Concepto

Armas de Avancarga

Uno de los talleres artesanos especializados en esta actividad ("Avancargas Anchu", de Eibar) fabrica doce modelos de armas de avancarga, desde arcabuces con sistema de disparo de mecha del siglo XVI, fusiles de chispa modelo 1828, y de pistón de 1862 y 1880, hasta otros diversos modelos, dedicándose también a la reconstrucción de antiguas armas propiedad de coleccionistas.

Todo el trabajo se realiza habitualmente en pequeñas series de no más de diez unidades, montando y ajustando manualmente todas las piezas que componen el arma.

La caja sobre la que se monta el cañón y el resto de las piezas, se fabrica con madera de nogal siguiendo el modelo original, para lo que se parte de una tabla que se marca y recorta mediante sierra. Tras sujetarla en un tornillo de banco se va rebajando manualmente la madera con cuchilla de desbastar y cepillo, hasta conseguir las formas curvas necesarias para obtener la culata.

La parte delantera de la caja, que soportará el cañón, se obtiene de la misma forma realizándose el hueco curvo en el que se asentará el cañón, en una fresadora. Para conseguirlo se utiliza como plantilla el propio cañón, para terminar ajustándolo con gubia y formón.

Seguidamente se hace el hueco donde se coloca la platina con el mecanismo de disparo, para lo que utilizando la misma platina, se marca su perfil sobre la madera y se realizan todos los rebajes necesarios para que encaje cada uno de los mecanismos, utilizando también la gubia y el formón, así como para obtener el agujero en el que se alojará el gatillo y el resto de las piezas del disparo. La operación final es el pulido manual de toda la superficie de la caja, hasta conseguir el acabado deseado para proceder al charolado o barnizado con objeto de dotar a las culatas de un brillo duradero que las haga más atractivas.

El cañón se obtiene de un tubo de acero y en el caso de que su superficie exterior sea cilíndrica, se tornea a la medida deseada. Otros cañones, de sección exterior octogonal, conocidos como "ochavados" y utilizados con frecuencia en los arcabuces y pistolas de chispa, se obtienen fresando cada una de sus ocho caras exteriores sobre un tubo cilíndrico en una sencilla fresadora universal, para finalmente, pulir manualmente los cañones hasta conseguir una superficie exterior fina y brillante.

Para fabricar la pieza que cierra el cañón por su extremo posterior, para el encaje de la llave, se utiliza la fresadora. Los orificios donde se produce la combustión de la pólvora o por donde entre la chispa, se llevan a cabo en un taladro de columna y finalmente se une al cañón mediante rosca.

Las pequeñas piezas del sistema de disparo se fabrican en un taladro y fresadora, copiando las piezas originales. Otras, como la chimenea o pieza agujereada, que lleva el sistema de percusión a pistón, se fabrican por decoletaje. Los percutores de las armas de chispa y pistón, de geometría compleja, se obtienen por fundición para seguidamente pulir toda su superficie manualmente, para lo que se precisa el concurso de experimentados especialistas.

El muelle real que acciona el percutor, que es una pieza fundamental del arma, se fabrica también artesanalmente, forjándolo en caliente, acabándolo a lima, para posteriormente templarlo y pulirlo, lo que se lleva a cabo por artesanos especializados. Seguidamente se monta la platina y el mecanismo de disparo y se ajustan todas las piezas a lima hasta conseguir su correcto funcionamiento.

A las partes metálicas se les da una pátina negra por pavonado químico. Aunque el color final es aceptado por los compradores, los viejos armeros echan en falta la tonalidad tradicional obtenida por procedimientos de pavonado empíricos, con mezclas de los más diversos productos, guardadas en secreto y ya desaparecidas. Finalmente se procede al montaje manual de todo el conjunto, quedando el arma terminada.

La inversión en medios productivos de un taller de estas características es muy reducida. Sin embargo las piezas de reposición y el curso de fabricación de diversos modelos con un gran número de componentes cada uno, requieren importantes recursos económicos.