Concepto

Axular

Mitología

Atxular. Autor de la importante obra euskérica Guero, Pedro de Aguerre, nacido en la casa Atxular en 1556; fue cura de Sara, Laburdi, entre los años 1600 y 1644.

La nombradía y popularidad que alcanzó, gracias a su saber y a su conducta, fueron motivos para que se fueran concentrando alrededor de su recuerdo y de su nombre muchos temas míticos que de antiguo venían acogidos a la sombra de otros nombres o "personajes legendarios".

Damos a continuación un resumen de varias versiones de la leyenda de Axular.

El genio Etsai-un diablo- sentó cátedra en las grutas de Sara -según otros, en la caverna de Zugarramurdi-. Allí estudiaron la Teología y el arte de la magia D. Juan, Ondarrabio, Arruit y Axular juntamente con otros. Al cabo de los estudios, uno de los discípulos tenía que quedar al servicio del diablo: tal era el precio del trabajo de Etsai. A un hermano de Axular le tocó en suerte permanecer en poder del maestro. Axular compadecido de su hermano, se comprometió a quedar en su lugar. Allí fue obligado por su amo a un trabajo enojoso: extraer el agua de un estanque con una caldera cuyo fondo era una criba. También estaba obligado a contestar "aquí estoy" al diablo que a cada momento le importunaba con la pregunta: "Axular, ¿dónde estás?". Axular enseñó a su cedazo -a su boina, según otros- a decir "aquí estoy" cada vez que el diablo le hacía su pregunta habitual. Cierto día, aprovechando un momento en que Etsai se hallaba en un apartadizo lejano, corrió a la puerta de la cueva, decidido a huir de aquella prisión. En el momento de franquear el umbral fue visto por el diablo quien le lanzó rápidamente un garfio de hierro. Axular estaba casi fuera. El garfio alcanzó tan sólo la base de su talón y la sombra del fugitivo, únicas cosas que aún no han salido de la jurisdición de Etsai. Así logró Axular su libertad y llegó a ser cura de Sara; pero quedó privado de su sombra y del talón de uno de sus pies -de uno de sus zapatos, según otras versiones-.

El diablo retuvo lo principal que era la sombra -alma- de Axular; pero buscaba todavía una ocasión para castigar a éste, y la ocasión no tardó en presentársele. Un aldeano buscaba sus vacas en los contornos de la caverna y domicilio de Etsai. Al aproximarse a la puerta del antro, vio en ella a un hombre de buena presencia que tenía en sus manos un paquete y que le dijo: "yo te enseñaré dónde están tus vacas si tú te comprometes a llevar este paquete al cura de Sara". El aldeano contestó afirmativamente y el de la cueva le mostró dónde estaban las vacas. El baserritarra llevó a Axular el paquete del señor de la cueva, explicándole dónde y cómo recibió el encargo. Axular abrió el paquete, dirigiéndose al portador·, le rogó que arrollase en el tronco de un árbol que allí había, los rojos ceñidores de seda que aparecían doblados en el paquete. Así lo hizo el aldeano y al instante el árbol cayó arrancado de su base.

Axular tenía un hermano, educado como él en la escuela de Etsai; pero de signo contrario al suyo. Un día se le presentó a Axular un hombre de gentil apostura, que echando una mirada a los trigales de Sara, le dijo: "yo tengo buenos caballos que trillarían rápidamente estas mieses". Axular, reconociendo a su hermano en aquel misterioso visitante, le dijo: "también yo tengo buenas bridas que los sujetarían". Y luego se apartaron ambos hermanos. Aquel día Axular dijo a su ama de casa: "en cuanto veas una nube sobre Larrune, me lo anuncias". Luego apareció una nubecilla sobre aquella montaña. Axular corrió a la colina de Bulentegui. De allí conjuró la tormenta. Como el pedrisco se aproximaba, Axular sacudió un pie lanzando al aire su zapato. Este desapareció y el pedrisco retrocedió sin caer sobre los trigales de Sara.

Axular envejeció y temía morir mientras su sombra se hallara en poder del Etsai. Sólo en la Misa, durante la consagración, le venía la sombra. Por eso, Axular quería morir en ese momento. Un día dijo a su sacristán: "Me has de matar mañana durante la consagración, pues sólo así podré salvarme". -"No, yo no te mataré le contestó el sacristán. -"Mátame, por favor; de lo contrario, no podré entrar en la gloria eterna". -"Si así es, cumpliré tu orden". Llegado el momento el sacristán no tuvo valor para herir a Axular. Este insistió en su petición. Pero tampoco el segundo día se atrevió el sacristán a matar a su cura. Nueva súplica de Axular el tercer día. Entonces fue muerto el cura de Sara y así logró salvar su alma. Ver Mikelats.

Varios de los temas de las leyendas precedentes aparecen dispersos en relatos de diferentes lugares y países. El tema del diablo que sienta cátedra en una cueva y retiene la sombra de uno de sus discípulos se repite en un relato de Musculdy publicado por M. Cerquand Légendes et récits populaires du Pays Basque, en "Bulletin de la Société des Sciencies, Letres et Aarts de Pau", 1874-1875, en el que figura un sacerdote, que después fue cura de Barcus, como alumno del "vieux diable" en la cueva de Salamanca. La leyenda de Musculdy fue reproducida por J. Vinson en "Le Folk-Lore du Pays Basque", París, Maison-neuve, 1883. El mismo Vinson publicó más tarde una variante de la leyenda, en la que se dice que fue Axular el alumno cuya sombra secuestró el diablo, "Essai d'une Bibliographie de la langue basque", París, 1891. De la obra de Vinson copió el relato G. Sorrarain publicándolo en su "Catálogo de obras euskaras", pp. 59 y 60, Barcelona; 1891. Las cuevas de Toledo y Salamanca fueron consideradas como escuelas donde el diablo enseñaba las artes mágicas. De ellas hace mención Martín del Río "Disquisitionum magicarum libri sex", Moguntiae, 1612. En un manuscrito intitulado Cartapacio de D. Gaspar Garcerán de Pinos y Castro, año 1600, se habla también de las cuevas de Salamanca, donde "entraban siete y estaban siete años y no veían al maestro, y después no salían sino seis, y habían de hurtar la sombra de aquel..." (según Marcelino Menéndez y Pelayo, en "Historia de los Heterodoxos españoles, III, p. 341). Según otras noticias, fue el marqués de Villena uno de los discípulos del diablo en la cueva de Cebrián (Salamanca), de donde huyó, dejando su sombra en poder de su maestro (según Marcelino Menéndez y Pelayo, loc. cit.).

El tema del cinturón de seda que el misterioso hombre de la cueva envía a Axular y que éste hace que le ciñan a un nogal con la consiguiente destrucción del árbol, forma parte de una leyenda de Igorre, Bizkaia, que publiqué en "Eusko Folklore", 1921, p. 42. Ver Sugaar.

El tema del cedazo o la boina que se encarga de responder al diablo en lugar del fugitivo, aparece también en una variante del mito de Torto, y en el cuento de Dar-dar donde es la saliva la que responde. Es tema que se halla extendido en gran parte del mundo antiguo, particularmente en el Oeste de Europa, en el centro de áfrica, en la India, Indonesia, Melanesia, etc., según puede verse en Motif index of Folk-Literature de Stith Thompson (D 1611-1611, 14).