Concepto

Astilleros de Gipuzkoa y Bizkaia

Mediado el siglo XIX se atisban reveladores cambios en las características de las instalaciones navales del País Vasco. Por una parte, desaparecieron las factorías reales y municipales; las primeras, porque el Estado dejó de explotarlas directamente y pasó a arrendarlas y las municipales, porque cada artesano trabajó en talleres dotados de una mínima infraestructura. Y por otra, irrumpieron en el mercado los primeros astilleros modernos.

De ahí que a partir de mediado del siglo XIX en la industria naval hubiera dos categorías de tinglados: los talleres de ribera tradicionales y los modernos emporios.

  • Talleres de ribera tradicionales

Diseminados a lo largo de toda la costa vasca, se situaban en los mismos puertos o en sus cercanías y trabajaron exclusivamente en la manufactura de barcos de madera para la pesca y comercio.

Los más antiguos contaron con una infraestructura un tanto limitada y básica, pero muy versátil y fácilmente adaptable a las dimensiones de la embarcación a fabricar. Se trataba de pabellones de estructuras arquitectónicas muy simples que carecían de muros de mampostería. Eran unos meros cobertizos sostenidos por postes libres y dotados de una cubierta de teja o chapa ondulada en los que se guardaban las herramientas y otros enseres.

La grada de montaje era una mera rampa con raíles o traviesas embreados en los que se asentaba la quilla del barco. Por lo general, estaba cubierta parcialmente por la tejavana y carecía de paredes laterales.

En ocasiones, la propiedad asociada a estos talleres solía estar limitada con un cerramiento de madera con el que se protegían los materiales almacenados en sus aledaños así como los utensilios pesados utilizados en el corte de los tablones y el tratamiento a vapor de las tracas.

Mediado el siglo XX su aspecto fue modificándose algo puesto que los nuevos negocios contaron con locales de paredes de mampostería y en algunos casos, incluso, no tuvieron rampas propias para la botadura al no estar ubicados en primera línea de costa.

  • Astilleros modernos

Su número fue muy reducido si lo comparamos con los tinglados de ribera, y estuvieron concentrados geográficamente en el Puerto de Pasaia, Zumaia y Ría del Nervión. Se dedicaron a fabricar buques de hierro y acero, de tamaños varios, para el comercio, el transporte de viajeros y la pesca.

El primero de ellos se inauguró en la década de 1890 y nació de la iniciativa de emprendedores hombres de negocios que trataron de captar la demanda de las navieras vascas que entonces era atendida en el extranjero.

Dispusieron de una compleja infraestructura que, además, gradualmente fueron desarrollándola y renovándola. Generalmente, ocuparon extensos terrenos y entre sus instalaciones había edificios de hormigón armado para talleres, oficinas generales y almacenes, varias gradas de construcción cubiertas, diques, y obradores de calderería, forjas, fundición, montaje, maquinaria...

  • Hondarribia

· Astillero Aseguinolaza

Decano de los "modernos" astilleros de ribera de Hondarribia y escuela de constructores, fue uno de los pioneros en la elaboración de pequeños vapores de pesca.

Fundado en 1868 por Martín de Aseguinolaza junto al cobertizo de la Cofradía, pocos años después su hijo Senen lo trasladó al lado del antiguo muelle de pescadores de La Magdalena para convertirlo en un moderno tinglado dedicado a la confección de buques de vela y vapor.

Cesó su actividad mediada la década de 1940.

· Astillero Iridoy

Emplazado en el Barrio de La Lonja, la primitiva nave fue erigida en 1942 por Juan Iridoy. No contaba con grada para la botadura de los barcos, por lo que una vez terminada su manufactura eran transportados en carros o camiones hasta la rampa de la Cofradía. Fue demolido en 1990 y en un terreno próximo se levantó el actual pabellón, de dos alturas y acorde con la estética del entorno.

Durante tres décadas figuró entre los principales talleres de ribera vascos produciendo pesqueros de hasta 20 metros de eslora. Desde 1975 únicamente se dedica a reparar barcos y realizar servicios complementarios a otras factorías.

· Los Astilleros de la familia Olaciregui

Tres generaciones de la familia Olaciregui llevan trabajando en la construcción naval. Entraron en este negocio en 1944 de la mano de Lázaro Olaciregui.

Desde entonces han estado empleados ininterrumpidamente en este ramo, primero en la fabricación de pesqueros de madera y después, en la de cascos de poliéster para la pesca y el recreo, en sus pabellones de Hondarribia y Lezo.

· Otras factorías

Además de los talleres de ribera mentados, en Hondarribia también fabricaron barcos los talleres de Blas Iriarte, Pascual Urtizberea, los hermanos Errazquin, Policarpo Elzo, Francisco Elzo Sarasola y Javier Garín; Astilleros Ainara; PRYES, S.L.; Transformaciones Marina, S.A.; y Talleres Mecánicos de Félix Pérez Ecenarro, entre otros.

  • Puerto de Pasaia

· La Empresa Naval de Pasajes, S.A.

Fundada en 1840 para construir buques de vela y a vapor, se situó en los antiguos astilleros del Barrio de Vizcaya. Sus propietarios hicieron una gran inversión en la adquisición de pertrechos navales, la cimentación de nuevos diques para el acopio y tratamiento de las maderas, la erección de una cordelería y la compra de maquinaria moderna.

Dos años después, su equipamiento se amplió con el astillero y almacén de la Comandancia de Marina que les fueron cedidos por el Estado para 15 años.

Fabricó buques de madera de 180 a las 500 toneladas de tipologías varias.

· La Sociedad Gassis Hermanos

Fue otra de las empresas navales significativas de mediados del XIX.

Aunque produjo sólo veleros de madera, su trayectoria vivió un notable cambio mediada la década de 1850, momento en el que apostó por especializarse en la producción de buques de gran tonelaje en el intento de captar la demanda de un mercado emergente y que aún no estaba suficientemente abastecido.

· Astilleros Karrpard S.A.

Su apertura en 1905 en el antiguo Astillero Real de Pasai San Pedro, tuvo lugar en un momento de excepcional desarrollo industrial del Puerto de Pasaia.

Aunque en un principio orientó su actividad a atender sólo la demanda de un nuevo mercado, el de las embarcaciones de recreo, desde 1911 también confeccionó cascos para vapores arrastreros.

· Astilleros Andonaegui

Emplazado en la zona próxima al "varadero de costado" y la parroquia de San Pedro, abrió sus puertas en 1910 para cerrarlas en diciembre de 1937, bajo la razón social de La Constructora Guipuzcoana, S.A., con motivo de su fusión con Luzuriaga para la constitución de Astilleros Luzuriaga S.A.

Aunque fue una factoría que estuvo a caballo entre la tradición y la modernidad, llegó a ser la más importante del Puerto absorbiendo el 70% de su producción.

La concesión en 1917 de una parcela por la Sociedad General del Puerto le posibilitó ampliar su infraestructura con gradas cubiertas y talleres anexos de ajuste, calderería y carpintería.

· Astilleros de Pasajes San Juan

Puede considerársele como la heredera de Astilleros Karrpard S.A.

Comenzó a trabajar en 1916 en la zona de Bordalaborda bajo el nombre de Astilleros de Pasajes, designándose desde 1918 y hasta su clausura, en 1926, Astilleros de Pasajes de San Juan S.A.

Su infraestructura fue compleja. Tuvo una rampa para la construcción simultánea de tres cascos de madera; dos gradas para cascos de acero; un dique seco; talleres de ajuste, forja, calderería, carpintería y ebanistería; una fundición; y un taller de herreros de ribera, entre otras cosas. Ello le posibilitó fabricar toda clase de barcos de vela y vapor para la pesca y el recreo, así como confeccionar los objetos auxiliares que precisaban.

· Astilleros Luzuriaga SA

Fue la empresa naval más importante de Pasaia del siglo XX. Comenzó su singladura en 1918 bajo la batuta de Javier Luzuriaga y cesó su actividad en 1992.

Sita en el enclave de San Pedro, disfrutó desde su apertura de la tecnología punta de la época y de talleres de construcciones metálicas y mecánicas habilitadas para hacer toda clase de trabajos. A la par sus instalaciones fueron agrandándose, con lo que aumentó su capacidad de producción y competitividad en el mercado.

Dispuso de una compleja infraestructura integrada por dos gradas cubiertas; un dique flotante de 1.900 toneladas de fuerza de arrastre; secciones de ajuste, calderería, tubería, carpintería y electricidad; parque de prefabricación; y oficinas, entre otros.

En una primera época compaginó la construcción de cascos de madera con la de hierro, para posteriormente dedicarse exclusivamente a estos últimos. Además, realizó labores de reparación y limpieza de buques de hasta 2.000 toneladas.

· Astilleros de Pasaia S.A.

Surgió en 1995 tras la compra de Luzuriaga por el empresario Antxon Azkorreta, heredando las instalaciones de aquélla y realizando en ellas inversiones de envergadura para adecuarlas a la construcción de modernos pesqueros.

Esta firma ha apostado por la aplicación de tecnologías punteras y por la fabricación de unidades de gran calidad a precios competitivos en el mercado, merced a lo cual ha logrado captar pedidos en el ámbito nacional e internacional.

· Otros establecimientos navales

Junto a las anteriores atarazanas, Pasaia albergó otros talleres de menor entidad que posibilitaron la pujanza del sector, como fueron: Astilleros Eraso, Astilleros Clemente Goldarecena, Astilleros Erquicia, Astilleros M. Lopategui, y Lasa Hermanos y Compañía.

  • Ría Oria

· Astillero Uriberri

Inaugurado en 1856 por el constructor José Manuel Mutiozabal, destacó por su apuesta por aplicar las innovaciones técnicas a los cascos de madera. Estaba emplazado en un trozo de terreno ubicado entre la regata de Mapil y el camino real.

Tras su fallecimiento, su hijo Miguel Antonio tomó las riendas del negocio hasta enero de 1922, fecha en la que fue dado de baja.

· Astillero Mutiozabal de Orio

Miguel Antonio Mutiozabal fue propietario de otro taller de ribera situado en Arratola, justamente en la marisma existente entre la carretera de la costa y el río Oria.

Entabló las gestiones para su saneamiento y aprovechamiento en 1886, pero no fue hasta comienzos del siguiente siglo cuando comenzó a fabricar pequeños vapores. Asimismo, en 1910 logró la autorización para construir un dique junto a la casa y escabechería que tenía en este mismo lugar.

Tras el fallecimiento de Mutiozabal, el taller fue arrendado a la familia Ostolaza y pasó a designarse Astillero Ostolaza. El espíritu emprendedor de sus promotores y las mejoras que introdujeron en los trazados de sus pesqueros, le convirtieron hasta finales de la década de 1970 en uno de los referentes en este tipo de manufacturas.

· Otros tinglados de ribera

Además de los talleres de ribera aludidos, a orillas del Oria trabajaron en el siglo XIX las gradas de Zakoeta y el Zamaristi; y en el XX, las de P.M. Egaña, Astilleros Donostiarras y Astilleros de Orio.

  • Getaria

Hasta la última década del siglo XIX Getaria no tuvo actividad constructora alguna, momento en el que se instalaron varios talleres de ribera para la fabricación de pequeños pesqueros, como por ejemplo los regentados por José María Iturzaeta, Vicente Altuna y Eusebio Lazcano y Vicente Lazcano.

  • Zumaia

El gran desarrollo comercial que tuvo el puerto de Zumaia en la primera mitad del siglo XX trajo consigo una gran concentración de negocios navales en él.

Son de esta época Astilleros Alberdi, Astilleros del Urola, Francisco Querejeta e Hijos, Talleres Carmelo Unanue, Astilleros Irureta y Eznal, S.A. Balenciaga Talleres Arrizabalaga y Olasagasti, la carpintería de ribera de Segundo Querejeta Egaña, Lasquibar, Urbieta y Galarraga, Azpurua y Compañía, el taller de José María Egaña Epelde, La Constructora Metálica S.L. y la factoría de Agustín Arbillaga.

· Astilleros del Urola

Conocidos también como Eraso y Compañía, fue una de las empresas más emblemáticas de Zumaia.

Situados en la marisma de Arbustain, se dedicó a la fabricación de vapores de menos de 100 toneladas y a la confección de máquinas y calderas para los barcos elaborados en otras gradas.

Su brillante trayectoria se vio truncada por el saneamiento de la marisma de Arbustain, lo que les obligó a trasladarse a Arrangoleta y a transformarse en sucursal del Astillero Eraso de Pasaia hasta su cierre en 1929.

· S.A. Balenciaga

Es la única empresa naval que sigue en activo en Zumaia. Fundada en 1921, fue desarrollando paulatinamente sus instalaciones hasta transformarse en un moderno astillero en la década de 1960.

Aunque desde sus comienzos apostó por la manufactura de cascos de hierro y acero, hubo de esperar hasta los años 60 para llegar a ser una de las sociedades más competitivas y pujantes de Gipuzkoa.

· Astilleros Galarraga y Urbieta

De 1951 a 1974 fue el líder de los talleres de ribera del Urola.

Su fama rebasó las fronteras del País Vasco y merced a ello registró tal cartera de pedidos que, para poder atenderla adecuadamente, tuvo que derivar parte de ella a la firma Arrizabalaga y Olasagasti.

  • Mutriku

Muy pocos fueron los tinglados que tuvo Mutriku. En el siglo XIX, estaban el astillero de Urazandi, el de Pedro Mutiozabal y el Zumalabe y Egaña. Y en la centuria siguiente, los talleres de José María Egaña y P.M. Egaña.

  • Ondarroa

En la segunda mitad del siglo XIX el renacimiento de la actividad constructora trajo la implantación de nuevas gradas en Ondarroa. Fueron los astilleros de Garbi, Incaran, Arriola, Urresti y Legarda.

La fusión del tinglado de Arriola con el de Urresti convirtió a la sociedad resultante (Urresti y Arriola) en la más importante de esta localidad hasta su clausura en 1981. Destacó por su gran capacidad de producción y su amplia plantilla de operarios, saliendo de sus instalaciones una larga lista de pequeños barcos de madera.

  • Río Lea

Mediado el siglo XIX esta cuenca recuperó el protagonismo de antaño con el establecimiento en sus riberas de nuevos negocios navales. Concretamente, comenzaron a trabajar los tinglados del Hospital, Isunza, Miatoki y Mendieta.

· Los astilleros de la familia Mendieta

La primera de estas gradas, propiedad de Domingo Mendieta, estuvo emplazada en la desembocadura del Lea y fue cerrada por sus sucesores en 1920 para promover dos nuevos talleres en la misma cuenca.

Ese año, otro artesano de nombre Domingo Mendieta empezó a trabajar en su negocio de Mendexa, mientras que su hermano Ramón hacía lo propio en la orilla opuesta, pero en jurisdicción de Lekeitio. Este último estuvo operativo hasta hace pocos años bajo la razón social J.R. Mendieta-Lasarte.

Unos y otros, se dedicaron a fabricar barcos de madera de pequeñas y medianas dimensiones para la pesca y el comercio.

· Eguiren y Axurra

Situado aguas arriba del Lea frente al molino de marea de Mendeza, fue levantado en 1917 siguiendo el modelo de los tradicionales astilleros de ribera. Poseyó dos naves de las cuales el piso superior de una de ellas hizo las veces de almacén de plantillas.

Elaboró barcos de pequeño y mediano arqueo para la pesca y el comercio.

· Untziola S.A.L.

Conocido popularmente como Murelaga, es la única factoría en activo del río Lea. Inaugurado en 1933, comenzó su singladura en terrenos de Goiogana para trasladarse en 1951 al barrio de Arropain.

Sus instalaciones son más complejas que las de los tradicionales talleres de ribera. Dispone de una única nave cerrada por tres de sus lados y dos gradas, una de ellas empleada para el montaje de los barcos y la otra para almacenar el utillaje pesado.

Hasta la década de 1990 fabricó pesqueros y, desde entonces, se dedica a alargar buques y realizar labores de reparación y mantenimiento.

  • Mundaka

Desde mediado el siglo XIX y hasta que en 1940 Dionisio José Mendieta decidiera instalar aquí su negocio, Mundaka no tuvo taller naval alguno de relevancia.

Levantó un astillero de ribera, de factura más moderna que el de los tradicionales, del que salieron más de 170 barcos. La modernización de sus instalaciones y de las técnicas de construcción les posibilitó hacerse con pedidos en el mercado internacional, siendo uno de ellos la fabricación y reparación de la flota pesquera de las Seychelles.

  • Bermeo

A lo largo de la segunda mitad del XIX los tinglados de Bermeo fueron cesando en su actividad, vencedora la competencia de Bilbao, Lekeitio y Ondarroa.

Esta coyuntura cambió a finales de dicha centuria cuando Astilleros de Muruaga arrancó a trabajar en el obraje naval. El astillero fue comprado en 1988 por los constructores Mendieta de Mundaka, momento en el que pasó a denominarse Astilleros de Bermeo S.L.

A esta empresa, fiel a la tradición artesanal, le concierne el mérito de diversificar su oferta enriqueciéndola con técnicas y materiales más evolucionados.

Asimismo trabajaron en la construcción naval los tinglados de F. Arcocha y J.C. Anasagasti, y el Astillero Arrien, actualmente dedicado a labores de reparación y mantenimiento.

  • Ría de Bilbao

· Astilleros tradicionales de ribera

Las oportunidades de negocio que brindaba la expansión comercial de la Ría de mediados del siglo XIX, hizo que el Nervión fuera elegido por los más reputados constructores para el establecimiento de sus tinglados. Entre ellos, fue muy sobresaliente la labor desarrollada por Julián Unzueta, Manuel Cortabitarte, Santiago Arana, Andrés Arana y Domingo Mendiguren.

Las zonas de Abando y Deusto fue donde preferentemente se ubicaron los negocios navales. Concretamente, estuvieron operativos los astilleros de Olabeaga, Ripa, La Barraca, el Dique, la Vega, La Salva, San Antonio e Indautxu, en Abando; y las factorías de Unzueta o Garli y Uresandi, en Deusto.

Se dedicaron a la manufactura de veleros, de tipologías y tamaños varios, destinados mayoritariamente al comercio y en menor grado, a la pesca.

· Empresa Diques Secos

Fundada en 1868 por Juan Abaitua, Santiago Arana, Gregorio Pradera, Eduardo Coste y Vildósola, y José Antonio Urigüen, fue en su momento la empresa dotada de las mejores instalaciones y maquinaria de la Ría.

Emplazada aproximadamente en el lugar de las antiguas gradas de Olabeaga, dispuso de dársena, dique, talleres de fundición, talleres de forja y una caldera. Y entre su utillaje había tornos, cepillos, máquinas de hacer tornillos y remaches, taladros, etc.

Orientaron su actividad a las labores y mantenimiento y reparación de buques de hierro, y a la fabricación de máquinas de vapor de hasta 50 caballos de fuerza nominal.

· Astilleros del Nervión

Primer astillero dedicado a la construcción de buques de hierro, su inauguración en 1898 supuso un paso vital en la renovación del sector naval. Promovido por Martínez de las Rivas y Charles M. Palmers, fue técnicamente el más completo de los erigidos hasta entonces.

Su compleja infraestructura, que se extendía en una extensa área, la formaban un astillero completo, dos dársenas, almacenes, dique seco, talleres de ribera, herrerías, fundición, forja, taller de máquinas, laminaciones de acero y oficinas.

Su historia fue breve. Surgió de una concesión estatal para la construcción de 3 acorazados y 3 cañoneros para la Armada española. Esta filiación le resultaría fatídica porque su vida concluyó con la entrega de los acorazados. Superada este trance, unos años después reabrieron sus puertas limitando su actividad a los pedidos civiles.

· Compañía Euskalduna de Construcción y Reparación de Buques, S.A.

Conocida popularmente como Euskalduna, nació en 1900 de la mano de los principales navieros de Bizkaia vinculándose desde sus orígenes a la demanda civil. Aunque concibieron un negocio destinado predominantemente al aviamiento de los buques de las navieras, desde fechas muy tempranas la construcción de navíos fue cobrando gradual importancia hasta constituirse en su principal actividad.

Los terrenos abandonados por los Diques Secos fueron el embrión de este moderno astillero que, a partir de 1914, emprendió una ambiciosa estrategia de ampliación. Llegó a ocupar una extensión de más de 90.000 m2 y contó entre sus haberes con talleres de calderería, forja y fundición, casa de bombas, 2 gradas, 3 diques, almacenes, cuarto de socorro y oficinas.

Pese a que su trayectoria no fue siempre ascendente, sus promotores buscaron fórmulas para sobrevivir en tiempos de crisis, entre las que estuvo la de diversificar su producción a otros ramos productivos.

Vivió los años de máximo esplendor en las décadas de 1950 y 1960, fusionándose en 1969 con La Naval y Astilleros de Cádiz para poder competir en el mercado internacional. Mas, el duro programa de reconversión al que fue sometida en los 80 para su acomodación a la nueva coyuntura del mercado, se saldó con su cierre y posterior desmantelamiento.

· La Sociedad Española de Construcción Naval S.A.

El embrión de La Naval, que nació en 1912 gracias a los terrenos que le cedió Altos Hornos de Vizcaya, estuvo en la sociedad que se creó en Madrid en 1908 para reconstruir la armada de guerra. Fue inaugurada oficialmente en 1916 como Factoría de Sestao.

Aunque no fue el primer astillero moderno del País Vasco, sí es el más grande. Originariamente este gigante de la construcción naval ocupó un terreno de 99.000 m2, posteriormente ampliados hasta rebasar los 290.000 m2. Entre sus instalaciones dispone de 4 gradas, oficinas generales, casa del guarda, almacenes, central eléctrica, talleres varios, sala de jarcias, sala de gálibos, edificio de botes, carpintería de grada y grúas-torre.

Se ha dedicado a la construcción de buques de hierro y acero de hasta 130.000 toneladas así como a la fabricación de motores diesel, calderas, material ferroviario y coches para viajeros en los momentos que optó por diversificar su oferta para aprovechar su potencial productivo.

Desde 1969 La Naval pasó a integrar la sociedad Astilleros Industriales S.A. y, a diferencia de Euskalduna, logró salvarse en la reconversión naval de los años 80.