Concept

Dios

El dios de los cristianos que conocen los vascos es originario del dios bíblico de la tradición semítica, pero es en realidad la resultante del sincretismo de aquel con la tradición religiosa indoeuropea romana. Ambos tienen una importante base común que les permite encajar en la misma definición, pero a continuación, muchos aspectos del dios cristiano y de su religión, se deben a la herencia puramente indoeuropea romana.

Dentro de la base común podemos destacar el afán de intervenir en los asuntos de los humanos, tanto para establecer relaciones de dominación sobre ellos, como para ayudar a que se establezcan tales relaciones de unos humanos sobre otros. Hacemos una entresaca de los numerosos textos en los que se pueden observar estas características:

"Y vió Jehová que la malicia de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y arrepintióse Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y pesóle en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré los hombres que he criado de sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo: porque me arrepiento de haberlos hecho". (Génesis, 6:5-7).

"Así ha dicho Jehová: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, que bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo. 9 Mas sacaré simiente de Jacob, y de Judá heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y mis siervos habitarán allí. 10 Y será Sarón para habitación de ovejas, y el valle de Achôr para majada de vacas, á mi pueblo que me buscó. 11Empero vosotros los que dejáis á Jehová, que olvidáis el monte de mi santidad, que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis libaciones para el Destino; 12 Yo también os destinaré al cuchillo, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero: por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oisteis; sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que á mí desagrada. 13 Por tanto así dijo el Señor Jehová: He aquí que mis siervos comerán, y vosotros tendréis hambre; he aquí que mis siervos beberán, y vosotros tendréis sed; he aquí que mis siervos se alegrarán, y vosotros seréis avergonzados; 14 He aquí que mis siervos cantarán por júbilo del corazón, y vosotros clamaréis por el dolor del corazón, y por el quebrantamiento de espíritu aullaréis". (Isaías, 65:8-14).

"1 No haréis para vosotros ídolos, ni escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros á ella: porque yo soy Jehová vuestro Dios. 2 Guardad mis sábados, y tened en reverencia mi santuario: Yo Jehová. 3 Si anduviereis en mis decretos, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra; 4 Yo daré vuestra lluvia en su tiempo, cy la tierra rendirá sus producciones, y el árbol del campo dará su fruto; 5 Y la trilla os alcanzará á la vendimia, y la vendimia alcanzará á la sementera, y comeréis vuestro pan en hartura y habitaréis seguros en vuestra tierra: 6 Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante: y haré quitar las malas bestias de vuestra tierra, y no pasará por vuestro país la espada: 7 Y perseguiréis á vuestros enemigos, y caerán á cuchillo delante de vosotros: 8 Y cinco de vosotros perseguirán á ciento, y ciento de vosotros perseguirán á diez mil, y vuestros enemigos caerán á cuchillo delante de vosotros. 9 Porque yo me volveré á vosotros, y os haré crecer, y os multiplicaré, y afirmaré mi pacto con vosotros: 10 Y comeréis lo añejo de mucho tiempo, y sacareis fuera lo añejo á causa de lo nuevo: 11 Y pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os abominará: 12 Y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo. 13 Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus siervos; y rompí las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar el rostro alto. 14 Empero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos, 15 Y si abominareis mis decretos, y vuestra alma menospreciare mis derechos, no ejecutando todos mis mandamientos, é invalidando mi pacto; 16 Yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma: y sembraréis en balde vuestra simiente, porque vuestros enemigos la comerán: 17 Y pondré mi ira sobre vosotros, y seréis heridos delante de vuestros enemigos; y los que os aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os persiga. 18 Y si aun con estas cosas no me oyereis, yo tornaré á castigaros siete veces más por vuestros pecados. 19 Y quebrantaré la soberbia de vuestra fortaleza, y tornaré vuestro cielo como hierro, y vuestra tierra como metal: 20 Y vuestra fuerza se consumirá en vano; que vuestra tierra no dará su esquilmo, y los árboles de la tierra no darán su fruto. 21 Y si anduviereis conmigo en oposición, y no me quisiereis oír, yo añadiré sobre vosotros siete veces más plagas según vuestros pecados. 22 Enviaré también contra vosotros bestias fieras que os arrebaten los hijos, y destruyan vuestros animales, y os apoquen, y vuestros caminos sean desiertos. 23 Y si con estas cosas no fuereis corregidos, sino que anduviereis conmigo en oposición, 24 Yo también procederé con vosotros, en oposición y os heriré aún siete veces por vuestros pecados: 25 Y traeré sobre vosotros espada vengadora, en vindicación del pacto; y os recogeréis á vuestras ciudades; mas yo enviaré pestilencia entre vosotros, y seréis entregados en mano del enemigo. 26 Cuando yo os quebrantare el arrimo del pan, cocerán diez mujeres vuestro pan en un horno, y os devolverán vuestro pan por peso; y comeréis, y no os hartaréis. 27Y si con esto no me oyereis, mas procediereis conmigo en oposición, 28 Yo procederé con vosotros en contra y con ira, y os catigaré aún siete veces por vuestros pecados. 29 Y comeréis las carnes de vuestros hijos, y comeréis las carnes de vuestras hijas". (Levítico, 26: 1-29).

"Cuando te acercares á una ciudad para combatirla, le intimarás la paz. 11 Y será que, si te respondiere, Paz, y te abriere, todo el pueblo que en ella fuere hallado te serán tributarios, y te servirán. 12 Mas si no hiciere paz contigo, y emprendiere contigo guerra, y la cercares, 13 Luego que Jehová tu Dios la entregare en tu mano, herirás á todo varón suyo á filo de espada. 14 Solamente las mujeres y los niños, y los animales, y todo lo que hubiere en la ciudad, todos sus despojos, tomarás para ti: y comerás del despojo de tus enemigos, los cuales Jehová tu Dios te entregó. 15 Así harás á todas la ciudades que estuvieren muy lejos de ti, que no fueren de las ciudades de estas gentes. 16Empero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida; 17 Antes del todo los destruirás: al Hetheo, y al Amorrheo, y al Cananeo, y al Pherezeo, y al Heveo, y al Jebuseo; como Jehová tu Dios te ha mandado". (Deuteronomio, 20:10-17).

"Es sabido que los dioses presidieron el nacimiento de Roma y que no habría de faltarle por ello la fuerza. Por tanto, los otros no deberían negarse a mezclar su sangre y su raza con ellos". (Ab Urbe Condita I,9).

(Abatido el bravo comandante de la tropa romana) "... su armada emprende la huida con el ánimo encogido y en desbandada. En aquella estampida (los sabinos) empujaron a los fugitivos hasta la vieja puerta del Palatino y entonces Rómulo alzó sus armas al Cielo y clamó: "Júpiter!, fiado de tus promesas he puesto aquí en el Palatino las bases de Roma. El fuerte tomado a traición está ya en manos de los sabinos, que salen del mismo y cruzan el valle hacia nosotros. Tú que eres padre de dioses y hombres, aleja de aquí a nuestros enemigos! Haz desaparecer el miedo de los romanos y detén su vergonzosa desbandada! Oh gran Jupiter Stator! (Júpiter que detiene la huída), juro que aquí mismo edificaré un templo en tu honor para que en el futuro conozcan cómo tu ayuda protectora salvó a Roma". Nada más acabar su oración sintió que esta sería escuchada: "Ahora romanos,- exclamó-, Júpiter el Grande y Bueno os ordena que os detengáis y que volváis al combate!" Los romanos se detuvieron como obedeciendo a una orden divina, y con Rómulo a la cabeza ...

(...)El joven y valiente Rómulo acudió a su encuentro con otros guerreros. Luchaba a caballo, por lo que aún fue más fácil hacerle retroceder. Los romanos le hicieron retroceder. Los demás romanos, enardecidos por el valor de su rey, destruyeron a los sabinos ..." (Ab Urbe Condita I,11).

Así como subyugar a los humanos y hacer que éstos extiendan el modelo de dominación sobre los otros humanos es una característica compartida, la residencia celestial y el toque politeísta del dios cristiano que conocen los vascos son sin embargo de origen más puramente indoeuropeo. En efecto, aunque Yahvé no reside obviamente en la tierra, las fuentes bíblicas lo representan con una ubicuidad más indeterminada que la que presentan los dioses indoeuropeos, cuya residencia se halla clara y explícitamente en el cielo. Yahvé abre el cielo para que caiga el agua del diluvio o la lluvia de fuego sobre Sodoma y Gomorra, "desciende" para observar los progresos de la Torre de Babel, su voz suena en lo alto cuando se dirige a Moisés, pero permanece siempre en un plano más abstracto. El dios supremo indoeuropeo, cuyo propio nombre procede de una raíz que significa "bóveda celeste" o "luz celeste diurna", tiene una vinculación celestial más específica, una morada celestial que se describe con detalle en todas sus variantes mitológicas, cosa que no sucede en la Biblia, por lo que las representaciones de la "corte celestial" están más basadas en concepciones indoeuropeas que semíticas. Esta "corte celestial" nos remite además a la oposición monoteísmo/politeísmo. En efecto, Yahvé es un dios único y solitario que no admite más compañía que la de los ángeles, que son simplemente seres que le sirven. Sin embargo, Júpiter y las otras versiones del dios supremo indoeuropeo son la cúspide de un grupo familiar y social, de una estructura politeísta. De Júpiter sabemos por ejemplo que era hijo de Saturno y de Ops, esposo de Juno, - que además era su hermana-, y padre de Minerva. De la confluencia de ambos modelos sale el dios cristiano que al contrario que el Yahvé original sí que se va a rodear de cierta compañía familiar: ya no será Dios a secas sino Dios-Padre, a imitación de Júpiter (originado en el antiguo indoeuropeo *Dyeu-patter= Dios-padre) en compañía de Dios-Hijo, del Espíritu Santo y de la Virgen María, virgen y madre, también ascendida a los cielos.