, es el hijo del comisario de la primera república, de funesta memoria en Euskalerria. Sólo Baiona le vota. Obsérvense estos resultados finales:

Bonaparte Cavaignac Ledrou-Rollin Lamartine
2.660 1.713 906 167

El éxito de Chaho es personal, no doctrinal, como confirman las elecciones legislativas del 13 de mayo del siguiente año en el que el país se suma al triunfo moderado francés, fruto de los votos campesinos que aporta el recién estrenado sufragio universal. Chaho estuvo fuera de juego debido a un grave accidente [fractura de cráneo] pero tuvo un gran éxito: 1.455 votos en toda la ciudad, procedentes, en especial, del barrio de la Pequeña Baiona, siempre, más a la izquierda. A un año escaso del golpe de estado bonapartista, el republicanismo bayonés retrocede, y el del resto del país se limita a pedir que los impuestos sean en proporción a los bienes (huntarzunen arauaz) y según la posibilidad de cada uno (bakhotxak ber'ahalaz) según le cantó en graciosos versos su clientela particular a M. Renaud en 1850 tras serle prohibido un banquete (ver "Encilopedia General Ilustrada del País Vasco". Literatura, t. I, p. 336-338). A un mes escaso del golpe, la derecha bayonesa que ve acercarse su reinado, funda Le Méssager de Bayonne et Landes para salir al paso a Chaho y al Eclaireur de Capo.

Jean-François Jules Labat, nacido en Baiona en 1819, ocupó la alcaldía de la misma desde el golpe de estado hasta la caída del Imperio. Al dar Bonaparte el golpe de estado, Chaho se refugia en Vitoria, Capo es arrestado antes de poder hacerlo tras haber leído la Constitución francesa a la gente apiñada ante la ventana de su periódico y el consejo municipal es desalojado por la gendarmería. Varios periódicos desaparecen, así el International de Bayonne dando lugar al nuevo Méssager de Bayonne y el Eclaireur que dará paso a la reaparición del Courrier. Suspendida toda vida democrática, exiliados los principales jefes liberales, Baiona acepta la dictadura por 2.076 votos contra los 1.292 de la oposición, en el plebiscito del 21 de diciembre de 1851. Durante los 20 años que dura su mandato, Jules Labat transforma el paisaje urbano de la ciudad: en 1857, Saint-Esprit es incorporado al municipio, en 1855 se inaugura el tren de Baiona a Burdeos que llena de esperanzas de prosperidad a la villa.

Durante el II Imperio se construye el puente metálico por el que pasa la vía del tren, se crean comunicaciones directas entre los barrios de uno y otro lado del río, se erige la iglesia de St.-André, se hermosean las Allées Boufflers, se da impulso a la salubridad, a la extensión del gas de alumbrado, a la limpieza de la barra del Adur, se numeran las viviendas... Laburdi conoce la primera fiesta vasca (Urruña, 1853). El príncipe Bonaparte efectúa la primera visita al país en 1856. Abbadie traerá consigo todo un renacer cultural. Pero Baiona, puerto comercial, languidece. Incluso la tradicional exportación de vinos bearneses y landeses deja de efectuarse. Esta decadencia que se arrastra durante todo el siglo XIX, será sólo aliviada por el plan Freycinet (1878) y la instalación de Forges de l'Adour (1882). Tendremos que esperar al siglo XX para que esta crisis pueda empezar a ser superada (veáse apartado Economia). Mientras tanto, Chaho vuelve del destierro, para morir en Baiona. Su entierro (1858), civil, causa escándalo.

Pero no nos creamos que este suletino genial sólo se dedicó a los ajetreos de la vida parlamentaria francesa reflejados en Baiona, su nervio político incidió en todos los problemas del país, en ambas vertientes, desde el drama carlista hasta la lexicografía vasca y la federación de los pueblos vascos. Su producción literaria refleja una mente a la que interesa todo... Hacia 1860, la vida adormilada de la ciudad va despertando al aflojarse las garras de la dictadura, conforme Napoleón III va liberalizando el régimen. La firma del tratado librecambista con Inglaterra trae otra oleada de esperanza a los bayoneses. El 20 de septiembre de 1868 Napoleón III visita la ciudad: inspecciona tres casas para obreros que se han edificado en la plaza, del Mercado de St-Esprit. Ese mismo año se construye el mercado bayonés, se crea el periódico ultra católico La Semaine de Bayomie y Le Libéral bayonnais, periódico de oposición (Bresson).

La reconstrucción de la oposición se advierte en la campaña electoral de 1869. Muy agitada, gana Labat pero contra él vota una ya importante minoría que obtiene sólo 136 votos menos (Abbadie) y que, dado el prestigio del alcalde Labat, significa una importante victoria. En Francia, la acción de Gambetta y Ferry se va haciendo notar. Meses antes del desastre de Sedán, en el plebiscito de 1870, Baiona da fuego verde a las reformas liberales de Ollivier.

Plebiscito del 8 de mayo de 1870
No
Gran Baiona 1.142 525
Pequeña Baiona 571 481
St- Espirit 761 429
Total 2.474 1.435

Baiona republicana contra el campo monárquico. Los inicios de la Tercera República. (1870-1885) La Tercera República es proclamada en París el 4 de septiembre de 1870, a los tres días del desastre de Sedán que trae consigo el derrumbe del Segundo Imperio y en Baiona el 18 del mismo mes. Los supervivientes de la generación del 48, se agrupan alrededor del Libéral Bayonnais -Le Progrés du Sud-Ouest de 1871 a 1873- que cuenta con Bresson y Drevet como principales redactores. Así, saltan a la palestra política bayonesa, junto con el veterano político bajo-navarra M. Renaud, el financiero Eugéne Duclerc, fundador del Crédito Mobiliario Español y ministro de finanzas bajo la Segunda República, Steneeackers, director del PTT, nieto de Sauvine, alcalde de Baiona de 1798-1800, y sobrino del contralmirante Dornaldéguy.

También un militar, el almirante Jauréguiberry, poco conocido en el país pero rápidamente célebre por su heroísmo en el ejército del Loira. Los republicanos bearneses, en vista de las elecciones del 8-11-1871 (9 diputados a la Asamblea Nacional), presentan a Marcel Barthe, Gaston Lamaignère, Pécaut, Costadoat, Emile Garet y Jules Lestapís. Los monárquicos vascos cuentan con un cargohabiente de Luis Felipe, el bajonavarro orleanista Adolphe Daguenet con clientela segura en la Baja Navarra, Zuberoa y también Baiona, y con Amédee de Laborde-Noguez con simpatías en Lapurdi. Los bearneses con Xavier Dufaur, Gontaut-Biron y Louis Lacaze. El Courrier, conservador de tendencia bonapartista, presentó una sabia mezcla -mélanges jésuitiques la llamó el Libéral- apoyada por el clero y los caciques locales: Barthe, Duclerc, Garet, Renaud, Jauréguiberry, Lacaze, Lamaignére, Pécaut y Lestapis. En estas primeras elecciones generales después de la dictadura, dos de cada tres bayoneses votaron a los republicanos aunque en el resto del país la relación es casi de igualdad. De los candidatos vascos fueron elegidos:

TotalBaiona
Renaurd51.4473.474 (rep.)
Duclerc44.7583.016 (rep.)
Jaureg.41.6703.143 (rep.)
Daguenet39.6561.044 (orlean.)

Sin embargo, poco después Jauréguiberry dimitió y resultó elegido [7-1-1872] el conservador Chesnelong por el que el clero hizo una activa campaña; Baiona esta vez también votó republicano y concedió sólo 879 votos al ganador, contra 2.243 que otorgó al marqués de Noailles (rep.). Al ser elegido Daguenet senador (30-I-I876) y ser nombrado Duclerc senador inamovible, el País Vasco se ve representado en el senado por un republicano y un orleanista. Pero este equilibrio apenas dura unos meses. Baiona elige un alcalde republicano partidario de la escuela laica y gratuita, el bayonés Théodore Plantié. Este será el candidato del partido en las reñidas elecciones de 1876, apoyado desde París por Duclerc, y en la ciudad por periódicos como el Avenir y jefes republicanos corno Lespés, hijo de Chaho, el farmacéutico Darracq, Mongla, el negociante Simonet, el comerciante Haulon, el rentista Portes, el negociante Russac, el Dr. Delvaille de la comunidad israelita, etc.

Retirado durante seis años en el castillo Gramont de Biarritz, Jules Labat salta a la palestra nuevamente como cabeza de fila bonapartista. Labat era partidario de la escuela confesional peso aceptaba el juego parlamentario a fin de modificar la Constitución. Esta vez el clero se divide, parte con Labat, por haber apoyado el poder temporal del papado, y parte con otro candidato monárquico, Arnauld d'Abbadie, legitimista, hermano de Charles y de Antoine, célebres vascófilos ["Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco", Lit., t. I, pp. 334-350]. Los Abbadie, estaban revolucionando la literatura popular vasca desde 1853, fecha de la primera fiesta vasca (Urruña); su enorme influencia en pro de la cultura euskérica se proyectará, aún después de su muerte a fines de siglo.

En Baiona se reprochará a d'Abbadie su desarraigo, su estancia de 10 años (1837-1848) como ministro del Negus en Abisinia, pero le apoya el obispo Lacroix a través del Semaine enfrentándose al Courrier partidario de Labat que acusa al suletino Abbadie de galicanismo. El enfrentamiento electoral tiene lugar en un ambiente enrarecido, preñado de las odiosidades que dividirán a los vascos decimonónicos de ambas vertientes a pesar de hallarse vencidos a diferentes carros estatales.

"Rara vez unas elecciones tomaron entre nosotros aspecto tan violento. A favor o en contra de la República, clericalismo o anticlericalísmo, escuela confesional o escuela laica: tales eran, en el fondo, las grandes cuestiones que se debatían el domingo 20 de febrero de 1876 en que los republicanos iban a obtener una enorme mayoría en la Cámara de Diputados

[Cuzacq: Les élections législatives à Bayonne et au Pays Basque... (1871-1898)]".

En el país, salvo la excepción bayonesa, triunfó la monarquía, la tradición. Es que, aunque parezca mentira y, haciendo abstracción de la actuación del clero, que lucha por motivos bien concretos -contra la laicificación de la sociedad, en especial de la enseñanza, contra la separación de la Iglesia y el Estado, etc. en el pueblo, existe una conciencia viva de que durante el "antiguo régimen", él era dueño de sus destinos:

Heskualdun populuak
ziren ohoratuak
Franzian, Españan;
mintzaye bera zuten
zuzen berak zituzten
mendearen mendetan
bi erresumetan.

Zergarik, soldadorik,
gañeko petxarik
han etzen pagatzen,
ez bazen biltzarretan
borondatezkoetan
beharr'ezagutzen,
xedea markatzen.

El pueblo vasco
era honrado
tanto en Francia como en España;
tuvo la misma lengua,
tuvo el mismo derecho
por las siglos de los siglos
en ambos reinos.

Allí no se pagaban
ni impuestos ni milicias
ni otras pechas,
sino se aprobaban
voluntariamente
en las asambleas
concretando el objeto.


canta un grupo de "republicanos" vascos al diputado republicano Renaud de San Juan de Pie de Puerto... Y no hace falta leer entre líneas para ver que su reivindicación fundamental [léase la continuación de estos deliciosos versos en "Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco", Lit. t. I, P· 336-338] se reduce a una única: la restauración foral. La diferencia, entre vascos del pueblo, republicanos y monárquicos, se deberá pues a otro factor: la cuestión religiosa. Pero en Baiona, todo se plantea de diferente forma. Ganada a la república desde los primeros momentos, las cosas hubieran podido ser de otra manera si Chaho no hubiera muerto prematuramente, a los 48 años de edad. Farmacéuticos, comerciantes, negociantes rentistas, funcionarios, abogados, maestros y aduaneros, más algunos representantes del ejército, a pesar de católicos en su mayoría, ya no pueden votar monárquico aunque persista un importante núcleo bonapartista. Esta burguesía votará a una república moderada, por lo menos hasta 1898, y aspirará a trepar -consejo municipal, alcaldía, consejo departamental, diputado en París, tal vez senador, tal vez ministro- lo más rápidamente posible dentro de los partidos franceses.

El campo vasco produce emigrantes; la ciudad, políticos. En estas elecciones del 20 de febrero de 1876, el distrito de Baiona votó a J. Labat (6.540) y a Plantié (5.697) alcanzando d'Abbadie sólo 2.289 votos. La ciudad, otorgó el cargo a Plantié (2.625) quedando Labat segundo (658). En la segunda vuelta, los votos de Abbadie se repartieron. En provincia [distrito de Baiona] el triunfo fue de Labat, y de Harispe [sobrino del mariscal, bonapartista] en el de Mauleón, resultando derrotado Renaud. También en la ciudad, la cuestión religiosa incide, máxime por ser Baiona sede episcopal, aunque en muchos casos es el cura rural mucho más intransigente que el obispo. Ante las elecciones de 1877, es un cura de la catedral el que polemiza sobre la cuestión de la enseñanza con el alcalde. A la tirantez habitual se suman los ataques de La Sémaine contra Renaud. A pesar de haber votado a favor del mantenimiento de las oraciones públicas, el-clero no perdonaba a Renaud el que hubiera alzado su voz contra el poder temporal del Papa, el descanso dominical, etc. [Cuzacq]. Baiona se suma al triunfo republicano francés pero los Bajos Pirineos votan monárquico.

En cuanto a la vida material, Baiona recibe en 1878 al ministro de Obras Públicas que promete a la ciudad el hacer factible la navegación fluvial hasta Mugron y empalmar la ciudad, por vía férrea, con San Juan de Pie de Puerto y con siglo E. de Baigorry. El Plan Freycinet mejorará un tanto la situación decadente de la vida comercial. Al año siguiente se edifica el Liceo de la villa en el parque de Marracq. En 1882 una compañía lorenesa, Homécourt, instala en el Boucau las Forjas que darán nueva vitalidad a la Baiona de fin de siglo, incluso en el terreno político al aparecer en ellas las primeras manifestaciones de organización socialista en el N. del país. En esta década de los 80 en la que la república se afianza en Francia, comienzan a producirse los primeros decretos laicos de Jules Ferry -contra las congregaciones religiosas, en pro de la escuela laica, neutra, obligatoria y gratuita (I882)- y se reconoce oficial mente a los sindicatos (1884), en Baiona se instala (1880) un Consejo Municipal republicano en torno al alcalde Plantié: Haulon, presidente del Tribunal de Comercio, Portes, miembro de la Cámara de Comercio, Léo Bergeret, Dolhats, Simonet, Da costa, Roby, Russac, negociantes, Cavé Esgarris y Lespés, abogados, Lavergne y Labourdette, arquitectos, Bernet y Darracq, farmacéuticos, Delvaille, Ernest Lafont, Chevillion, doctores, el protestante Léorat y el israelita Marqfoy, representantes, junto con Delvaille (israelita), de las minorías religiosas, Baignéres, rentista y Arrospide, panadero.

El triunfo de los republicanos en agosto de 1881 [4.876 a favor, 2.433 en contra] permite a la municipalidad prohibir las procesiones por las calles de la ciudad que un año antes había expulsado a los capuchinos. El 14 de julio es festejado con bailes e iluminaciones. En las elecciones senatoriales (1882) también ganan:

Barthe: 432
Lacaze: 430
Renaud: 408

Y asimismo a la muerte de Renaud (1885), Plantié es elegido senador por 579 votos contra 431 otorgados al bonapartista Bourbaki, famoso por una retirada heroica en la última guerra. El triunfo conservador en las elecciones de diputados de 1885 es por escaso margen [dos de cada tres bayoneses votan por la república] pero en la renovación del Consejo General son elegidos Lafon y Haulon en los dos cantones de Baiona que desalojan a los conservadores Labat y Guichenné. Pero a pesar de este empuje republicano en las ciudades, los campesinos, mayoría en Francia y mayoría en el País Vasco francés, endurecen su posición sobre todo cuando la política imperialista del gobierno en Africa y Asia deja al descubierto el alcance insospechado del servicio militar obligatorio. Está, además, la acción decisiva del clero. A la muerte del conde de Chambord (4-8-1883), pretendiente monárquico, el obispo de Baiona ofició una ceremonia solemne en la catedral, a la que acudieron todos los monárquicos de la ciudad.

Incendio de 1889: arden los archivos. Uno de los más lamentables incendios que haya conocido Baiona, fue el del 31 de diciembre de 1889, en el que desaparecieron gran número de preciosos documentos del archivo de la ciudad. Comenzó en los alrededores del Ayuntamiento que se vio inmediatamente amenazado, y con él su archivo. Equipos de socorro se organizaron con rapidez; tiran los legajos de documentos por las ventanas, desde el último piso, mientras un cordón de guardias cierran las plazas de Armas y de la Libertad. En total se perdieron 6 registros y 318 legajos del archivo antiguo, y muchos documentos del moderno.

Hay tres hechos fundamentales que determinan la caída del frente monárquico, primero en Bajos Pirineos y finalmente en el País Vasco continental, en los quince últimos años del siglo XIX. Estos tres factores son la nueva política de León XIII (1878-1903), la designación de un nuevo obispo, el republicano Jauffret, para la diócesis de Baiona, y la desaparición de una serie de personalidades políticas sustituidas por una nueva generación. Desde 1885, año en que muere el bajonavarro Renaud, a 1889 en que muere Plantié, pasando por los fallecimientos de Daguenet (1886), Destandau (1887) y Duclerc (1888), el vasco se desentiende de su nostalgia de ancien régime foral, al cumplirse el centenario de 1789. Pero una figura nueva, Louis Etcheverry, mantendrá durante algún tiempo viva la línea tradicional. El periódico Eskualduna lo funda en Baiona en 1887 con la colaboración de vasquistas como Jean Hiriart-Urruty, Arnaud d'Abbadie, Adema, Héguy, Iriart y Constantin, que en 1903 abandonarán Etcheverry. Periódico de gran tirada, clerical, de simpatía monárquica, pero de calado.

En el país cada vez habrá más personas que voten republicano, pero la mayoría de la población vasca campesina no vota a un partido sino a determinada persona, generalmente aconsejada por el clero o por los notables del lugar. Para el vasco la conquista parlamentaria -hay que tener en cuenta lo lejano del parlamento (París) en contraposición a lo cercano del desaparecido batzar- se traduce en régimen caciquil apoyado en la burguesía rural. Otros se abstienen... También en Baiona, sube al poder un nuevo jaun. Desde 1888 hasta 1908, ocupa el cargo de alcalde Léo Pouzac, gran burgués, republicano moderado, rodeado de un consejo municipal de señores reposados: Léo Bergeret, Biraben (industrial), Daguerre (capitán), Haulon y Lafon (consejeros generales), Morville, Dacosta, Domingo, Darracq. Durante estos veinte años Pouzac llevará adelante una política laica pero de acercamiento a la iglesia, de atención a las minorías bayonesas: protestantes y judíos.

Contra estos republicanos en el poder se irá constituyendo una nueva oposición: el radicalismo, que adquiere verdadera importancia con el caso Dreyfus (1898) y se apodera del poder municipal en 1908. El año 1890, Roma decide por fin. aceptar la república francesa y ordena a los católicos que se incorporen (ralliement) a ella en vez de torpedearla. Hacía unos meses, en las elecciones de septiembre de 1889, la victoria republicana había sido total. Lo cual no ocurre en el País Vasco, a pesar de ser un bayonés, Mgr Lavigerie, el portavoz de León XIII. La orden papal produce gran desconcierto entre el clero, desconcierto mayor cuando un obispo republicano, Mgr Jauffret, ocupa la sede de Baiona en marzo de ese mismo año. Jauffret tratará de inclinar al clero vasco hacia la república moderada. Remplaza al canónigo Inchauspe, que se había distinguido en apoyar al clero refractario, por Diharce. Luego efectuó una serie de traslados... que le granjearon una tenaz enemiga de su clero [Moreau: "H. de l'A. B.", p. 546].

Sin embargo León XIII lo respalda: los diez curas trasladados, que apelan al Vaticano, son consolados mediante títulos honoríficos. Lavigerie apoya desde Argelia la nueva política de integración pero gran parte del clero vasco, más los grupos monárquicos y bonapartistas, se desentienden. Incluso al Courrier (15-XII-1890) acusa al cadenal bayonés de ser "imperialista en 1863... legitimista en 1874..., el mes pasado, apologista de la república..." El Eskualduna de Etcheverry cede, aunque de mala gana, esta vez. La fronda rural está en manos de un cura de Cambo, Diharassarry. Falto del apoyo masivo del clero y vaciado de su antiguo componente foral, el ideal monárquico se derrumba lentamente en el país. En las elecciones de septiembre de 1889, Baiona había elegido a Haulon -senador en 1890- contra Laborde-Noguez, pero el resto del país aún votó por Labat y Louis Etcheverry.

1889Rad. Rep. Conserv.
Gran Baiona 127 votos 998 votos 696 votos
Pequeña Baiona 100 votos 629 votos 269 votos
Saint-Esperit 258 votos 631 votos 415 votos

En las siguientes (1891), aunque Jules Labat mantiene aún la mayor parte de Lapurdi, y Etcheverry la Baja Navarra, Zuberoa pasa al campo republicano. Ese año el presidente Carnot visita Baiona, las Forjas del Adur y diversos establecimientos. El obispo lo cumplimenta... Entre 1893 y 1896, las dos fracciones del clero se combaten. En las agitadas elecciones de 1893 se presenta el banderizo Diharassarry contra el republicano Harrigue alias Morroxko. Baiona vota a Lafont, que se presenta sin adversarios; Mauleón también vota re publicano, confirmando así la votación anterior. El 16 de abril de 1896 aparece Le Patriote del abate Pon, que apoyará al vapuleado obispo Jauffret. En el campo republicano, aparece el biarrota Jules Legrand, republicano de prometedora carrera, que sustituye a Lafont (1896) muerto tempranamente.

En estos decisivos años finales de derrota monárquica, el abanico republicano es lo suficientemente amplio como para admitir, en su ala moderada, a los transfugas de la monarquía. A ello se debe el triunfo de los republicanos moderados en las de elecciones de marzo de 1898 que obtienen el nombramiento de 7 de sus candidatos. En el ala izquierda del campo republicano bayonés, los socialistas trataron de organizarse creando un comité que se estableció en la calle Pontriques y, faltos de un lider local de altura, trajeron al abogado Sicaud para presentarlo de candidato. Durante la campaña, cerca de un centenar de obreros del Boucau provocó un albotoro silbando al moderado Legrand en el Teatro Municipal de Baiona. Es curioso observar el resultado de estos comicios en los barrios bayoneses:

Legrand
(rep. mod.)
Sicaud
(social)
Gran Baiona1.184 296
Pequeña Baiona595 233
Saint-Espirit455 799
Total2.234 1.328

Es evidente que la oposición radical, débil aún para presentar un candidato propio, votó a los socialistas. Pero la radicalización de la opinión acarreada por el caso Dreyfus (1898...) se dejará sentir en Baiona en los inicios del siglo XX, haciendo a esta "fracción" mayoritaria. Algunas figuras ya comienzan a destacar: Bidaubigue, un Lasserre que, naturalmente, no es el de Semaine, el abogado Garat, Morville, Gaillard, candidato en 1902, Etchegaray, etc.

El célebre J'accuse de Zola produjo una repercusión tardía en el país. Baiona, a imitación de lo ocurrido en París se dividió en dos bandos irreconciliables en el que radicales y socialistas hacen bloque a favor de Dreyfus. Entre los periódicos, L'Avenir toma partido por el capitán de origen judío injustamente convicto de traición, y el Courrier en contra. En la revisión del proceso efectuada en 1899-1900, Dreyfus es amnistiado lo cual abre las puertas a la República radical (1900-1914) en Francia. Sólo Barthou, de los diputados de los Bajos Pirineos, votó en favor de Dreyfus. Legrand, que había sido nombrado Ministro del Interior y de Cultos en el gabinete Dupuy, ve frenada en seco, desde entonces, su carrera, Louis Etcheverry dimite en la jefatura del Eskualduna a instancias del obispo aunque su sucesor Renau d'Elissagaray sigue en la línea refractaria. Los católicos bayoneses, republicanos moderados en su mayoría, denuncian la amenaza de la "tríplice": el pastor, el consistorio judío y el venerable, de la logia (Cuzacq). El frente moderado del país, pese a la indudable solidez de sus componentes -clero, alta y parte de media burguesía, campesinos y notables rurales- sufrirá una ruda sacudida en los años iniciales del siglo pero la política anticlerical de Combes contribuye a mantener su cohesión.