Lexicon

GITANO

Endurecimiento de las penas en el siglo XVI. Si, a su aparición, fueron recibidos con órdenes de expulsión y azote en caso de no adscribirse a un techo fijo, durante el siglo XVI las penas van a ser más duras llegando hasta la esclavitud, los trabajos forzados en galeras, la prohibición de efectuar ventas y la marca con hierro ardiente. De esta forma, Carlos V completa la Pragmática de los RRCC estipulando (1528) que si algunos fueran aprehendidos por tercera vez "sean cautivos por toda su vida de los que los tomasen", añadiendo (1537) la pena de galeras para aquellos gitanos varones comprendidos entre los 20-50 años. En su adopción por Guipúzcoa (10 de junio de 1539) a solicitud de Segura, vemos que se les llama egipcianos é de Egipto y que la condena es de 6 años al remo mientras que para los menores de 20 años y más de 50 se indica que "sean egecutadas y egecuten las penas en las leyes y é prematicas destos Reinos contenidas". Por estas fechas, sin embargo, en el resto de la tierra vasca perdura sólo la pena de expulsión y azotes combinada con una cierta tolerancia de hecho que les permite ser tratantes de ganado, caldereros y artistas como aquéllos que distrajeron a los asistentes a la boda de Felipe II e Isabel de Valois en tierras laburdinas (1560). También sirven, los varones, en las milicias reales y señoriales, según consta en numerosos testimonios como el pleito ganado por Carlos de Bustamante, en 1573, al habérsele denegado su avecindación en Navarra tras servir al rey en la guerra contra los moriscos, y los veremos, asimismo, tomando parte en las guerras religiosas del país vasco norpirenaico. Incluso ocurre, como en las Cortes de Navarra de 1569, que se exceptúe de condenas a los pobres de necesidad e impedidos. Pero las quejas de las localidades más afectadas por los hurtos y depredaciones que se atribuyen a los gitanos -en especial en la merindad de Tudela donde circulan más de 400 grandes "camaradas" de ellos- presionarán de tal forma sobre los poderes locales que a éstos no va a caberles más posibilidad que endurecer y acrecentar el peso de la justicia, estableciendo penas para las autoridades que no apliquen las reglamentaciones (Cortes de 1572), ordenando se marque en la espalda a los ladrones después de ser azotados (Consejo Real de Navarra, 1584) o permitiendo, "à toutes sortes de personnes de s'en saisir comme en crime de flagrant délit" (Reglamento de Laburdi, acuerdo de los Estados de la Baja Navarra, 1592). Los Cuadernos de Quejas de las Cortes insisten en que no se dé, por parte de los virreyes, licencia alguna de residencia e, incluso, se organizan batidas de vecinos como la que puso en fuga (1590) a una partida de unos 50 gitanos refugiada en un pajar de la Oliva (Nav.), partida a la que se atribuían todos los robos de la vecindad, o la que atrapó al Conde de los gitanos del Baztán, Juan de Iturbide alias "Ustarits", con dos compinches más, tras el desvalijamiento cometido en Sumbilla la noche del 5 de mayo de 1597.