Concept

Ezpata-dantza de Leiza

Esta curiosa historia de la ezpata-dantza de Leiza demuestra con claridad que el valor que se otorga a un producto no reside en su origen, sino en su adecuación a una situación social. Y esa adecuación lleva implícita obligatoriamente unos cambios. La relación que por ejemplo tuvo la ezpata-dantza con el PNV está completamente olvidad en Leiza, y no tienen nada que ver con las encendidas ovaciones que reciben los dantzaris el día de San Tiburcio en una plaza llena a rebosar. Si el momento en que la ikurriña ondea sobre los dantzaris puede ser conmovedor para una abertzale, lo que ocurre en el momento de la Txakarrankua, en el que los dantzaris elevan sobre sus cabezas a un compañero, sin tener esas connotaciones, es tan exitoso o más que aquel otro. Para los leitzarras su ezpata-dantza es una seña de identidad, patrimonio vivo. Ellos han adaptado la danza a su manera, y por ello no se puede negar que a día de hoy sea su baile, a pesar de que su origen foráneo en esta ocasión sea incluso conocido.