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GANADERÍA (LA HISTORIA DE LA ACTIVIDAD GANADERA)

El ganado vacuno. El ganado vacuno tradicional era muy escaso en todas las explotaciones, como el resto del ganado mayor, mientras que su importancia económica era muy grande. La res era utilizada como fuerza de tracción en el medio oceánico, mientras que tal tarea era encomendada a caballos y mulos en el mediterráneo. Asimismo se aprovechaba la leche y una vez que el animal era ya viejo era sacrificado. Por otra parte la vaca producía el único abono necesario para evitar el agotamiento de las tierras. El mantenimiento de esta especie ganadera se realizaba normalmente en régimen de semiestabulación. Durante la buena estación las cabezas de vacuno (dos o tres por caserío) pastaban libremente en el común o en las praderas del caserío. En invierno las reses se recogían dentro de la casa donde eran mantenidas a base de hierbas, nabos y piensos de baja calidad, aunque esta dieta era siempre la mejor respecto a la proporcionada al resto de los animales del caserío. Tampoco era raro anteriormente el sistema montaraz, es decir, dejar pastar libremente a las reses durante todo el año. Esta ganadería vacuna extensiva se encontraba precisada de una especie recia, resistente a unas condiciones de vida mediocres y con fuerza para servir como animal de tracción. Primero apareció en el país la betizu, vaca de reducido tamaño y color rojizo. Pero en seguida se generalizó el empleo de la raza pirenaica, oriunda del Pirineo navarro y conocida como "blonde dés Pyrennees" en las tres provincias del norte. De gran reciedumbre, poco exigente en el capítulo alimenticio, se adaptó fácilmente al clima húmedo de Guipúzcoa, Vizcaya y a ambos lados de la muga pirenaica. Su carne es de excelente calidad y su producción lechera media de 1.000 litros por cabeza y año.