Pintor, dibujante, ilustrador, cartelista, proyectista de dibujos arquitectónicos y de ebanistería, y profesional de las artes aplicadas, nace en Vitoria el 5 de septiembre de 1896. Muere en Vitoria la madrugada del 9 de julio de 1957.
Si algo caracteriza su heterogénea carrera profesional es la innata sensibilidad por el dibujo; sensibilidad que adornó con una desmedida capacidad de trabajo, atendiendo al buen fin de la obra confiada. En este sentido, se reveló el propio artista en más de una ocasión contra esa fama de bohemio que arrastraba, y que algunos paisanos tan alegremente le atribuían sin conocimiento de causa.
Cursó estudios de dibujo, copia de la estampa, de figura y modelo vivo en la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria, en lo alto del Campillo. Completó la instrucción dibujística en la academia privada de Ignacio Díaz Olano. Previsto un viaje a París para ampliar conocimientos, tiene que postergarlo de modo definitivo al estallar la Gran Guerra en 1914. Es entonces, descartado también el foco romano, cuando se acerca a la capital de España no sólo con la intención enriquecer su formación escolástica, sino también para labrarse un porvenir.
Coincidió en aquella aventura madrileña con otros tres jóvenes pintores vitorianos: Ángel Olarte, Ezequiel Carreras y Saturnino Ortiz de Urbina. Sin posibilidades, los cuatro, de ganarse la vida como pintores profesionales, sin embargo López de Uralde encontró un cierto acomodo como delineante en los estudios de los arquitectos Joaquín Otamendi y Secundino Zuazo, entre otros, y en las casas de muebles Santamaría y Alexandre. También estuvo como dibujante-proyectista en la casa de muebles Baquero. Alternó estos cometidos laborales con visitas periódicas al Círculo de Bellas Artes y a la pinacoteca del Prado.