Dance

Danzas de Valcarlos

La fiesta más característica del folclore luzaidarra es la fiesta de los Bolantes, Bolant-eguna. Una fiesta trasladada por problemas de participación desde el periodo de Carnaval hasta el domingo de Resurrección y que en un tiempo se llamó Axeri-besta. Llegado el día, la comparsa asistía a misa de siete y visitaba los barrios vecinos de Arnegi y Pekotxeta, para regresar a mediodía a Luzaide, donde mostraban su repertorio de danzas. Por la tarde, ofrecían una nueva exhibición que finalizaba con la parodia Axe ta tupina.

En la actualidad, en el domingo de Resurrección y tras el almuerzo el cortejo baila Muxikoak en casa Karrikaburu y Makillari y un par de danzas en la carretera. Se desplazan en coche a Arnegi para ofrecer Martxa y dos jautziak y tras visitar Pekotxeta regresan a la plaza de Santiago de Luzaide donde tiene lugar la actuación principal que dura cerca de hora y media y que incluye bolant-jantza, los iautziak conocidos como Muxikoak, Hegi, Ostalerrak y Marianak, y las coreografías Euskaldunak y Sorginak.



La comparsa luzaidarra integra los mismos personajes que las de sus vecinas bajonavarras, a saber: los Zaldikoak o zaldunak, dos o cuatro jinetes que encabezan el cortejo y se aproximan a los caseríos más alejados para recoger los presentes de la cuestación; el Cabalier y la Cabaliersa, también a caballo, en funciones de capitán con su esposa; el Makilari, recuerdo del tambor mayor -pueden ser varios-, que baila haciendo girar la makila con acrobática destreza; los Zapurrak, una suerte de zapadores de olvidados ejércitos; los Zigantiak, sencillos gigantes con figura femenina; los mozos que representan Axe ta tupina -singular parodia del zorro y la marmita no exenta de violencia ritual-; los banderariak, que portan la bandera de la juventud de Luzaide y la ikurriña; los Gorriak, bolseros responsables de la recaudación; los Basa-anyereak, dos o cuatro muchachos jóvenes vestidos de señoritas que esconden su cara tras un velo; los Bolantak, lo más selecto y nutrido de la comparsa. Se recuerdan personajes ya desaparecidos como el koblari o bertsolari o las estrafalarias maskak. No faltan, por descontado, los músicos en forma de conjunto instrumental de viento metal, acordeones y percusión. El conjunto supera el medio centenar de personas. Hasta la década de los años setenta del siglo XX estuvo integrado exclusivamente por varones. A partir de entonces se incorporaron las chicas o neskatoak que desfilan junto a los Bolantak, pero su intervención no alcanza a los bailes masculinos. La elección de los personajes y el reparto de papeles solía tener lugar después del día de Reyes.

La indumentaria del conjunto presenta prácticamente todas las variantes del carnaval rural: animales, hombres travestidos, esperpentos, oficios... En sí misma es una colorista sinfonía de guerreras rojas galoneadas, inmaculados pantalones blancos, botas de montar, brandeburgos, morriones, chacós, mandiles de cuero, espejos, boinas rojas, hachas y bandas terciadas, espadas de madera, faldas de seda, cintas de color y enjoyadas camisas en oro.