Concept

Joyeros

Actualmente existen escuelas y academias donde se enseña el oficio de joyero, que supone conocer las propiedades de los materiales y las diferentes formas de trabajarlos. Sin embargo, donde realmente se aprende y profundiza en el conocimiento de la profesión, es en su desempeño continuo y durante años del oficio buscando y enfrentándose permanentemente a nuevos diseños, y conociendo y desarrollando las técnicas más apropiadas, en ocasiones muy dispares entre sí.

Sin embargo el aprendizaje de joyero presenta dificultades singulares, pues al ser los materiales utilizados de gran valor, no es fácil que un maestro admita las roturas y errores de los aprendices, lo que le impulsa a no asignarles trabajos de responsabilidad y no delegar en ellos. La afirmación de que "para aprender en joyería hay que romper muchas piedras y eso solo lo aguanta un padre", refleja fielmente lo señalado anteriormente.

En las dos últimas décadas se ha producido una reducción del número de joyeros artesanales en activo, debido sobre todo, a la competencia de la producción industrializada, que ofrece joyas en series cortas, de calidad media, a precios inferiores a los que pueden ofrecer los profesionales tradicionales, que ofertan diseños y elaboraciones únicas y personalizadas que no son suficientemente valorados por el comprador, pero que les obligan a incorporar un alto coste de mano de obra especializada. Incluso los joyeros artesanos en sus diseños tienen en cuenta la posibilidad de incorporar elementos semifabricados industrialmente.

Hacia las décadas de los años sesenta y setenta del siglo XX, existían en activo, en Bilbao, del orden de 20 ó 25 talleres de joyería, alguno de los cuales llegó a ocupar hasta 20 artesanos especializados, no existiendo, actualmente, más de 6 ó 7 talleres, que ocupan cada uno entre 2 y 4 especialistas, pues se ha ido imponiendo una joyería elaborada industrialmente, que se vende en comercios especializados.

Asimismo se constata que actualmente algunos joyeros, ante la competencia de la industria y aprovechando sus conocimientos, han optado por diseñar y realizar los prototipos de sus colecciones y enviarlos a fabricar en pequeñas series a la industria, sobre todo a países asiáticos (por el reducido coste de su mano de obra), manteniendo un pequeño taller y comercializando los productos, a través de comercios o en el suyo propio.

Sin embargo parece que en los últimos años se está produciendo una cierta recuperación de esta actividad y las escuelas de joyería, existentes en Barcelona, Madrid y Vigo, entre otras, han visto crecer el número de sus alumnos. La existente en San Sebastián (Martutene), ha formado dos promociones, estando en camino la tercera, de quince alumnos cada una, de los que varios han establecido su propio taller y/o comercio.