San Sebastián, 1963.
Nació en San Sebastián en 1963 y cursó estudios de Magisterio y Filología. Ha trabajado de editor en la editorial Erein y, principalmente, en Alberdania, que fundó junto con Jorge Giménez. Aun sin ser un escritor prolífico, Mujika Iraola ha concitado el favor de la crítica. Tres son los libros más significativos en su trayectoria: 1987ko Azukrea belazeetan de 1987, Hautsaren kronika de 1994 y Gerezi denbora de 1999.
Mujika Iraola, como filólogo, conoce profundamente la tradición literaria vasca: él se ha encargado de la edición y puesta al día de varios clásicos euskaldunes. Por ejemplo, para la colección Euskal Klasikoak de la Asociación de Editores Vascos, dispuso la edición de Euskal naparren joaera edo emigrazioa (1988), obra de Martzelino Soroa y de San Benoaten bizitzea (1996) de Joannateguy. Aparte, la editorial Alberdania hizo un esfuerzo por reparar menos en el aspecto filológico que en literario y tratar de hacerlos clásicos más atractivos para el lector actual, por medio de la colección Klasikoak Alberdanian. La colección ofrecía en euskera estándar unificado una selección de textos e historias de cada libro: Ez direlako aketsak (1995) de Juan Inazio Iztueta, Arpoi baten eran (1996) de Juan Bautista Agirre y Sugearen errautsa (1998) de Juan de Tartas. Anteriormente, había llevado a cabo la misma empresa al trasladar a euskara estándar Mendekoste gereziak (Erein, 1991) de Jean Etxepare. Denbora bateko zinema paperak (Alberdania, 2006) de Koldo Mitxelena y Pio Barojaren Donostia (Alberdania, 2006) son otras de las ediciones que ha realizado Mujika Iraola. En los últimos años se ha encargado de la edición de algunas de las traducciones históricas que publica la colección Itzultzaile aintzindariak, puesta en marcha por EIZIE (la asociación de traductores, correctores e intérpretes vascos): se ha ocupado de las ediciones de Eguarri abestia de Dickenss, traducida por Luzearre, Wilhelm Tell de Schiller, traducida por Iñaki Goenaga y de la traducción anónima de Garailea de Peter B. Kyne.
Mujika Iraola también ha ejercido de traductor. Por ejemplo, tradujo al castellano los poemas de Mikel Lasa y de Joan Mari Lekuona, y al euskera los de Javier Aguirre, para la colección bilingüe Poesía Vasca Hoy - Gaur Egungo Euskal Poesia, publicada por la UPV/EHU. También ha traducido la tragedia Salomé de Oscar Wilde (Baroja, 1987) y la novela Marie ttikia (Elkar, 1990) de Sylvain Saulnie. En los últimos años, ha traducido principalmente álbumes y narraciones de literatura infantil para la editorial Alberdania.
Mujika Iraola también ha trabajado como guionista, por ejemplo, en el programa cultural Berbaguren de ETB o para las teleseries Goenkale y Benta Berri. El guión de la película de animación Karramarro uhartea (2000) también es obra suya en colaboración con Joxean Muñoz. A raíz de dicha película, ambos escritores completaron una serie de libros con el mismo título: seis libros infantiles ilustrados por José Ángel Lopetegi (Ttarttalo, 2001-2002). También trabajó en la enciclopedia Lur entre 1991 y 1993.
El libro de relatos Azukrea belazeetan (Erein), aparecido en 1987, es la obra de Inazio Mujika Iraola más alabada. En las historias de la literatura vasca se considera como una obra que, junto con Obabakoak (1988) de Bernardo Atxaga y Narrazioak (1983) de Joseba Sarrionandia, tuvo mucho que ver en la transformación de la literatura de la década de 1980, y no solamente en lo referente a género de los cuentos.
Los cuentos del libro se sitúan en el barrio Urkizu de la zona de Tolosa, en la segunda mitad del siglo XX. De esta manera, Mujika Iraola crea un emplazamiento especial: confeccionando geografías que le convienen a su literatura a partir de un espacio real. Un referente claro sería Comala de Rulfo; pues, como en ésta, el entorno en que sucede Azukrea belazeetan es un espacio que da cabida a la fantasía y a los mitos. Aunque parte de un contexto real, en sus relatos Mujika Iraola tiende al realismo mágico, al estilo de Rulfo o Faulkner (Aldekoa, 2004). Dos elementos, entre otro, otorgan unidad a los cuentos del volumen: por una parte, los cerezos que aparecen recurrentemente y forman una especie de epicentro espacial; y, por otra parte, viento terral, presente desde el primer cuento.
Los acontecimientos que suceden en el barrio son en la mayoría de los relatos extraños, violentos, inexplicables para los personajes y los narradores: virulentas muertes sorprendentes, la guerra, el incesto, el suicidio... Los personajes de las historias rompen las reglas de la sociedad rural y dejan a sus habitantes sin explicación posible. Jon Kortazar (Kortazar, 2006) afirma que muchos de los cuentos proponen relecturas de algunos mitos universales: el de Caín y Abel, el del mal absoluto sin causa, el de dos amigos que luchan por una misma mujer... Efectivamente, muchas de las narraciones alcanzan un sentido mítico, más allá de la ficción. El cerezo marca el tiempo mítico, que trasciende el tiempo histórico. Por otra parte, los narradores elegidos por el autor coadyuvan en la creación de un espacio mítico; a menudo son niños quienes narran, o adultos que recuerdan sucesos de su infancia; otras veces, criados; esos puntos de vista ayudan al autor a eludir ciertos puntos y entrar en un mundo de mito y fantasía. Muchos de los narradores aún no han llegado a la edad adulta; con lo que el lector va descubriendo junto con ellos los secretos de la vida (el sexo, la muerte, el odio, el amor...).
Linkon, una historia que, temática y formalmente, podría haber tenido cabida en este volumen de relatos, se publicó por separado cuatro años más tarde, en una colección editorial dirigida a jóvenes (Erein, 1991). La protagoniza un joven fantasioso que mezcla la realidad y su deseo, a través de cuyos ojos vemos la llegada al barrio de un nuevo acordeonista y los cambios que trae consigo, como la electricidad o la máquina de escribir.
En los años posteriores, Mujika Iraola publicó cuentos sueltos, ganadores de diversos certámenes. En 1990 obtuvo el premio Ignacio Aldecoa con Tu quoque. Joanen Ebangelio gainean (Diputación Foral de Álava, 1991) y en 1992 el premio Ciudad de Irún con Itoak ur azalera bezala (Kutxa Fundazioa, 1993). En este último el autor trata sobre la Segunda Guerra Mundial, desde la perspectiva de un protagonista que va siendo consciente poco a poco de la tragedia en que ha vivido. La guerra que de modo indirecto se hallaba presente en su primer libro aparece más explícitamente en sus trabajos posteriores.
El segundo libro importante del autor también fue un volumen de relatos, que, aunque se publicó, como Linkon, en una colección juvenil, puede considerarse literatura para adultos: Hautsaren kronika (Alberdania, 1994). En la base del libro están los cuentos publicados durante años anteriores en el suplemento Zabalik de El Diario Vasco. Este libro le hizo acreedor a Mujika Iraola del Premio de la Crítica. A diferencia de su primer libro, aquí el autor trama historias, personajes y lugares con poco que ver entre sí. Con todo, el marco general de los relatos le confiere unidad: un periodista retirado es quien recopila las historias oídas aquí y allí. Así, Mujika Iraola reúne leyendas situadas en lugares reales (Galicia, Portugal, París, San Sebastián...) y en lugares imaginarios, protagonizadas por personajes ficticios así como por personajes históricos (Mata Hari, Lizardi, Picaud...).
El siguiente libro de Mujika Iraola consistió en un pequeño volumen compuesto por tres narraciones, que se publicó en 1995 en la colección Milabidai, puesta en marcha por la editorial Erein para libros de formato pequeño. El autor en los tres cuentos nos transporta al final del franquismo y nos muestra cómo afectan las situaciones dramáticas de la época en las vidas de personajes corrientes. Mujika Iraola volvió a optar por la perspectiva del niño o del anciano, esto es, de una voz marginal en influencia social; según afirma Javi Rojo, dicha perspectiva nos muestra las cosas desde una óptica distorsionada. (Rojo, 1996).
Tras publicar en 1997 Urgulleko arima herratua por encargo del Ayuntamiento de San Sebastián, vio la luz la primera novela de Mujika Iraola, en 1999: Gerezi denbora (Alberdania). Una historia que nos sumerge de lleno en laGuerra Civil, y que se centra en dos sucesos históricos. Cuenta con dos protagonistas antagónicos: un militante anarquista de la CNT, que de joven fue fraile, y un sacerdote nacionalista antiguo amigo suyo; el segundo pedirá al anarquista que le ayude a liberar al obispo de Valladolid, apresado por los anarquistas. Mujika Iraola construye un relato vivo, breve y rápido; es quizás por eso que el autor lo considere más un cuento largo que una novela. El libro trata de encomiar las utopías y los sueños y de analizar las dudas y conflictos interiores de los personajes.
La última narración que hasta la fecha ha publicado Mujika Iraola también está situada en esta misma época: Sagarrak Euzkadin. Apareció en una edición bilingüe, en la que Gerardo Markuleta se encargó de la traducción al castellano. (Alberdania-Eusko Jaurlaritza). Para armar su relato, el autor se basó en testimonios y archivos fotográficos de la época. El libro narra una historia de amistad en tiempos atroces: entre un periodista inglés y un gudari. Una vez que los dirigentes del Gobierno Vasco dejan Bilbao, cuando las tropas fascistas entran en ella, el gudari le hace jurar al periodista inglés que, cuando acabe la guerra, regresará al País Vasco, para dar testimonio ante el mundo de lo sucedido. La historia de Sagarrak Euzkadin comienza cuando diez años más tarde vuelve el periodista.
Gerezi denbora se ha publicado también en castellano (Tiempo de cerezas, Alberdania, 2006), así como el primer libro del autor, varios años después de aparecer en euskera (Azúcar en los prados, Atenea, 2006). Asimismo, el relato Itoak ur azalera bezala ha sido incluido en la antología Mende berrirako ipuinak (Erein, 2005), preparada porMari Jose Olaziregi, que, a su vez, ha sido traducida al inglés, al castellano, al italiano y al ruso.
A pesar de que Inazio Mujika Iraola nunca ha publicado libros de poesía, sí que ha escrito algún poema, que se han dado a conocer en revistas literarias (Literatur Gazeta, Plazara). En cualquier caso, la poesía de Mujika Iraola, así como los textos suyos que ha musicado Jabier Muguruza, se hallan cercanos a la narrativa.