Monarchy and Nobility

Sancho Garcés II Abarca (1996 version)

Rey de Pamplona (970-994). Hijo de García II Sánchez y de Andregoto Galíndez; casado con Urraca Fernández, hija de Fernán González, conde de Castilla. Su hermano Ramiro Garcés recibió el reino de Viguera. Don Sancho II Garcés, por sobrenombre "Abarca", es el nuevo monarca que se suma a la lista de reyes pirenaicos. A la muerte de su padre don García, vivía con sus abuelos, su esposa Urraca Fernández y sus hijos García Ramiro y Gonzalo en la provincia aragonesa, en tierras de Jaca. El nuevo rey se dedica durante 971 a recorrer las regiones y lugares más notables de su reino. Una de estas visitas lleva a la regia comitiva al valle de Hecho; es el día festivo de San Pedro, patrono de un monasterio allí edificado en lo más fragoso del valle. San Pedro de Siresa recibe a sus huéspedes al tiempo que se celebra su fiesta patronal. Ahí, sobre el terreno, pues los monarcas de ese tiempo recorrían a pie los términos que donaban para no incurrir en errores se confirma la vieja donación de Jabierregay y tierras hasta el río Aragón y además se le dona, para después de sus días, el pueblo de Jabierre de Martes con todos sus términos. La reina Andregoto Galíndez continuaba residiendo en la villa de Lumbier (Ilunberri), para la que guardaba todas sus predilecciones. De nuevo la comitiva y su séquito se pone en marcha al año siguiente en dirección a la Rioja, tierra codiciada por todos los reyes vascones. El día 10 de diciembre del mismo año se hallaban ya en Santa Eulalia de Arreso. El agraciado ahora era el monasterio de San Millán, al que donan dos villas: Villa Gonzalo (Badarán), junto a Nájera, y Cordobín. El 14 de julio del año siguiente, 972, se les ve todavía embarcados en una nueva correría visitando las regiones devastadas de la Rioja en guerras anteriores y que no se habían repuesto ni en población ni en riqueza a pesar de tantos años de paz. En Zirueña se detuvo la comitiva para visitar a los monjes y a su abad don Sancho, que se habían tomado el trabajo de edificar allí, en despoblado, un nuevo monasterio en honor de San Andrés. Entusiasmado don Sancho Abarca y poseído de gran fervor, determinó donar al naciente monasterio todos los términos de su vecindad yermos y despoblados. Al mismo tiempo, con el fin de enriquecer la comarca, dio fuero de población a cuantos acudieran al llamado y se establecieran en aquellos parajes.