En Euskal Herria, mientras que en los períodos anteriores el arte vasco se desarrolló a la sombra de los principales estilos europeos y siempre con cierto retraso, en el siglo XXI, las manifestaciones artísticas creadas en Euskal Herria están en sintonía con las creadas en el resto del mundo. De hecho, las creaciones artísticas de nuestro territorio difieren en muy poco de las que se realizan en otras latitudes consecuencia, fundamentalmente, del proceso de homogeneización y globalización. La novedad más importante ha sido, además de la desaparición de las fronteras entre las diferentes disciplinas artísticas, la incorporación de nuevas disciplinas determinadas por las nuevas tecnologías. Este rasgo, que también caracteriza al resto de la escena internacional, junto al de la posmodernidad nos obliga a definir este período como plural.
En arquitectura la tendencia posmoderna determinó un nuevo pensamiento que proponía recuperar la historia con el objetivo de contextualizar la disciplina. A continuación, en la década de los ochenta, la nota predominante fue la libertad formal y, aunque volvió a surgir el racionalismo, predominó, sobre todo, un cierto eclecticismo en el que se combinaban tradiciones tan dispares como el funcionalismo, el organicismo, el expresionismo, el historicismo y el regionalismo. A partir de la década de los noventa, la arquitectura ha recuperado el racionalismo del lenguaje moderno a través de una lectura minimalista, sencilla, austera y sobria, y aunque no ha sido este el único estilo en el panorama arquitectónico internacional, es el que mayor éxito y aceptación ha tenido en Euskal Herria. Esta circunstancia nos remite nuevamente a la sensibilidad que mayoritariamente ha predominado en la evolución de la arquitectura vasca, el gusto por las líneas claras, ponderadas y sencillas.
En cuanto a las artes plásticas, a partir de los años setenta, el arte vasco comenzó a recibir noticias directas de los movimientos más importantes que se estaban desarrollando en la escena internacional -pop art, minimalismo, arte conceptual- y aunque todos no influyeron de la misma manera, por lo menos, fueron conocidos y los artistas vascos pudieron elegir el camino que más les seducía. Los Encuentros de Pamplona de 1972, aunque fueron clausurados por el régimen franquista antes de su finalización, jugaron un papel muy importante; en los ellos se pudo contemplar además de exposiciones de prestigiosos artistas del panorama internacional, la situación del arte en Euskal Herria y constatar algunas de las características que aún continúan en el arte vasco: la desaparición de las fronteras entre pintura y escultura, la ausencia de colectivos o asociaciones que agrupen a los artistas vascos, el alejamiento de posiciones respecto a cuestiones como la identidad vasca, el conocimiento exhaustivo de la situación del arte internacional y la aparente ausencia de relaciones con la sociedad. Estas características, aunque no se dan en todos los creadores, han sido las más comunes en el arte vasco de las últimas décadas.
En cuanto tanto a los ejemplos materiales como a los nombres de los arquitectos y los artistas más representativos del período, a partir de ahora es difícil destacar sólo unos pocos nombres por la abundancia de los mismos.