El culto a los árboles (dendolatría) ha sido habitual en las zonas boscosas de Europa y especialmente en el País Vasco donde persisten todavía algunas creencias y prácticas rituales relacionadas con la floresta. De ahí, surge la idea del árbol sagrado - también llamado "santo" o "monumental"- como un símbolo político-religioso.
La existencia de árboles sagrados en el Pirineo Occidental guarda relación con la abundancia de bosques y la importancia de éstos en la economía local. El valor místico de estas especies vegetales, que son bienes de uso y consumo -y por tanto, están sujetos a intercambio-, tiene que ver así mismo con el sistema de comunicación tradicional de los pueblos pirenaicos, donde los árboles y los bosques han tenido siempre un status cultural elevado. Dicho de otra forma, los bosques en general y los árboles en particular no son únicamente recursos económicos o bienes de uso cotidiano, sino que resultan también -parafraseando a Levi Strauss- "buenos para pensar". Este es el sentido que podemos dar al conjunto de creencias, rituales, costumbres, objetos y lugares sagrados relacionados con este tema.