Concept

Guimbarda

Tronpa, Tronpia, Mosugitarra, Mosumusika

Estos instrumentos son conocidos en los cinco continentes y están clasificados como idiófonos flexibles. Poseen una lengüeta sujeta a un soporte que pulsada con los dedos o activada con algún otro sistema la ponen en vibración. Según el origen de la guimbarda su lengüeta puede ser de acero o de algún tipo de caña o bambú. En Europa es denominada principalmente como guimbarda y jew's harp (harpa judía) es el nombre con el que se conoce en muchos lugares del mundo, aunque por lo general en cada lugar recibe una denominación particular: en Galicia trompa y birimbao, en Italia scacciapensiari, en Rusia truba, en Cataluña zanfonya...

Este instrumento que entre nosotros se conoce mayoritariamente como tronpa, y que también recibe los nombres de mosugitarra y mosumusika, ha sido muy utilizado Euskal Herria y a comienzos del siglo XX todavía se podía escuchar la música de los tronpa-joles en pueblos de Gipuzkoa y del Duranguesado en Bizkaia.

El soporte de nuestra guimbarda está fabricado de una pieza de metal a la que se le da la forma de una llave antigua. Este se compone de dos partes: la parte redondeada que sirve de asidero y sus dos puntas dispuestas a la par y en paralelo. Unida al soporte en su parte redondeada está la lengüeta de acero colocada de manera que quede entre las dos puntas paralelas. Tomando la guimbarda con una mano y colocándola entre los labios de manera que la punta quede contra los dientes, se pulsa la lengüeta para que vibre y suene. La cavidad bucal hace de caja de resonancia y modificando el volumen interior de ésta se pueden conseguir diferentes tonos.

El P. Donostia ofrece interesantes datos sobre este instrumento en el trabajo que publicó acerca de los instrumentos populares vascos. Entre estos datos vemos que: Los durangueses eran conocidos como troperrikos, mote que recibían por el hecho de que era conocido que en Durango se hacían y se tocaban las tronpas. Hacia 1890-1895 se vendían estos instrumentos en las tiendas de Durango y hacia 1906-1910 todavía se tocaban, por cierto lo hacían muy bien. A comienzos del siglo XIX se bailaba en la plaza de Hernani una danza conocida como Tronpa dantza. Se le daba este nombre porque la música para la danza era interpretada con tronpas (guimbardas). Aita Barandiaran le comentó que en su juventud conoció este instrumento en Ataun y que se bailaba al son de su música (Donostia, 1983).

Entre la documentación depositada en el Museo San Telmo de Donostia vemos que a principios del siglo XX poseían unas cuantas tronpas procedentes de Gipuzkoa así como abundante información acerca de este instrumento. Todavía conservan una "trompa" adquirida el año 1916 procedente del caserío Artano de Ikaztegieta.

Tanto en la información conservada en el Museo San Telmo, como en la que proporciona Julio Caro Baroja en su libro Los Vascos, encontramos esta curiosa noticia acerca del uso de este instrumento. El siglo XIV el religioso Fray Alonso Mella, perteneciente a una renombrada familia del Duranguesado, organizó un movimiento herético. Los miembros de este grupo tocaban las guimbardas colocados en las esquinas de las calles para llamar a sus reuniones y pasar otros avisos. A cuenta de esa historia cuatrocientos años después seguían haciendo burla a los durangueses, y a estos tampoco les gustaba nada el mote tronperriko que les habían asignado.

Por la información recogida directamente sabemos que la guimbarda se tocaba por las calles, tabernas, sidrerías y cocinas de muchos lugares.

El txistulari de Bedaio Juan Antonio Sarasola (1887-1983) contaba que muchos atardeceres su madre tocaba una pequeña tronpa en la cocina del caserío Zumizketa para que los demás cantaran y danzaran.

Felix Izagirre de Idiazabal (1916-1995) contaba que en los atardeceres del invierno estando su padre reunido junto al hogar con los niños de la familia estos le pedían "¡Padre, toca música!" y éste tocaba la tronpa.

En el caserío Sarobe del Barrio de San Martín de Orio hemos recogido de José Peña Gozategi amplia información acerca de la tronpa y del último interprete que ha tocado por esas tierras. Siendo él un joven acudía periódicamente a su caserío Nicolás Garmendia, hombre corpulento que a modo de mendigo visitaba eso pueblos dedicándose a su vez al contrabando, reparar escopetas, vender pistolas y cosas por el estilo. Solía quedarse y dormir en Sarobe. Durante sus estancias tocaba mucho la tronpa en la cocina, y además lo hacía muy bien, interpretando muchos tipos de cantos y bailes. Tenía una tronpa grande, de color amarillo. "Qué estruendo sacaba!". Cuando acababa la guardaba en un estuche o cajita de corcho.

El dulzainero de Antzuola Benito Lamariano Agirre (1909-2000) conoció en su niñez como un mendigo recorría casa por casa las calles del pueblo tocando la tronpia.